Paul Poiret: el rey de la moda

Paul Poiret: el rey de la moda


Los primeros 20 años del siglo XX

A lo largo de las dos primeras décadas del siglo XX, el modisto francés Paul Poiret dominó la escena de la moda europea.

Durante los 26 años que dirigió la casa parisina –de 1903 a 1929–, se le consideró nada menos que “El Rey de la Moda” gracias en parte a una personalidad tan insigne como sus elegantes trajes drapeados.

Paul Poiret

 

A pesar de sus pioneras innovaciones, su lugar en la moda del siglo XX a menudo se ha visto eclipsado por el brillo de sus contemporáneos, entre ellos Coco ChanelElsa Schiaparelli y Madeleine Vionnet.

Rompía con lo convencional

 

El enfoque con que Poiret abordó la moda rompía del todo con las tradiciones.

Sus diseños, ricos en referencias a estilos más allá de Occidente –como kimonos, caftanes y túnicas que se plegaban suavemente sobre el cuerpo, sin corsé alguno–, resultaban altamente revolucionarios para una clientela mayoritariamente occidental.

A ellas les enseñó la camisola, los bombachos y la falda de tubo, prenda estrecha que impedía dar el paso completo a sus portadoras. También se rindió a los materiales más lujosos y así adornaba sus diseños con pieles, bordados, plumas y coloridos motivos.

Innovador en la gestión

Poiret trasladó ese rechazo a las convenciones de su época a su puntera gestión del negocio.

Supo sacar el máximo jugo al poder de su nombre como marca convirtiéndose en el primer modisto en lanzar una línea comercial de perfumes en 1911.

Asimismo, abrió una tienda de diseño de interiores llamada Atelier Martine, demostrando además con ello un entendimiento muy precoz del poder de las colaboraciones, ya que trabajó con artistas como Paul IribeGeorge BarbierGeorges Lepape y Raoul Dufy.

Ante todo, Poiret tenía el don de saber promocionarse, y a través de suntuosas veladas festejaba los lanzamientos de sus nuevos productos o prendas.

Paul Poiret, diseñador

Como persona vivió 65 años, ya que nació en París en Abril de 1879 y también en esta ciudad muere en abril de 1944. Pero como diseñador sigue viviendo y aún perdurará su legado los años venideros.

 

El Metropolitan de Nueva York le bautiza “King of Fashion”

La exposición en el Metropolitan de Nueva York

Las tres invitadas a la gala que llevaron prendas originales de Paul Poiret. De izquierda a derecha: Meredith Melling Burke, estilista de la edición estadounidense de la revista Vogue, la doctora y sociality Lisa Airan y Alexis Bryan, editora de Vanity Fair.

 

King of Fashion (Rey de la moda), así decidió el Metropolitan de Nueva York denominar a la exposición dedicada en 2007 al maestro de la moda Paul Poiret.

Curiosamente ese también fue el título que utilizó el diseñador francés para sus memorias publicadas en 1930. Digamos que motivos para reinar no le faltaban.

Aprender un oficio

El modelo de la izq. De 1910 y el de la derecha de 1922

 

Paul Poiret nace en París en 1879 en el seno de una familia humilde. Su padre, un comerciante de telas, le envió a aprender un oficio a un taller de paraguas.

Allí aprendió la técnica y dio sus primeros pasos en el diseño cogiendo retales de tela y diseñando trajes para las muñecas de su hermana.

Su carisma y talento le llevaron a introducirse en los círculos más exclusivos de la Belle Époque parisina y a trabajar, al principio como asistente y después como jefe del departamento de sastrería, para Jacques Doucet.

La casa Poiret de Paris

 

Poiret y la liberación de la mujer
Con sus diseños contribuyó a la liberación de la mujer y a crear la estética que marcaría todo el siglo XX. Alérgico a la uniformidad de la época, pensaba que los “verdaderos elegantes” son aquellos que “inventan modas, los que las crean, no los que las siguen”.

Auténtico precursor en esto de la orientalización, creó una línea de cosmética, Rosine, y una de artículos para el hogar, Martine, con los nombres de sus dos hijas y fue el primer creador europeo en percibir la amplitud del mercado norteamericano y en cruzar el charco para hacer negocios en USA.

El fin de la I Guerra Mundial, a la que logró sobrevivir y en la que sirvió como sastre en el Ejército, supuso una nueva forma, más industrial, de concebir la moda.

Amante de la ornamentación y de la artesanía, se negó a seguir el juego y acabó cerrando su casa de Costura.

Murió arruinado y olvidado. Paradojas del destino, como quedó escrito en el catálogo de la muestra del Met dedicada a su figura, es irónico que Poiret rechazara el Modernismo, porque sus innovaciones técnicas y comerciales fueron fundamentales para su surgimiento y desarrollo.

En 1930 escribe sus memorias y pasa sus últimos años dedicado a la pintura. Muere en París en 1944.

De esa manera “Rey de la moda” tituló sus memorias Paul Poiret publicadas en 1930 y así se podría denominar, con permiso de Charles Worth, considerado el primer diseñador en sentido estricto de la palabra.

Poiret fue el primer diseñador que sentó las bases de la moda tal y como las conocemos hoy. Apodado “el magnífico”, sus trajes fluidos, basados en la indumentaria oriental, posibilitaron  la liberación del corsé a unas pocas privilegiadas.

Un precursor de la “marca personal”

Su atrevimiento llegó hasta el punto de vestir a la mujer con falda pantalón. Podemos considerarle un adelantado a su tiempo en lo que se refiere a la “marca personal”, concepto tan en boga en la actualidad.

Fue un hábil gestor de su propia fama, siendo el primer diseñador en crear perfumes asociados a su marca (Parfumes de Rosine) y llegando incluso a comercializar una línea de decoración.

El primer perfume creado por Paul Poiret

 

Definitivamente fue el primer modisto en concebir su trabajo como idea de marca más que como negocio. En palabras del propio Poiret: “Se me ocurrió cuando estaba en el campo, y duermo sobre la hierba, y huelo el verdor, el follaje que me rodea, ¿por qué es que la gente siempre hace perfumes de flores? … ¿Por qué no de estas cosas también? Seguramente son tan conmovedoras como emocionantes… estos aromas de la tierra húmeda, y las hojas, los pinos, las marismas, como las de las flores… más aún para algunos de nosotros. Así que hago un perfume de la hierba … Ya sabes lo fragante que es cuando lo aplastas en tus manos … Y del boj … Y de la hiedra … Y Del musgo … He hecho un perfume, incluso a partir de las plantas que crecen en las profundidades del mar.”

Tras la primera guerra mundial, las clases pudientes no estaban para celebraciones ni fiestas majestuosas donde lucir grandes diseños y Poiret se vio obligado a cerrar su mansión en 1929.

Era el momento para esa sobriedad sofisticada llamada Chanel. Su clientela le fue olvidando.

A la desesperada Poiret organizó fiestas que cada vez le hundieron más en la ruina, tanto económica como social.

Finalmente amargado y frustrado, se retiró a la Provenza y se dedicó a la pintura. Allí murió, solo y olvidado. Podemos decir que Paul Poiret tocó el cielo y murió en el infierno.

Un encuentro mítico con Cocó Chanel

Se cuenta una anécdota que un día, ya casi al final de su vida, se encontró con Cocó Chanel y le preguntó por qué vestía de riguroso negro, por quién llevaba luto y Cocó le respondió: “Por usted señor”.

El comentario de la diseñadora resulta injusto sin duda, ya que fue Poiret quien liberó a la mujer de la tiranía del corsé.

Se adelantó a su tiempo

El creador francés no volvió a brillar hasta el año 2007, en el que el Museo Metropolitano de Nueva York le dedicó una retrospectiva. “El rey de la moda” volvía a ocupar el lugar que le correspondía. Él mismo definió el espíritu de sus diseños: “Todas las mujeres deben descubrir su propia individualidad y vestir según su estilo”. Un adelantado a su tiempo sin ninguna duda.

Su creatividad e innovación le hizo incorporar en sus diseños aspectos orientales

 

En la exposiciónFinal del formulario «Poiret: Rey de la Moda» tenía por finalidad profundizar en el legado de uno de los couturiers más relevantes de la primera mitad del siglo XX, por lo que se tuvo que recrear el ambiente de su época, de modo casi teatral, con un resultado muy elegante.

«Rey de la Moda» era como se llamaba a sí mismo, y cuando el día lo tenía un poco más humilde prefería definirse como «Un artesano en muchas artes, y pionero en cada una de ellas». Casi nada. Aunque también es cierto que no andaba desencaminado al darse tanta importancia.

La contribución más relevante del Poiret a la vestimenta femenina es la eliminación del corsé.

Alguno debía de ser el primero, y todo el mundo, desde diseñadores hasta críticos, pero especialmente las mujeres, celebraron y siguen celebrando su visión e invento para darle más comodidad a esa mujer que iba encorsetada.

Poiret haciendo pruebas con una de sus clientas

 

La creación en 1906 de un vestido con el talle bajo el pecho y recto hasta los pies es el principio del fin de la corsetería envarada e incómoda que, más que sujetar y embellecer las formas femeninas, las oprimián y deformaban en una silueta ridícula a los ojos de Poiret. Y a los de cualquier mujer con dos dedos de frente, de ahí el éxito de sus ligeros y cómodos vestidos.

Con él se simplifican los cortes y las mujeres, por fin, pueden vestir de manera cómoda, sin que eso signifique dejar de lado la elegancia.

El gusto por las vestimentas y los estampados orientales, muy de moda en aquella época, fue otro de sus referentes a la hora de diseñar tanto la ropa, como los objetos de decoración que vendía en su tienda y los frascos de sus perfumes.

Otra medalla en su carrera es haber incorporado al guardarropa femenino la falda-pantalón, que igual ahora no es la prenda más cool, o sí, según se lleve, pero en su momento fue un puntazo censurado por el Papa Pío XI y todo.

También fue el primer modisto en lanzar al mercado un perfume, al que puso el nombre de su hija mayor Rosaline.

Aprendió de su maestro, Doucet, a tratar bien a las actrices de teatro, y se convirtió en el diseñor favorito de las celebrities y las socialities de su época, a las que obsequiaba con lujosas fiestas. Isadora Duncan, Helena Rubinstein, Colette y Sarah Bernhardt eran clientas habituales en su tienda, al igual que Peggy Guggenheim, a quien Man Ray retrató con uno de sus vestidos.

Precursor en la defensa de la creación de los diseños

E igualmente fue el primero en perseguir las copias de sus diseños, e impulsó la creación del Sindicato de Defensa de la Gran Costura Francesa.

En lo que no fue el primero, ni el último, fue en no saber adaptarse a los nuevos tiempos y las nuevas modas. Tras la primera guerra mundial insistió en su visión de la moda y enseguida fe superado por cortes, tejidos y diseños más sencillos y cómodos todavía. Como reflejo de esto, la exposición se cierra con un little black dress diseñado por Coco Chanel, su sustituta como Reina de la Moda en los años siguientes.

De esta exposición se esperaba que más allá del homenaje, pudiera reivindicar a Paul Poiret como se merecía: como un diseñador fundamental en el inicio de la moda femenina y de las casas de moda tal y como hoy las conocemos; y como uno de los más influyentes del siglo XX, y todavía del siglo XXI, pese a no haber gozado de la misma fama y prestigio postumos de la que sí han disfrutado otros.

Como ejemplo de la actualidad y belleza de sus diseños basta fijarse en las tres invitadas a la gala que llevaron prendas originales de Paul Poiret.

De izquierda a derecha: Meredith Melling Burke, estilista de la edición estadounidense de la revista Vogue, con un vestido blanco de Bryan Reyes y una capa-chaleco de Paul Poiret fue una de las asistentes más elegantes a la gala. La doctora y sociality Lisa Airan arriesgó más al elegir una espectacular capa verde del modisto francés con la que llamó la atención de todos. Y, finalmente, Alexis Bryan, editora de Vanity Fair, elegantísima con un vintage de Poiret malva bordado en oro. Sin duda, el mejor homenaje posible.

El renacimiento de la casa Poiret

El 4 de marzo de 2018 era la fecha para que renaciera la casa Poiret, respaldada por el grupo coreano Shinsegae International y liderada por Anne Chapelle como directora ejecutiva junto a la couturier de origen chino –pero afincada en París– Yiqing Yin.

El gigante coreano Shingsegae había adquirido la firma Poiret en 2015 con el objetivo de resucitarla.

Anteriormente propiedad de la compañía Luvanis, la casa francesa cambiaba de manos y traía consigo la “buena nueva” de su posible regreso tras 80 años de inactividad.

Referencias

LOS FOTÓGRAFOS DE MODA

https://enriqueortegaburgos.com/los-fotografos-de-moda/

LAS REVISTAS DE MODA MÁS FAMOSAS DEL MUNDO

https://enriqueortegaburgos.com/las-revistas-de-moda-mas-famosas-del-mundo/

VOGUE EN EL SIGLO XXI

https://enriqueortegaburgos.com/vogue-en-el-siglo-xxi/

LA REVISTA ELLE

https://enriqueortegaburgos.com/la-revista-elle/

LAS PORTADAS MÁS POLÉMICAS DE VOGUE

https://enriqueortegaburgos.com/las-portadas-mas-polemicas-de-vogue/

LAS PORTADAS MÁS CÉLEBRES DE VOGUE

https://enriqueortegaburgos.com/las-portadas-mas-celebres-de-vogue/

EL INICIO DE VOGUE

https://enriqueortegaburgos.com/el-inicio-de-vogue/

 

 

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