11 Feb BIMANI: Laura Corsini 1
En esta entrada analizaremos los aspectos más destacados de la diseñadora Laura Corsini, creadora y fundadora de Bimani 13. Por ello vamos a entrar en su mundo personal, su casa y como la ha diseñado, para después detenernos en su historia, cómo surgió la idea y finalmente el éxito imparable como empresaria y como marca.
Desde Nuestra Redacción entramos en el universo más personal de la creadora Laura Corsini
Entramos en el universo más personal de la creadora Laura Corsini fundadora de la firma de moda Bimani 13 e influencer.
La trayectoria de esta diseñadora de moda está siendo meteórica.
Desde que Laura Corsini fundó su marca Bimani 13 hace seis años ya ha abierto tres tiendas, dos en Madrid y una en Valencia.
Sus muchísimos seguidores en redes sociales aplauden cada una de sus creaciones coloristas, frescas y con un estilo muy particular, ese estilo “by Corsini”.
Ella apuesta por lo clásico y elegante, pero con un toque diferente, sencillo y ecléctico a la vez.
Un estilo personal que también emana su casa, luminosa, chic, femenina…
«Cuando compré esta casa, quise decorarla a mi estilo, por lo que decidí idear mis propios muebles».
Muchas de las piezas fueron diseñadas por ella en colaboración con el estudio de interiorismo Dimeic y que han sido el germen de Bimani Home, desde la que comercializará mobiliario, textiles, complementos…
Cada detalle y cada elemento destila una exquisita sensibilidad estética, un savoir faire a la hora de mezclar colores tan audaz como acertado, algo que solo evidencia su experiencia en el mundo de la moda.
Laura Corsini, la empresaria ‘influencer’ que desafía a la superstición
En sólo seis años, la fundadora de la marca de básicos Bimani 13, ha conseguido colocar su moda atemporal en el armario de miles de jóvenes
Comenzó a vender camisas con sólo 22 años por una casualidad y este año, si las cuentas siguen su curso, para el ejercicio 2018 afirmaba que facturaría cinco millones de euros.
«El día que no comunico en Instagram, no se vende casi nada online», asegura la empresaria y diseñadora
El 13 lo lleva tatuado en la piel. Pequeñas pinceladas de amarillo salpican cada espacio que la rodea.
Laura Corsini, fundadora de Bimani 13 (antes Biombo 13) no teme a las supersticiones.
El amarillo es su tono favorito y el 13, como un amuleto, lo siente suyo desde su origen: nació un día 13, a las 13.13.
Para más, en 2013 puso en marcha el que de momento es el negocio de su vida, una marca de ropa “básica, sencilla, que no pasa de moda” y que en poco tiempo ha conseguido colarse en el armario de miles de jóvenes para “no salir”.
La suya es la historia del sueño nunca soñado. Bimani 13 surgió cuando Corsini sólo tenía 22 años, sin pretenderlo y, como los grandes negocios, sin apenas financiación.
Se coló en el mercado, de pop-up en pop-up, haciendo camisas aunque hoy vende total looks.
Rechazó entre dudas un puestazo en Inditex y el tiempo le ha dado la razón.
Ya en 2017 entre las ventas online y sus dos tiendas físicas -instaladas en el Paseo de la Habana y en la calle Velázquez- facturó casi dos millones y medio de euros aunque, según avanzan las cuentas, en “2018 doblaremos”, aseguraba Laura.
Cifras de vértigo
En un negocio con sólo seis años de una diseñadora que no se siente diseñadora. ¿Quién habló de superstición?
Reconoce Corsini que no quiere mirar ni de lejos los desfiles y que no le interesan las tendencias.
Para ella, la moda es “la ropa que llevamos en el día a día”.
El toque Bimani
Le inspira lo que ya existe y le divierte darle el toque Bimani.
Su toque. Porque “el estilo de la marca es el mío y va a ir creciendo conmigo”, asegura.
Tildada de niña rica en más de una ocasión -pertenece a una familia de empresarios de la construcción-, echa por tierra cualquier insinuación que se acerque a la idea de que alguien le haya puesto en bandeja lo que se ha ganado ella sola -hasta ahora, la empresa se ha autofinanciado-.
El orgullo natural de una emprendedora exitosa
“No me interesa que nadie meta dinero. Mi padre es el primero que me dice ‘qué pena que no te ayudé al principio’, y yo le digo que ‘menos mal’, así sólo es mío, eso y me permite hacer lo quiero”.
Y así es.
Decide cada mínimo detalle, guiada por su intuición, para evitar caer en los errores del pasado.
Pasa el día en la oficina -táper incluido-, vive pegada al móvil y dice que el “mono de volver a empezar de cero” le ha lanzado a crear una línea de calcetines con dos amigos.
Quién sabe qué será lo próximo.
Shanghai, un tejido mágico y ‘voilá’
El punto de partida de esta historia arrancó en un viaje a China.
Corsini acababa de terminar sus estudios en Dirección y Administración de Empresas y a la vuelta del verano tenía planificado cursar un máster de diseño de moda en la escuela Marangoni, en París.
Una moneda al aire así lo había decidido.
Entre tanto, se marchó a recorrer el país.
En Shangai descubrió la llave de su éxito
En el mercado de la seda de Shanghai, donde especialmente los hombres se hacen trajes a medida, encontró por casualidad un tejido mágico -no se arruga- y se confeccionó unas prendas básicas.
Las dibujó junto a la joven dependienta de un puesto, que vio en Corsini un negocio claro, pues antes de marcharse le dejó un catálogo de colores, su teléfono y su mail por si quería pedirle más.
“Está mujer está loca”, reconoce que pensó la hoy empresaria.
Recién aterrizada en España, su círculo más cercano se interesó por aquellas prendas y casi sin pensarlo buscó entre su equipaje los datos de aquella joven, a quien encargó cerca de 30 blusas.
El pedido llegó días después, aunque no como ella esperaba.
Con la ayuda de Valentina, una chica que trabajaba para su familia, arregló las prendas y las decoró con pedrería, plumas, encajes…
Cada una diferente. Todo empezó «casi como un juego de muñecas», asegura Corsini.
En Comillas, donde siempre veranea, montó un mercadillo.
Lo vendió todo y de allí salió con casi un centenar de encargos.
«Todo era de estar por casa».
De hecho, en esa venta, donde utilizaron para decorar un biombo familiar, surgió su nombre inicial, Biombo 13, que tuvo que abandonar muy a su pesar por las trabas que encontró para registrar la marca a nivel europeo.
“El hecho de que no se arrugase el tejido, lo práctico que era, me empujó a crear esas prendas”, apunta la emprendedora.
Así que, antes de marcharse a París, hizo otra venta en un local vacío de un conocido en la calle Velázquez.
Paula Ordovás, conocida influencer, asistió y le dio visibilidad en Instagram.
De nuevo, “parecía todo más grande de lo que en realidad era: una niña jugando a crear una marca”.
Llegó septiembre, y con el negocio entre hilvanes, Corsini se marchó a la escuela de moda de París.
Con el curso empezado, confesó a sus profesores lo que había creado y le prestaron su ayuda para desarrollar muchos modelos que hoy siguen colgando sobre las perchas de sus tiendas.
Entre clase y clase, enviaba sus dibujos a China.
En cada visita a España, modificaba las blusas y las decoraba en la cocina de su casa, junto a su madre y Valentina, que se convirtieron en sus improvisadas manos derechas.
En diciembre, en otra escapada a España, se unió a un pop-up, un fenómeno incipiente por entonces, y volvió a arrasar.
Más tarde, en la primavera de 2013, otro mercadillo en el conocido 1001 Atmosphera, llevó el éxito definitivo a Biombo 13.
La cola para probarse llegaba a la entrada y llegaron a prohibir el acceso a sus clientas.
“Parecía una vez más, más de lo que era”, comenta la empresaria.
Allí, donde en sólo tres días vendió más de 20.000 euros, surgió otro de los conceptos básicos de su marca: el twist -prendas que se pueden llevar con el escote hacia adelante o hacia detrás-.
Una mujer mayor se puso la prenda al revés y… “esa señora no sabe que Biombo vive por ella”, indica Corsini.
A partir de ahí, todo fue rodado.
Dejó de lado el made in China y buscó un proveedor y un taller español.
En mayo de 2013, alquilaron un local de 20 metros donde, junto a Valentina y una compañera de estudios en París, arrancó de verdad el negocio.
Luego, se mudaron a un showroom más grande enfrente.
Más tarde, abrieron su primera tienda en Juan Bravo, donde en un abrir y cerrar de ojos duplicaron las ventas diarias y enseguida se quedó pequeña.
A principios de 2017 se instalaron en el Paseo de la Habana -donde además de la tienda tienen la oficina y almacén-, y en verano abrieron la “tienda que es la esencia de Bimani 13” en la calle Velázquez.
Aunque «queda mucho por hacer en España», no descartan dar el salto al extranjero ni crear una línea de hogar.
En 2018 realizaron un tour por Valencia, Barcelona, Sevilla y Málaga para dar a conocer su marca fuera de la capital que ya ha disparado las ventas.
Dice Corsini que todo es fruto del trabajo en equipo, aunque el verdadero motor del éxito reside en ella.
Tiene más de 100.000 seguidores en Instagram y casi la mitad ven sus stories a diario.
Allí cuenta todo, “lo bueno y lo malo”. No se considera una influencer porque ese mundo “no vende realidad y es muy frívolo”, pero influencia y mucho.
“Hay seguidoras que me envían fotos vestidas igual que yo”.
Otras, cuenta, le envían hasta flores cuando enferma sin ni siquiera conocerla.
Dejando de lado el debate, lo que está claro es que todo lo que se pone se refleja en ventas: “El día que no comunico en Instagram, no se vende casi nada online”.
Ahora, que no tiene que esconder su edad y ha aprendido a tomarse las cosas con calma, lucha porque Bimani 13 no siga tildándose como la “ropa de boda” que visten las niñas bien de Madrid.
En cada una de sus frases no para de repetir la palabra crecer. Pues eso. ¡Que le den a la superstición!
Laura Corsini, una joven diseñadora que cambió los ladrillos por los tejidos
Laura prefirió crear una firma de moda «solo de prendas básicas»
La estirpe empresarial la lleva en el ADN
Laura Corsini pertenece a una de las sagas inmobiliarias más ricas y grandes de España, pero ella prefirió cambiar los ladrillos por los tejidos para crear una firma de moda solo de prendas básicas que comenzó vendiendo camisas a amigos y familiares y ahora tiene una facturación que roza los cinco millones de euros.
«Estoy contenta. En este año tan duro hemos crecido un quince por ciento», asegura en una entrevista con Efe Laura Corsini, quien reconoce que la falta de actos sociales ha dañado al sector textil.
Antes de la llegada de la COVID-19, la empresa Bimani (antes Bimbo 13) crecía a un ritmo de un 50 por ciento, una cifra que se aleja mucho de lo facturado en 2020.
«Doy gracias, es un regalo haber crecido en plena pandemia», asegura Corsini, quien dice que está «muy expectante, a ver qué ocurre».
Aunque la situación económica es complicada en general y en el textil en particular, Laura Corsini, de 30 años, continúa su expansión a través de tiendas propias, ya cuenta con una en Madrid y otra en Valencia. «Con la pandemia no hemos podido abrir en Barcelona», reconoce.
Diversificación de productos
Y entre los planes estratégicos de la compañía, se encuentra «la diversificación del producto con una línea de ropa para niños y otra de decoración para el hogar».
Una empresa que da trabajo a 30 personas
Su empresa de moda ha creado un entorno empresarial que da trabajo a treinta personas, a pesar de haberse iniciado hace poco más de siete años y contando solo con 22 años.
Al principio no tenía las cosas muy claras
«No tenía nada claro, pero la moda me gusta mucho, más desde que hice prácticas con Ágatha Ruiz de la Prada», dice Corsini, quien reconoce que el trabajo de esta diseñadora le inspiró: «Somos grandes amigas, ha sido mi madrina en el mundo de la moda».
Mientras llegaba el momento de retomar sus estudios, Corsini aprovechó el tiempo para recorrer China con unos amigos.
Y a partir de su descubrimiento en el Lejano Oriente de un tejido al que ella define como mágico porque no se arruga, comenzó a confeccionar prendas cómodas y atemporales que personalizaba con abalorios, pedrería o encajes antiguos.
Prendas que vendió a familiares y amigos antes de instalarse en París.
Y así, sin apenas darse cuenta, su pasión por la moda se convirtió en un proyecto empresarial con la ayuda de su madre.
«Desfilar es una de mis ilusiones, pero voy a esperar el momento oportuno», dice esta joven emprendedora a quien no le interesan las tendencias porque prefiere «apostar por prendas que sientan bien».
Bimani refleja su personalidad
Según lo que afirma Laura Corsini, reconoce que Bimani refleja su estilo y su personalidad: «Solo sale a la venta lo que a mí me gusta, Bimani soy yo misma, lleva mi ADN».
Está convencida de que el éxito de este proyecto es fruto del trabajo en equipo, aunque reconoce que un motor importante han sido las redes sociales.
Corsini, Bimani y la marca España
«Todo lo que subo a las redes se vende, el día que no pongo nada, las ventas disminuyen», dice esta joven que tiene más de 238 mil seguidores en Instagram y sueña con crear marca española.
Si quieres leer más sobre los artículos de nuestro portal sobre moda e influencers a continuación los enlaces
El éxito de BIMANI
https://enriqueortegaburgos.com/el-exito-de-bimani/
De influencers a empresarias: las claves de Ferragni, Pombo y Bimani
https://enriqueortegaburgos.com/de-influencers-a-empresarias-las-claves-de-ferragni-pombo-y-bimani/
Cómo usar las tendencias de la moda en redes sociales
https://enriqueortegaburgos.com/como-usar-las-tendencias-de-la-moda-en-redes-sociales/
Identificación de la Publicidad e influencers.
https://enriqueortegaburgos.com/identificacion-de-la-publicidad/
Influencers de moda
https://enriqueortegaburgos.com/influencers-de-moda/