22 Ene El museo Fabergé
En esta entrada vamos a analizar las sorprendentes características principales del mayor museo del mundo dedicado a la obra de Carl Fabergé
El Museo Fabergé de San Petersburgo: mucho más que huevos de Pascua
Un museo que se recomienda visitar es el museo Fabergé de San Petersburgo, un pequeño y elegante museo que expone las joyas favoritas de los zares, entre las cuales destacan los famosos huevos de Pascua.
Se ubica en el centro de la ciudad en un bonito palacio del siglo XVIII recientemente restaurado.
Una pequeña joya de museo
Un museo que suele pasar bastante desapercibido por los turistas es el Museo Fabergé, quizás porque se trata de un museo bastante reciente (se inauguró en 2013). El caso es que suele sorprender gratamente a todos aquellos que lo visitan.
Se encuentra en pleno centro de San Petersburgo, en el canal Fontanka, muy cerca de la avenida Nevsky y puedes recorrerlo en poco más de 1 hora.
Se trata de un museo privado, que alberga algunos de los famosos huevos Fabergé, los huevos de Pascua más caros del mundo, unas extraordinarias piezas de la orfebrería rusa de los siglos XIX y primeras décadas del XX.
Incluye más obras no sólo los huevos
Pero el Museo Fabergé no solo alberga huevos, sino que el recorrido por el museo incluye más de 4.000 obras artísticas de diferente procedencia, también de los siglos anteriores a los huevos.
Las entradas puedes comprarlas el mismo día de la visita, no vale la pena comprarlas online, puesto que no se trata de un museo masificado como el Hermitage.
Un poco sobre la historia de los huevos Fabergé
Peter Carl Fabergé (San Peterburgo, 1846 – Lausana, Suiza 1920) fue el joyero más famoso y emblemático de Rusia y creador de los huevos Fabergé.
Se inició en un taller familiar de San Petersburgo en 1870, alcanzando pronto nombre propio en la orfebrería.
Desde 1885 trabajó para la corte imperial rusa de los Románov, aunque también produjo para otras realezas europeas.
El origen de los huevos Fabergé
En la Pascua rusa hay una tradición centenaria de colorear huevos a mano y llevarlos a la iglesia para ser bendecidos para luego regalarlos a amigos o familiares.
Entre las más altas esferas de la sociedad de San Petersburgo se desarrolló la costumbre de presentar los regalos de Pascua adornados con joyas.
De esta manera el emperador Alejandro III tuvo la idea de encargar la creación de un nuevo de Pascua especial como una sorpresa para la emperatriz. Así nació el primer huevo de Pascua imperial en 1885.
Este primer huevo era totalmente blanco por fuera, como un huevo de gallina, pero en su interior contenía una yema de oro y esta, a su vez, se abría para para extraer una gallina de oro, que en su interior contenía diminutas joyas de la corona imperial que por desgracia se han perdido.
El regalo le gustó tanto a la emperatriz que su esposo decidió encargarle a Fabergé un huevo nuevo cada año, con una única condición: que el huevo contuviera dentro una sorpresa (vamos, igual que los huevos Kinder de los niños de hoy en día).
Estos huevos conmemoraban hechos importantes en la vida y el gobierno de la familia Románov.
Era tan complicado hacerlos que su elaboración podía llevar 1 año con un equipo de artesanos altamente cualificados y que debían guardar el mayor secreto sobre el contenido de los huevos.
Alejandro III regaló un huevo cada año a su esposa la emperatriz María Fiódorovna.
Cuando Alejandro III murió la tradición fue continuada, desde 1895, por su hijo Nicolás II que presentaba un huevo al año tanto a su esposa, la emperatriz Alexandra Fiódorovna, como a su madre, la emperatriz viuda María Fiódorovna.
La tradición de los huevos imperiales acabó en 1917 con la Revolución Rusa y el asesinato de toda la familia Románov.
Después de la Revolución Rusa, los bolcheviques nacionalizaron la Casa de Fabergé, y la familia Fabergé huyó a Suiza, donde Peter Carl Fabergé murió en 1920. Los palacios fueron saqueados y sus tesoros se trasladaron a la Armería del Kremlin por orden de Vladimir Lenin.
En un intento por adquirir más divisas, Joseph Stalin vendió muchos de los huevos en 1927.
A partir de la Segunda Guerra Mundial comenzaron a subastarse por diferentes lugares fuera de la Unión Soviética.
¿Cuántos huevos Fabergé se fabricaron y dónde se encuentran actualmente?
Existen catalogados 69 huevos, creados entre 1885 y 1917 (año de la Revolución Rusa), de los cuales 8 están desaparecidos. De los 69 huevos, 52 fueron encargados por la familia imperial, motivo por el cual reciben el nombre de huevos imperiales.
Actualmente 10 huevos imperiales se encuentran en la Armada del Kremlin y 9 en el Museo Fabergé de San Petersburgo.
5 huevos se encuentran en el Museo de Bellas Arts de Virginia, Estados Unidos).
Como curiosidad, la reina de Inglaterra posee tres de los huevos imperiales. El resto se encuentran repartidos en diversos museos y colecciones privadas.
En pleno siglo XX el precio que alcanzaron los huevos de Fabergé empezó a ser astronómico.
Algunos de los huevos Fabergé podrían ser valorados en 30 millones de euros la pieza en nuestros días.
Hace unos años apareció en Estados Unidos uno de estos huevos desaparecidos.
Un chatarrero compró el huevo en un mercadillo de objetos de segunda mano en un pueblo del Midwest de Estados Unidos por 13.300 dólares, con la intención de sacarse un buen dinero con la fundición del metal.
Nadie le compró la pieza, al pensar que estaba sobrevalorada, y el chatarrero dejó la pieza durante años en su casa, mientras pensaba qué hacer con ella.
Un día de 2012 buscó en Google «huevo» y «Vacheron Constantin», el nombre del reloj que hay en el interior, y acabó descubriendo que tenía en su poder una obra maestra valorada en 20 millones de libras.
El Museo Fabergé
El Museo Fabergé, de propiedad privada, se inauguró el 19 de noviembre de 2013 en el Palacio Shuvalov a cargo de la Fundación Link of Times, entidad de carácter histórico y cultural, creada por el multimillonario ruso Viktor Vekselberg.
Malcolm Forbes, el multimillonario y editor de la revista Forbes, consiguió reunir a lo largo de su vida
(1919-1990) la mayor colección de huevos Fabergé: nueve huevos, y aproximadamente otros 180 objetos de Fabergé.
Sus herederos iban a subastar la colección en febrero de 2004.
Sin embargo, antes de que comenzara la subasta, la colección fue comprada en su totalidad por Viktor Vekselberg.
En un documental de 2013 de la BBC, Vekselberg reveló que había gastado poco más de 100 millones de dólares en la compra de los nueve huevos Fabergé.
Afirma nunca haberlos exhibido en su casa, diciendo que los adquirió por su importancia para la historia y la cultura rusa, y porque cree que son el mejor arte de joyería en el mundo
Además, adquirió joyas Fabergé de otros propietarios y rastreó piezas por Europa, Asia y América.
En total, compró más de 4.000 artículos de calidad, de la Casa Fabergé o de otras colecciones, que pertenecieron, originariamente y muy a menudo, a cortes reales europeas.
El Palacio Shuvalov, sede del museo
El Museo Fabergé se encuentra en el Palacio Shuvalov, con una ubicación muy céntrica (Terraplén del río Fontana, 21).
Se sitúa al lado de la arteria más famosa de San Petersburgo, la avenida Nevsky, muy cerca del puente Anichkov y en la orilla del río Fontanka (o más bien canal), enfrente de la Biblioteca Nacional Rusa, la segunda en importancia del país después de la Biblioteca Estatal ubicada en Moscú.
La estación de metro más cercana es Gostiny Dvor. Desde allí caminando se llega en unos 10 minutos a lo largo de la avenida Nevsky.
Otras estaciones de metro cercanas son Mayakovskaya o Ploshchad Vosstaniya. Unos 15 minutos a pie.
También hay autobuses (7, 24, 27 y 128) o el trolebús, a lo largo de la avenida Nevsky, que te acercarán al museo.
El Museo Fabergé se ubicó, en el Palacio Shuvalov, un elegante palacio de estilo neoclásico que se encontraba en un estado ruinoso y que el gobierno local arrendó a la Fundación Link of Times por 49 años.
En 2006 comenzaron las obras, una reforma integral del edificio, para adaptarlo como museo.
Los trabajos finalizaron en 2013, año de inauguración del Museo Fabergé.
La verdad es que el precio de la entrada ya lo amortizas con la simple visita a este soberbio palacio.
Cuenta con un área de unos 4.700 m2.
La inversión financiera fue muy grande, tanto para adquirir la exquisita colección Fabergé, como para rehabilitar el Palacio Shuvalov.
Respecto a su historia, fue construido primitivamente a finales del s. XVIII en lo que eran los límites de la ciudad en aquel momento.
Tuvo diferentes dueños relacionados con la nobleza de San Petersburgo.
En la Primera Guerra Mundial fue hospital para heridos, mientras que en la Segunda, con el asedio de Leningrado, sufrió grandísimos daños.
Qué ver en el Museo Fabergé
La taquilla se encuentra al entrar a la izquierda. Debes dejar las mochilas y abrigos a la entrada.
Las medidas de seguridad están más que justificadas dado el elevado valor de las piezas expuestas.
Subiendo por la Gran Escalera se llega al piso superior, donde se encuentra la colección del museo.
De las 4.000 piezas que alberga el museo, unas 1.500 son de la casa Fabergé, que hacen que el Museo Fabergé albergue la mejor colección de obras Fabergé del mundo.
Entre estas 1.500 piezas destacan los 9 huevos imperiales y los 6 huevos no imperiales.
Toda la colección se puede ver en 10 salas, que se encuentran en el piso superior.
Algunas de las salas tienen nombres de colores y destacan por sus tonalidades acordes: la roja, la azul, la dorada, o la blanca y azul.
La sala roja está dedicada a la plata rusa, la dorada a los regalos de los zares mayoritariamente, mientras que hay otros espacios más centrados en la porcelana, los esmaltes, la vajilla e, incluso, la pintura, esculturas de piedra, pitilleras o iconos rusos.
La Sala Azul es la joya de la corona
Pero, la “joya de la corona” es, sin lugar a dudas, la sala azul, la que nos presenta los huevos de Pascua imperiales, sobre todo regalos de los zares a sus esposas y emperatrices, o a su madre, María y Alexandra Fiódrovna, cada uno con su propia historia, nombre y características.
Algunos de los huevos de Pascua más importantes expuestos son:
- El primer huevo de Gallina (1885), del cual ya te he hablado anteriormente.
- El huevo de la Resurrección (1890). Hecho con cristal de roca, representa a Jesús saliendo de la tumba. Se ha especulado que fuera la sorpresa perdida del huevo del Renacimiento.
- El huevo del Renacimiento (1894). Huevo de ágata con joyas que incluyen diamantes. Horizontalmente tumbado, se perdió la sorpresa que albergaba en su interior.
- El huevo de Rosebud (1895). De estilo neoclásico, se abre como un bombón. Decorado con los símbolos del amor y los lazos del matrimonio.
- El huevo de la Coronación Imperial (1897). De oro con esmalte translúcido de color amarillo. Lleva como secreto el carro de coronación de Nicolás II y su esposa.
- El huevo de los Lirios del Valle (1898). Estilo art noveau con las flores favoritas de Alexandra Fiórodovna. Incorpora arriba los retratos en miniatura del emperador y sus dos hijas mayores.
- El huevo de Gallina Kelch (1900). Encargado por el multimillonario Alexander Kelch a su esposa Bárbara. Esmalte rubí dorado con banda de diamantes brillantes. La sorpresa principal es una bonita gallina.
- El huevo de la Duquesa de Marlborough (1902). Es de los más grandes. Inspirado en un reloj de Luis XVI con dial giratorio. Fue encargado por un estadounidense.
Resulta anecdótico comentar que existe otro Museo Fabergé, ubicado en Baden-Baden (Alemania).
Se inauguró el 2009 por el coleccionista de arte ruso Alexander Ivanov, pero solo cuenta con un huevo de Pascua imperial, el huevo de Abedul de Carelia, y el resto de la colección no es ni tan grande ni tan prominente como la de San Petersburgo. Ni mucho menos.
El museo abre de lunes a domingo de 10 a 20.45 h y se puede visitar en poco más de una hora. Las entradas las puedes adquirir en taquilla (solo para el día que se visita) o por Internet (después tendrás que canjearlas en la misma taquilla). No vale la pena comprarlas por Internet, puesto que no es un museo muy masificado.
La entrada cuesta 450 rublos. Entrada gratuita con la St. Petersburgo CityPass.
Hay disponibles audioguías (250 rublos), así como la posibilidad de realizar visitas guiadas en inglés. También puedes contratar un tour privado en español u otros idiomas a través de la plataforma Get Your Guide
El museo también cuenta con una pequeña cafetería en la planta baja donde se puede comer, así como tienda de regalos.
Después de la visita puedes comer en la avenida Nevsky, que cuenta variedad de restaurantes, de cocina elaborada o más rápida, tanto rusa como americana. Hay para todos los gustos y bolsillos.
Otra opción recomendable es llegar al Museo Fabergé en crucero en barco atravesando los canales de San Petersburgo. Incluso hay un embarque o muelle que se encuentra allí mismo, el cual lleva el nombre del museo y fue inaugurado en 2016.
Sigue leyendo la historia de Fabergé, Carl Fabergé, joyero excepcional haciendo click en el siguiente enlace Parte 5