¿QUÉ ES EL COMERCIO MINORISTA O RETAIL?

¿QUÉ ES EL COMERCIO MINORISTA O RETAIL?


Para entender lo qué es comercio minorista, detallista o retail, partimos del hecho que el empresario puede servirse, en el ejercicio de su actividad, de colaboradores que le apoyen en las labores de comercialización o negocio, utilizando para ello personas físicas o jurídicas, externas, que potencian, desarrollan o completan alguna de las áreas de la actividad de la empresa, actuando en interés del empresario y, bajo una relación mercantil de colaboración entre ambos cada vez más justificada por la complejidad comercial.

Es este el ámbito de los contratos de colaboración empresarial donde encaja la distribución que comporta la actividad conocida como retail.

La distribución comercial es el nexo entre la producción/fabricación y el consumidor final dentro del denominado como «canal comercial».

El sistema distributivo produce bienes y/o servicios, que son indispensables para el desenvolvimiento de los mercados conectando la oferta con la demanda, lo cual nos lleva a pensar en las funciones de la distribución como distribución física que facilitan el flujo de los bienes entre producción y el cliente final y como mecanismo de intermediación comercial que permiten la realización de las transacciones comerciales necesarias para la adecuada circulación de los productos

La crisis que ha venido sufriendo la economía española -muy especialmente desde la última crisis global- ha afectado, pese a los claros indicios de recuperación logrados en los últimos meses, de manera fundamental al consumo, a los patrones de comportamiento de los consumidores y a los sectores que dependen de éste, como es el caso de la distribución comercial.

La cada vez mayor complejidad de las transacciones comerciales hace que aumenten y se compliquen tanto los intercambios comerciales como que, en algunos casos, se aumente el coste de las transacciones de bienes. Es por este motivo por el cual el sector de la distribución comercial se ha tenido que adaptar a la nueva realidad, cada vez más competitiva, y, por supuesto, al comportamiento de los consumidores, modificando la organización de las empresas del sector en un intento de dar continuidad a su actividad y asegurar su rentabilidad y viabilidad. Tales intentos, sin embargo no han tenido siempre el éxito deseado, no siendo este sector ajeno a los concursos de acreedores, y ello con la temida amenaza de una eventual resolución de los contratos de distribución o de agente comercial con las importantes consecuencias que de ello pueden derivarse de cara al mantenimiento de la actividad y de la clientela.

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La distribución comercial, se ha sofisticado, expandido y desarrollado desde esa mera reventa de bienes hasta la incorporación de nuevas técnicas de integración, especialización y búsqueda de optimización del beneficio, dando lugar a una actividad empresarial con sustantividad y caracteres propios (los de los diferentes canales de distribución).

Hoy, la distribución comercial no para de evolucionar en gran medida por la aparición de mercados tecnológicos globalizados y por la venta a través de Internet (ecommerce) que hacen que el comercio tenga que replantearse estrategias y adaptarse a este nuevo entorno.

A la «globalización del comercio» se unen e inciden en la distribución comercial, la multicanalidad, la omnicanalidad, la proliferación de centrales de compras, el aumento del cooperativismo, la deslocalización industrial y los procesos de outsourcing empresarial.

 

 

 

La distribución comercial, es un sector clave de nuestra economía que ha generado no pocos conflictos entre los empresarios, siendo en el ámbito de los contratos de distribución uno de los extremos que mayor litigiosidad plantea el de su extinción dada la presencia de importantes intereses s contrapuestos en los sujetos que intervienen en estos contratos (fabricantes-distribuidores).

 

Dentro del término distribución se engloban una variada gama de relaciones comerciales que dan lugar a las categorías jurídicas a las categorías jurídicas que veremos más y que presentan como rasgo común definitorio la finalidad de hacer llegar un producto y/o servicio del fabricante al consumidor final, sin tener en cuenta las posiciones que los distribuidores puedan acordar (cooperativas de detallistas, cadenas voluntarias de distribuidores) o que ocupen en el canal (mayorista, mayoristas en origen o destino, minorista). Los contratos de distribución tienen por tanto como finalidad la puesta a disposición de los potenciales clientes determinados productos o servicios, en las mejores y más eficientes condiciones.

 

Precisamente por la atipicidad jurídica que preside estas relaciones comerciales teniendo la distribución que encontrar acomodo en los dos principales cuerpos normativos (Código Civil y Código de Comercio) –salvo en el caso del contrato de agencia que tiene normativa propia en el Derecho español.

En todo caso,  el contrato de distribución, tiene vocación de duración y que suelen exigir importantes inversiones a fabricantes y distribuidores, han de establecer los remedios que disuadan a las partes de incumplir o terminar anticipadamente los mismos. Y, precisamente para establecer esos remedios las partes no podrán apoyarse sino en la autonomía de la voluntad, en las figuras jurídicas afines y, por supuesto, en los precedentes jurisprudenciales, ya que el contrato de distribución permanece en el campo de la atipicidad. Así es, el contrato de distribución, pese a que, ha alcanzado un gran auge en el tráfico actual, al igual que en la mayoría de los países de nuestro entorno jurídico, carece de una regulación legal que preconfigure su contenido jurídico obligacional, en consecuencia la delimitación del tipo contractual habrá de realizarse atendiendo a la práctica comercial, para cuyo conocimiento deberá acudirse a los usos del sector, a los contratos típicos más afines, a los estudios doctrinales y a la jurisprudencia.

@snowing

Para poder entender el actual sistema de distribución comercial, tenemos que entender qué es la venta minorista y además no podemos olvidarnos que el comercio siempre ha estado sometido a retos importantes, cualquier cambio económico y social tiene un efecto inmediato en la forma de hacer comercio, hoy estamos en la época del ecommerce, el multicanal y la omnicanalidad sin embargo uno de los mayores cambios se produjo con el paso del sistema de despacho comercial al sistema de libreservicio y es precisamente esto lo que centrará los siguientes epígrafes. El comercio minorista, conocido también como «comercio al por menor», «comercio al menor», «comercio detallista» o simplemente «al detalle», es aquella actividad consistente en ofrecer en el mercado productos y mercancías, así como la prestación al público de determinados servicios que constituyen un acto de comercio, siempre que tengan como destinatario final al consumidor o usuario final del mismo.

El sector de la distribución minorista engloba todas aquellas compañías que ofrecen productos y servicios a los consumidores finales para su uso personal. Estos negocios varían en oferta y en tamaño, desde grandes almacenes e hipermercados, que venden una gran diversidad de productos, hasta pequeños comercios focalizados en una familia de productos. El comercio minorista o retail, realiza labores de intermediación para que los productos que han sido adquiridos al fabricante o al mayorista lleguen al consumidor final en el lugar, en el momento y en la cantidad adecuadas para su compra.

En la venta al detalle tradicional todos los productos eran generalmente traídos por un asistente o por el propietario de estanterías detrás del mostrador o del almacén posterior mientras los clientes esperaban frente al mostrador e indicaban los artículos que querían.  Además, la mayoría de los alimentos y productos no se entregaban en paquetes del tamaño de un consumidor envueltos individualmente, por lo que un asistente tenía que medir y envolver la cantidad precisa que deseaba el consumidor. Esto también ofrecía oportunidades para la interacción social: muchos consideraban este estilo de compra como «una ocasión social» y con frecuencia «se detenían para conversar con el personal u otros clientes». Estas prácticas eran, por naturaleza, muy laboriosas y, por lo tanto, también bastante costosas. El proceso de compra fue lento, ya que el número de clientes a los que se podría atender de una vez se ve limitado por la cantidad de personal empleado en la tienda.

Con la introducción del nuevo sistema de comercio del  conocido “libreservicio”en la que el vendedor pierde protagonismo y la mercancía está más cerca del cliente, que el cliente circula libremente por el establecimiento, pudiendo tocar el producto y la compra es mucho más rápida lo que permite la venta por impulso se produce una revolución en el sistema de compra tanto para el vendedor como para el comprador en cuanto suponía nuevas prácticas, técnicas de compra y venta, espacios y estrategias que como puede imaginarse como cualquier “revolución” tuvo sus opositores y escépticos y detractores y aunque para el comercio tradicional es difícil competir por precios, surtidos y ofertas, ha coexistido gracias al trato personal y confianza que caracteriza al primero.

Naturalmente, la nueva revolución digital con el impulso del ecommerce ha desarrollado el sector del retail.

Hoy, por la pujanza del idioma, el comercio minorista se denomina coloquialmente como retail.

Si tienes dudas sobre lo que comporta la actividad de comercio minorista o retail, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

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