Por Patricia Hostalrich Martínez

La mejor forma de contar una historia siempre es empezarla por el principio. Bvlgari es, hoy en día una de las joyerías más prestigiosas a nivel mundial. El talento innegable de su fundador, y de sus sucesivas generaciones fue, poco a poco posicionando a Bvlgari como una firma de renombre y lujo, hasta que sus creaciones fueron lucidas por conocidas artistas, del calibre de Elizabeth Taylor, Dorothy di Frasso o Gina Lollobrigida.

Pero como digo, empecemos por el principio.

Inicialmente, Sotirio vivía en una casa pegada a la tienda, donde trabajaba día y noche, sin descanso. Fue unos años más tarde, cuando contrajo matrimonio con Eleni, con la que tuvo seis hijos.

No todos ellos quisieron formar parte del negocio. Fueron sus hijos Giorgio y Constantino quienes formaron parte del legado familiar. Poco a poco comenzaron a abrirse filiales en las ciudades más importantes, así como en los principales focos turísticos y la firma fue creciendo y expandiéndose.

Sotirio solía pedir ayuda a algunas amistades griegas, pues conforme aumentaba el volumen de trabajo, más mano de obra necesitaba.

En 1894 abrieron la segunda tienda en Roma, en la Via Condotti, y unos años más tarde, en 1905 abrieron un local en el número 10 de esa calle. Este fue, y sigue siendo un lugar privilegiado en la ciudad, pues es la calle que por la que puedes continuar paseando tras bajar las famosas escaleras de la Plaza España.

Los hijos de Sotirio eran muy diferentes, pero ambas formas de ser impulsaron el negocio familiar. Mientras que Giorgio heredó la fuerte visión de negocios de su padre, Constantino era aficionado a estudiar y a coleccionar artículos de plata. Fue Giorgio quien, de joven, se dio cuenta del auge de la joyería de lujo y decidió apostar por ella.

Así, la colección Serpenti es la más sofisticada y seductora. Representando siempre a Roma, inspirada en la Dolce Vita y en su máximo explendor, cada joya de esta colección es única y ensalza los más valiosos atributos de la mujer, su fertilidad, feminidad y poder.

Llegado el siglo XXI, Bvlgari sigue creciendo y lanza su primera cadena de hoteles, naciendo primero el de Milán.

Como no podía ser de otra manera, los hoteles de la firma representan su esencia y el aura de lujo digna de ser reconocida por el mundo. Posteriormente se abrieron hoteles en Bali, Londres y otras ciudades importantes.

Además, en el año 2011, Bvlgari pasa a formar parte del archiconocido grupo de empresas Louis Vuitton Moët Hennessy. Así, la expansión internacional de Bvlgari se disparó, aumentando las ventas y su prestigio en todo el mundo. Paolo y Nicola Bulgari continuaron siendo presidente y vicepresidente de la firma.

En 2014 celebraron su 130º aniversario, lanzando un nuevo anillo, edición limitada, que simbolizaba la grandeza circular del Coliseo romano. Con motivo de esta celebración, fueron muchas las actividades y eventos que se organizaron, pero la noticia más ensalzada y comentada fue que, para rendir homenaje al estrecho vínculo con Roma, la empresa financió la restauración de las escaleras de la Plaza de España, donando un millón y medio de euros.

Dos años más tarde, en 2016, Bvlgari volvió a comprometerse fielmente con la cultura italiana, financiando la restauración del suelo de mosaico de las Termas de Caracalla, un edificio que se construyó en el año 216 d.C. y que ha inspirado la colección de Bulgari Diva’s Drem.

Al final, todo esfuerzo tiene su recompensa. Es así como, este mismo año 2020 se da a conocer que Bvlgari se encuentra entre los ganadores de los mecenas de arte del siglo XXI. Se trata del Premio Patronos de Arte del siglo XXI.

Y aquí concluye la apasionante historia de una de las joyerías mas emblemáticas del mundo, cuyas colecciones se inspiran en todos los monumentos Roma, la Ciudad Eterna, albergando en los escaparates de sus tiendas auténticas obras de arte, dignas de ser aclamadas y reconocidas como tal.