DISEÑADORES DE MODA COLOMBIANOS PARTE 2.

DISEÑADORES MODA COLOMBIA

DISEÑADORES DE MODA COLOMBIANOS PARTE 2.


CONTINUAMOS PRESENTANDOTE A LOS PRINCIPALES DISEÑADORES DE MODA COLOMBIANOS.

 

En esta segunda entrada continuaremos analizando otros cuatro de los doce diseñadores de moda colombianos, centrándonos en su cómo desarrollaron sus vidas profesionales y aspectos personales destacados, siendo los segundos de este serial, María Isabel Henao, Lina Castillo, María Elena Villamil y María Luisa Ortíz.

 

ISABEL HENAO. 

María Isabel Henao (1970) es una actriz de televisión y comunicadora social colombiana, reconocida por su constante aparición en telenovelas y series de televisión de ese país desde la década de 1990, llevando activa desde 1993 hasta el presente. Ha realizado sus estudios universitarios en la Pontificia Universidad Javerian y habiendo comenzado en el mundo de la moda a los seis años, cuando decidió hacer vestidos a sus muñecas porque no le gustaba los que traían.

Nacida en Cali, se graduó con honores en la Maestría en Diseño de Modas del prestigioso Instituto Marangoni en Milán, Italia. Isabel Henao, es una narradora de historias a través de la moda y esta joven diseñadora no ha parado de ascender en el mundo de la moda, convirtiéndose en un referente del diseño colombiano llegándose a bautizarla como “la reina de la moda”.

Isabel Henao deja huella con sus texturas sensuales que elevan la moda a niveles románticos y poéticos. Como modelo se destaca por alta, delgada y exótica. Femenina en todo lo que expresa, sus prendas etéreas y su producción medida son veneradas en el exterior y son un referente nacional, que es además madre, creadora y artista.

La primera descripción que podría hacerse de la joven diseñadora Isabel Henao, es que siempre está construyendo, creando e innovando. La segunda sería sobre su infinita sensibilidad, que la hace ver como un personaje de en busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, envuelta en encajes y sedas, romántica y frágil, y tomando té al lado de una caja medio vacía de chocolates.

La tercera sería a través de la fuerza infinita que les imprime a sus colecciones. Porque cada prenda trae consigo un mensaje cifrado de lugares, momentos, épocas, tendencias y lo más importante, los propios colores de Isabel: sus colores rotundos y sus mezclas. El negro y el violeta siempre están y son casi su sello personal.

Y esa fuerza se halla representada además en el trabajo manual de sus prendas, que trasmite poesía, arquitectura, fantasía, arte y, desde luego, música. Porque sus texturas y volúmenes se mueven mientras sus transparencias le hablan a una mujer sensual y muy femenina. Cuando flotan sus inmensas faldas con cortes imposibles sobre la pasarela, al bies, envuelven el cuerpo de las modelos, quienes a veces parecen sostenidas en el aire como esculturas en un museo.

Isabel Henao estudió en Medellín. En 1999 hizo sus principios en literatura, mientras definía cuál sería el camino que quería recorrer. Luego se decidió por el diseño industrial, también en la Pontificia Bolivariana, y después por el diseño de modas en la Colegiatura. Entre 2002 y 2003 hizo una especialización en el Instituto Marangoni, en Milán (Italia), donde agregó un Magna cum laude a su entonces muy joven hoja de vida.

De ahí pasó a especializarse en el tratamiento de telas, plisados y nuevos desarrollos, a través de cursos de técnicas especiales. Si de aplausos se trata, los ha recibido muchas y merecidas veces, así como menciones y premios por parte de la crítica, las revistas y el público. Pero tal vez uno de sus principales retos ha sido desfilar con su colección al lado de grandes nombres internacionales como Ágatha Ruiz de la Prada y Carolina Herrera, en los que siempre ha hecho valer su infinita capacidad de darles un toque personal e inconfundible, y a la vez poético y etéreo, a los materiales que confecciona.

Romántica y sofisticada, así es la nueva colaboración de H&M

Tiene un físico que quisiera cualquier modelo profesional: alta, delgada y exótica. De hecho, no sólo fue modelo, sino que aún hoy, junto con Simona, su hija de tres años, no tiene problema en modelar su propia ropa. Isabel lleva una elegancia frágil, muy femenina, con su piel muy blanca y el contraste de su pelo negro al estilo de Blancanieves.

Perfeccionista, es casi oriental en sus gustos y preferencias. Tanto la atraen esas culturas que llegó a esculpir varias colecciones como piezas de origami, y obligó a las personas a tocarlas para no creer que estaban hechas en papel mantequilla o en azúcar o caramelo. Porque todo lo que hace Isabel es depurado.

 

LINA CANTILLO.

La diseñadora colombiana Lina Castillo (1973) nacida en Barranquilla. Estudió en el Instituto Burgo de Moda de Milán y trabajó en Italia donde desarrolló su talento en el mundo del diseño y de la moda. Volvió a Colombia para establecer una nueva forma de moda en el hombre latino, el cual se vestiría con influencias europeas sin perder la esencia latinoamericana. Ha establecido durante más de dos décadas su pasión por hacer y crear vestuario para el universo masculino.

Su marca cuenta con otras líneas de trabajo como Su prêt-à-porter y su Hecho a la medida llevan al hombre colombiano cada día a grandes experiencias de vida. Sofisticación y elegancia convertidas en principales protagonistas de cada una de las historias que Lina ha contado en sus colecciones especiales.

Su experiencia a la hora de generar conceptos de moda claros, le han permitido la Inclusión de su estética Sartorial en el guardarropa de algunas de las más importantes compañías nacionales y extranjeras. También ha cuidado cómo se hace el uso de textiles en su mayor provecho evitando desperdicios, así como empaques pensados para re utilizar de tal manera que el planeta no se vea afectado.

En sus propuestas suele incluir trabajos hechos de la mano con artesanos colombianos que dan a pequeños detalles un gran valor agregado. Propone a las nuevas generaciones el aprendizaje de los legados de la vieja sastrería para que esta gran labor no desvanezca. Incontables e ilimitadas inspiraciones la llevan a desarrollar una mayor sensibilidad del manejo de fibras especiales buscando siempre nuevas formas de plasmar una propuesta artística a un prototipo final.

 

Lina Cantillo, la dama que viste a los hombres

Cuando la diseñadora Barranquillera presentaba su colección ‘Zen’ en la Ventana al Mundo en el marco del MoBaq la crítica decía que si existe algo que caracterice a Lina Cantillo es la forma como revoluciona con sus prendas la silueta masculina.

Su historia es la materialización de la disciplina, la creatividad y el esfuerzo. Cuando regresó a Colombia, después de haber culminado sus estudios, logró establecer una nueva forma de hacer moda para el hombre latino, logro adaptar las influencias europeas al estilo de ese lado del mundo, por lo que su concepto se ha convertido en una tendencia que no pierde vigencia.

Por más de 20 años, la diseñadora barranquillera, ha logrado hacer y crear vestuarios para el universo masculino con una gran aceptación y admiración por parte de los amantes de la moda Hacer prendas que vayan acorde con la mentalidad de los hombres de Colombia no ha sido una tarea para nada fácil, pero tampoco imposible y es eso precisamente lo que ha hecho que Lina Cantillo se consolide como una de las más importantes del país.

Su visión también la ha llevado a contribuir con la consolidación de la industria de la moda en el país, es por ello que cuenta con puntos de venta en Bogotá y Cartagena. La tarea de explicarle al hombre tradicional colombiano que existen más tendencias y todas novedosas la han llevado a tener algunos choques, pero a fin de cuentas ella los termina ganando porque sabe cómo argumentarle a quien cae en sus manos le hace caer en cuenta que vale la pena probarse algo diferente. Porque cuando presentaba “Zen” decía que era una propuesta que expresa “la unión familiar, el respeto por las tradiciones y la meditación”.

Los elementos anteriormente mencionados son los predominantes en una colección cargada de buen gusto y de un sabor internacional con un sello Caribe. Lina explicaba esta presentación como un legado reconstruido del hombre que busca sus raíces, su tierra y su familia.

“Estamos felices de reencontrar ese hombre que se ama así mismo”. La paleta de colores que conformaban esta colección era bastante interesante porque “tiene la nostalgia de las tonalidades tierras y cremosas de un Mompox, de una fotografía sepia del abuelo”.

Lina Cantillo y Silvia Tcherassi se unieron en una macro-tendencia pensando en Barranquilla, en los artistas, poetas y escritores. El Mobaq se realizaba en la Ventana al Mundo para replicar la tendencia de tomar lugares icónicos de las ciudades para convertirlos en pasarelas al aire libre.

 

MARÍA ELENA VILLAMIL. 

La diseñadora Villamil (1972) se caracteriza por la sensibilidad hacia todas las formas de expresión artística, que ha sido una inspiración constante para ella que ha trabajado su marca por más de 35 años. Su firma personal se refleja a través del armonioso sincretismo de sus combinaciones, que exploran la mezcla de texturas, los tejidos hechos a mano y las siluetas asimétricas, generando volúmenes y líneas arquitectónicas que firman sus obras de arte.

Su declaración de moda está dirigida a una mujer contemporánea, que viste prendas atemporales, buscando una combinación perfecta de comodidad, versatilidad y sofisticación. La diseñadora busca reflejar la feminidad, la sutileza y la libertad de movimiento a través de todos sus diseños. Ella cree que la imagen exterior es el reflejo del interior de cada mujer.

 

La diseñadora que rompe con los estereotipos de la moda.

Cuando era niña, a María Elena Villamil nunca le gustó jugar con muñecas ni con vestidos, prefería pintar las casas y terrazas que veía por su balcón, la pintura en general y otras actividades. Más de 30 años después, su gusto por la arquitectura y también por el arte se palpa en la ropa que produce bajo la marca que lleva su nombre y con la cual hoy es conocida como una de las diseñadoras colombianas más sobresalientes del país.

Casi sin darse cuenta, a María Elena se le abrieron los caminos para crear una marca de ropa sin ni siquiera cumplir los 18 años. Y aunque nació en Medellín, la capital de la moda, fue Cali la ciudad testigo de su crecimiento y consolidación como empresaria y diseñadora. “Nací en Medellín, pero soy caleña de corazón”, subraya cada vez que le preguntan su lugar de nacimiento. Y tiene claro que de la cultura antioqueña le queda “el empuje paisa y la berraquera”, dos virtudes que lleva como bandera a todas partes.

Y es que, en plena adolescencia, a los 16 años, María Elena tuvo que mudarse a Cali porque la empresa en la que trabajaba su papá lo trasladó a él y a su familia a esa ciudad, y allí su mamá abrió un taller de confección de ropa y creó una marca. Ese taller fue la excusa para que María Elena encontrara una salida para canalizar su creatividad y expresara, a través de las telas, su gusto por el arte y por la arquitectura. “A mi mamá le gustaba hacernos la ropa a mi hermana y a mí. Ahí me empecé a interesar por la moda, comencé a diseñar mi propia ropa, y a mis amigas les empezó a gustar cómo me vestía. Me di cuenta que tenía una habilidad con eso”, relata.

Cuando María Elena Villamil lanzaba su nueva colección en Colombiamoda concurrían cinco grandes tendencias en la moda en ese momento. Pero las formas que construye María Elena Villamil le granjearon el éxito entre sus amigas y las personas que veían su ropa. Fue entonces que decidió decirles a sus padres que quería sacar su propia línea de ropa, aprovechando el taller de moda que tenía su madre y que ya estaba dando frutos.

Era evidente que a su padre no le entusiasmaba la idea, pero ella mantenía la fe y tenía la certeza de que lo que tenía en mente lo iba a vender muy bien. Pero su madre le apoyó y sacó una colección de unas 15 o 20 piezas. Esa colección, la primera de una larga carrera, se vendió como pan caliente. “Me acuerdo mucho que puse todas las prendas en el cuarto de mi casa e invité a mis amigas y compraron todo. Me gané 40.000 pesos, y a partir de ese momento sentí coger el cielo con las manos y dije ‘¡por acá es!”, afirmaba María Elena sobre las buenas sensaciones e impulso que significó el de dicha presentación.

Pese a que no había terminado el colegio, María Elena, con la seguridad que la caracteriza, dijo a sus padres que el siguiente paso era crear su propia marca de ropa e independizarse de la de su madre. Por ello, empezaron a turnarse en cuanto a los diseños de ropa en el taller de su madre, lo que significaba un mes sus diseños y el otro mes los de su madre. Sin embargo, se dieron cuenta de que los diseños de ella daban mejor resultado y por eso decidió que lo mejor era tener su propia marca. María Elena vivió hasta los 16 años en Medellín, el resto de sus años los ha pasado en Cali.

 

MARÍA LUISA ORTÍZ. 

María Luisa Ortíz (1970) es considerada una de las diseñadoras de moda más importantes en Colombia. Se graduó como diseñadora de alta costura de “Écoles de la Chambre Syndicale de la Haute Couture Parisienne”, donde recibió una formación única en el mundo. En París, trabajó para los talleres de alta costura de Christian Dior y Christian Lacroix

En Colombia, inició su carrera profesional con su taller de Alta costura para novias y gala, con el estilo minucioso que la caracteriza. En 1999 abrió su boutique y expandió su línea a prêt a porter deluxe. Desde su primer desfile en abril de 1996, sus prendas han sido publicadas en las editoriales de revistas más importantes de moda nacional e internacional. Bajo su nombre ha tenido cuatro líneas de producto: María Luisa Ortiz Couture, María Luisa Ortiz Red Label, María Luisa Ortiz Corporativo y María Luisa Ortiz Cecibelle-Lingerie.

En abril de 1996 a partir de su primer desfile su ropa empezó a ser publicada en los editoriales de revistas de moda nacionales e internacionales. María Luisa Ortiz ha sido invitada por Inexmoda para participar en ferias como Colombiatex y Colombiamoda desde el año 1996 hasta la fecha. Ha mostrado sus colecciones en las más importantes pasarelas de moda del país como el Circulo de la Moda de Bogotá patrocinada por la marca Peroni Latinoamerica y Milán, Italia.

En 2003 fue llamada a participar en el Proyecto de Identidad Colombia. Este trabajo fue llevado a Milán, por invitación de la Cámara de la Moda Italiana en 2004. También fue la invitada especial al evento Fashion Fights Poverty en Washington D.C. en octubre de 2006. En enero de 2006 lanza su marca de ropa íntima: Cecibelle, en el marco de la Feria Colombiatex, apoyada por la marca Lycra.

“A los cuarenta somos menos duras con nosotras mismas y más seguras. No tenemos miedo y el ‘qué dirán’ ya no significa nada”. Heredó el amor por el oficio de diseñadora de su madre, María Cecilia Mejía, una de las precursoras de la moda en Colombia. Al regresar de París, de estudiar en la Cámara Sindical de la Alta Costura y de trabajar en Christian Dior y Christian Lacroix, su padre le regaló su primera máquina de coser, que ella instaló en el comedor de su casa paterna hasta que pudo abrir su propio taller. Han pasado 22 años desde entonces. Hoy, María Luisa Ortiz es un sello de calidad, una marca; es alta costura y prêt-à-porter; es también el reflejo de una industria que ha sabido reinventarse y persistir.

Ella piensa respecto a la evolución de la moda en Colombia desde que comenzó su carrera, que había una generación que había abierto las primeras puertas para dar a conocer la moda colombiana: Pepa Pombo, Ángel Yáñez, Hernán Zajar, Olga Piedrahíta, Amelia Toro, Carlos Nieto, Bettina Spitz y Sandra Cabrales, entre otros.

En esa época, la ropa de diseñador colombiano no era valorada como lo es hoy; era muy difícil lograr que los clientes compraran ‘hecho en Colombia’ a precio justo. Creo que se ha hecho un gran trabajo en equipo entre los diseñadores y las plataformas Colombiamoda, Colombiatex y Cali Exposhow para posicionar el magnífico trabajo que han hecho los diseñadores colombianos.

En medio de una industria tan volátil, ella se ha reinventado y adoptado diversas facetas como diseñadora. Entre las cosas más difíciles que le han tocado vivir, una de ellas es que pensó que le sería complicado salir del cliché de ‘la diseñadora María Luisa Ortiz, marca, boutique, ropa prêt-à-porter, alta costura’, pero el mercado y las necesidades de la gente cambiaron.

Así encontró, a través de su línea corporativa, un trabajo maravilloso que es similar al de la alta costura, ya que diseña a partir de las necesidades de una persona o de una empresa para lograr un producto exclusivo y a la medida, a pesar de ser masivo. Esto le hizo comprender que nunca iba a dejar de ser María Luisa Ortiz ni que iba a poder parar de diseñar. Porque comprendió, además, que el mundo actual presenta tantas posibilidades para solucionar necesidades por medio del diseño, que siempre habrá más y más proyectos para mí.

 

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