Por aquel entonces la firma ya estaba dirigida por la segunda generación de la familia, Enrique Loewe Hinton, hijo del fundador. Enrique se convirtió en el responsable de la nueva orientación de la firma y el año 1910 fue crucial porque Loewe abrió su primera tienda en Barcelona, en la calle Fontanella, y más tarde otra en la calle Fernando, ambas enfocadas a conseguir como clientela a la burguesía catalana. También en aquella época empezó la electrificación de sus talleres lo que ayudó a ampliar su red de tiendas.
En el año 1914 Loewe tenía una plantilla de 38 obreros: tres encargados, un contable, seis dependientes, dos dependientas, tres mozos, un corredor en Madrid, dos viajantes y un apoderado. La firma era consciente de que vendían productos de lujo y de que su target era la clase media alta así que decidieron buscar un local en Madrid en la zona donde se ubicaban los palacios y palacetes donde vivían sus clientes. Es así como eligieron un edificio en la calle Barquillo, esquina San Marcos, el cual abrió sus puertas en el año 1923. La firma siguió especializada en artículos de piel: estuches, pitilleras y encuadernaciones de lujo, pero cada vez dieron más importancia a la fabricación de bolsos, que se acabaron convirtiendo en el artículo principal de la marca.