20 Ene FALSIFICACIÓN E IMITACIÓN DE PRODUCTOS DE LUJO
LOS DELITOS QUE ENGLOBA LA FALSIFICACIÓN DE LOS PRODUCTOS DE LUJO
“La imitación es la forma más sincera de admiración que la mediocridad puede brindar a la grandeza” dijo el gran escritor Oscar Wilde. Pero en el sector lujo, esta frase no se puede aplicar.
En nuestro país la lucha contra las falsificaciones se ha incrementado exponencialmente en la última década. También se ha incrementado el número de sentencias condenatorias por delitos derivados de producción – venta de productos falsificados, no obstante, la realidad es que los negocios de las falsificaciones abundan y se toleran, alimentando organizaciones criminales y perpetuando la desigualdad y el tráfico ilegal mientras genera enormes bolsas de dinero negro y roba recursos a la economía regulada.
A nivel mundial, el precio de falsificaciones también ha alcanzado niveles colosales.
Según el Informe de 2019 de situación sobre la vulneración de los Derechos de Propiedad Intelectual en la Unión Europea publicado por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), las pérdidas anuales debidas a la falsificación y la piratería, en 11 sectores económicos clave de la Unión Europea, ascienden a 56.000 millones de euros anuales. En el año 2015 las perdidas han sido valoradas en 36.278 millones de euros. La diferencia en el aumento de estos 4 años es brutal.
En España, las pérdidas anuales debidas a las falsificaciones y la piratería ascienden a 6.700 millones de euros, lo que equivale al 10,6 % de las ventas en los 11 sectores analizados. En el año 2015, dichas pérdidas se han valorado en 5.655 millones de euros.
LAS FALSIFICACIONES AYUDAN AL INCREMENTO DEL PRESTIGIO DE LA MARCA. ¿MITO O REALIDAD?
Hasta hace poco, se consideraba que los productos falsificados conllevan connotaciones negativas para las marcas que se veían afectadas por la falsificación. Pero en la actualidad, paradójicamente, la falsificación de los productos de lujo, aumentan el valor de las marcas.
Así, en los últimos años se ha constatado que, el encanto y reputación de las marcas falseadas se han visto incrementadas gracias a estar afectadas por falsificaciones.
Así, los consumidores a sabiendas de ello, al objeto de proteger y ayudar a la marca a no perder su prestigio, estarían dispuestos a pagar un precio más alto por los productos originales.
Sin embargo, este efecto es válido exclusivamente para las marcas muy exclusivas y que gozan de un renombre. Para las menos famosas, el efecto de falsificación es exactamente opuesto: en caso de ausencia de productos falsificados, el producto original costaría más.
No hay duda de que actualmente la riqueza de una persona puede reflejarse en el logo que lleva en la marca de su ropa, de las gafas de sol o en el diseño distintivo de su bolso.
Todos reconocemos las marcas de lujo más adoradas y a la vez más falsificadas – Louis Vuitton, Chanel, Dior, Prada, Fendy (según el Global Brand Counterfeiting Report de 2018)-. A la vez estas marcas son las más admiradas, pero las falsificaciones de productos de estas marcas son los artículos de lujo más incautados por las fuerzas y cuerpos de seguridad.
En España, Bimba y Lola recientemente perdió una batalla judicial a pesar de que la acusada, fue interceptada en el aeropuerto de Barajas con 18 kilos de herrajes metálicos que simulaban su logo. El destino de ese material era confeccionar decenas de prendas, no obstante, la multa de 180 euros – condena inicial- fue anulada porque no quedó demostrado que la acusada fuese a beneficiarse de las ventas.
¿ASPECTO POSITIVO DE LAS FALSIFICACIONES? QUE NO HAY PÉRDIDAS ECONÓMICAS PARA LAS MARCAS DE LUJO QUE SUFREN FALSIFICACIONES
Las ventas de productos falsificados no suponen pérdidas directas para la marca infringida, ya que las marcas de lujo se dirigen a un público con alto valor adquisitivo; y las marcas de lujo saben que para generar esa sensación de que se está accediendo a un producto super exclusivo al que pocos tienen acceso, tienen que mantenerse en esa posición.
Comprar un producto de lujo en ocasiones parece una ceremonia. Las tiendas y puntos de ventas deslumbran con sus diseños y escaparates mientas que los lugares dónde se producen ventas ilegales de falsificaciones suelen ser exactamente lo opuesto.
Así, una persona que compra un fake, lo hace porque no se permite formar parte del sector de clientes que adquieren productos auténticos y con ello, estatus social.
Está claro que quien accede a un mercadillo a comprar un bolso y ve el logo de Chanel, o desconoce e ignora que es una marca archiconocida (¡sí! aunque parezca imposible, hay personas que viven completamente ajenas al mundo de la moda) o piensa que es un chollo y la “copia” está tan bien hecha que decide pagar por ella.
La poca concienciación de los consumidores se refleja en la forma en la que nuestra sociedad concibe la piratería y la falsificación: no como delito, sino como algo común.
A la vez destaca la ignorancia del consumidor respecto a las consecuencias negativas que traen los negocios de productos falsificados sobre la economía del Estado y sobre el empleo, sobre los aspectos negativos que puede tener para la salud de las personas al no pasar los controles y normativas de seguridad, así como sobre la reputación de la marca que se ve afectada por las falsificaciones.
NUEVOS CANALES DE DISTRIBUCIÓN
Si en el pasado estábamos acostumbrados a ir directamente a la tienda a adquirir un producto, hoy en día las cosas han cambiado.
Aunque es cierto que el número de manteros que venden falsificaciones y los mercadillos que venden artículos pirateados no disminuyen, los canales de distribución se están diversificando.
La era revolucionaria del internet y de las plataformas electrónicas ha modificado las costumbres tanto de los consumidores como de los distribuidores.
Actualmente, los fabricantes de cualquier producto de lujo pueden llegar de forma directa y constante a todos los clientes potenciales. Según estudios recientes, el internet representa el 41,3% del total de las ventas y si hablamos de productos de lujo, las cifras aumentan hasta el 90%.
Y exactamente lo mismo pasa con los fabricantes de las falsificaciones. A cualquier hora del día y desplazamiento alguno, envían paquetes con el producto solicitado por el cliente final directamente a su casa. Los mercados en línea son revolucionarios.
Los artículos fake que infringen marcas famosas, tienen muy pocos costes de producción y por ello, se pueden exportar a cualquier lugar del planeta obteniendo a cambio un beneficio rápido con consecuencias limitadas en caso de incautación.
Lo que no debería sorprendernos en absoluto dado el creciente panorama de las estafas virtuales, es que solicitemos un producto online pensando que es real y recibamos a casa, una imitación casi perfecta de la marca.
¿QUÉ PENAS CONLLEVAN?
Los productos falsificados conllevan un enorme perjuicio social y económico, no sorprende en absoluto la gravedad de las acusaciones que suele recaer sobre las personas que acaban detenidas en operaciones contra la piratería.
Los delitos que más encontramos son los delitos contra la propiedad industrial, los delitos contra la salud pública, el blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal, evasión fiscal y estafa, entre otros.
¿Qué dice el Código Penal respecto a las personas que adquieren productos falsificados?
Advierte el Código Penal en su artículo 298.1 que será castigado con pena de prisión de seis meses a dos años quien, con ánimo de lucro y sabiendo que comete un delito “contra el patrimonio o el orden socioeconómico”, reciba, adquiera u oculte productos de origen ilícito.
En este ámbito es complicado que haya denuncias, juicios y menos condenas a consumidores que adquieren productos falsos. A pesar de sostener el mercado ilegal, los que acaban detenidos en una redada no son los compradores, sino los vendedores.
A los compradores no se les puede acusar de comprar productos falsos a sabiendas porque ¿cómo demostrar que eran conscientes de comprar cosas pirateadas cuando piensan que el producto es un chollo?
No a todos se les puede aplicar el mismo tratamiento, de eso no hay dudas. Muchos lo hacen a sabiendas de que el artículo que adquieren es falso, no obstante, al menos que sea sorprendido in fraganti en una redada policial, es complicado que su compra tenga alguna consecuencia legal.
¿CÓMO Y QUÉ RECLAMAR?
En el caso de ser una víctima de una compra de un producto falsificado, si se ha adquirido en un establecimiento físico y existe factura o tique, podrá presentarse una reclamación de consumo por las vías habituales. Es recomendable interponer una denuncia ante la policía o en un juzgado.
También se podrá acudir a las oficinas de atención al consumidor y a las asociaciones de consumidores.
No ocurre lo mismo si el producto se ha comprado en una web de comercio electrónico o con sede física fuera de la Unión Europea, o a un mantero. En estos casos resulta imposible reclamar a la vez que puedes dar por perdida la inversión que acabas de realizar y menos aún percibir una indemnización por daños y perjuicios causados por el producto.
Las técnicas de piratería y falsificación se están sofisticando y resulta evidente que la erradicación de estas está a años luz de ser una realidad. Son necesarios la implantación de medidas preventivas, normativas y penas más severas e instrumentos más eficaces para luchar contra este tipo de delitos a la vez que las empresas deberán mantener una permanente vigilancia de sus activos de Propiedad Intelectual e Industrial velando por su reputación e imagen.
Este artículo se ha realizado por la redacción del equipo de EOB, si quieres contactar con nosotros mándanos un mail a info@enriqueortegaburgos.com