JEAN PAUL GAULTIER: 50 AÑOS EN LA INDUSTRIA DE LA MODA
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JEAN PAUL GAULTIER: 50 AÑOS EN LA INDUSTRIA DE LA MODA

Por Anna Alegret.

 

El que fue apodado el enfant terrible de la moda se despidió el pasado mes enero  de la industria de la moda tras 50 años al frente de su firma epónima. Gaultier es probablemente uno de los últimos grandes iconos salidos de Francia y una de las figuras más relevantes de la moda de este siglo y del anterior. Ha cosechado muchos éxitos a nivel profesional, por ejemplo, lanzar su propia línea de Alta Costura, crear el vestuario de más de una docena de películas y espectáculos – entre ellos está vestir a Madonna y realizar el vestuario para películas de Almodóvar -, presentar un programa de éxito en la televisión francesa o ponerse al frente de la dirección creativa de Hermès. Vamos a hacer un repaso a la gran trayectoria que ha tenido Gaultier durante estos 50 años. ¡Empezamos!

Gaultier nació en el año 1952 en Arcueil, una localidad del extrarradio de París. Fue su abuela quien le descubrió el mundo de la moda y, en realidad, nunca acudió a una escuela de moda. No le hizo falta ya que en 1970, con dieciocho años, comenzó a trabajar como ayudante de Pierre Cardin. Tras un breve período en Cardin, en el año 1971 entró a trabajar como diseñador para la casa de costura Jacques Esterel pero en 1974 volvió a Pierre Cardin en dónde lo enviaron a Manila (Filipinas) para que diseñase colecciones destinadas al mercado americano.

 

En el año 1976, tras su estancia en Filipinas y con la ayuda de su compañero sentimental Francis Menuge, fundó su propia marca y presentó su primera colección para la primavera-verano 1977 en el Palais de la Découverte de París. En relación a su primer desfile él mismo comentó que no era muy bueno pero que le sirvió para dar el salto, es más, incluso lo llegó a definir como “una catástrofe”.

“Utilicé la lencería en mi primera colección, fue en 1976. Hice un mix con una cazadora motera, un bustier ortopédico de mi abuela, customizado con tachuelas, y un tutú con denim”, comentó Gaultier. En su primera colección ya nos dejó ver su gusto por combinar texturas delicadas como la seda o el tul con otras fuertes como el cuero o el denim así como el hecho de mezclar prendas vintage con prendas de alta calidad.

 

En los años ochenta Gaultier consiguió posicionarse como un grande de la moda con colecciones como High Tech, Etier papier, Paris Gaultier y Le Dadaiesme. Quiso reivindicar en sus creaciones el derecho a la diferencia y borró fronteras entre las culturas y entre los sexos, tratando a hombres y mujeres por igual. En cuanto a las modelos de sus desfiles, apostó por la diversidad cultural y por la belleza que no era convencional; quería a mujeres y hombres de todas las razas, anatomías y edades. Con sus diseños abrió la industria la sexualidad, cuestionó los roles imperantes e introdujo sobre la pasarela la diversidad étnica.

En 1983 presentó su primera colección masculina y la llamó “El hombre objeto” con el objetivo de transgredir los estereotipos asociados a los géneros. Ejemplo de ello fue vestir al hombre con faldas y corsés y poco a poco, las excentricidades de Gaultier se convirtieron en sus señas de identidad. En esa primera colección para hombre la gran protagonista fue la camiseta marinera la cual se convirtió en un símbolo dentro del universo Gaultier. En el año 1985 introdujo la falda para el hombre en su colección, concretamente se trataba de un pantalón de piernas anchas con un faldón plegable en la parte delantera.

“Siempre me he propuesto crear algo que todavía no exista, y cuando lancé la colección de hombre cambié la silueta: hombros grandes y un poco caídos, proporciones sueltas, un poco de años cincuenta. Diseñé una camiseta marinera sin espalda, introduje la falda… durante años hice un buen trabajo con la moda masculina, pero luego el mercado se cayó y me vi obligado a hacer un estilo más street. Cuando diseño, me gusta hacerlo con convicción, siendo honesto conmigo mismo. Puedo crear una colección muy bonita y sencilla, pero cuando se me ocurre a mí, cuando yo lo siento”, explicaba el diseñador.

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Tras cursar sus estudios, Martin Margiela comenzó a trabajar como ayudante de Jean Paul Gaultier entre los años 1984 y 1987. Gaultier recuerda cómo conoció a Martin Margiela: «Lo conocí cuando formé parte del jurado del certamen de la Canette d’Or. Había quedado segundo. Me parecía que su trabajo era muy interesante y que ya tenía todo lo que hacía falta para crear su propia línea y presentar sus colecciones en la pasarela de París. No entendía por qué quería trabajar conmigo. Trabajaba muy bien. Es el mejor ayudante que he tenido; y se convirtió en un auténtico amigo».

 

Se dice que tras la confección del vestuario para una película de Greenaway fue la misma Madonna quién le encargó a Gaultier la creación de su vestuario para su famosa gira Blonde Ambition, la cual tendría lugar en el año 1990. Y de ahí surgió una de las prendas más icónicas, tanto del diseñador como de la estrella del pop: el corsé con dos conos. La entrada en la década de los 90 no hubiera sido la misma sin el mencionado corsé de Blond Ambition Tour. Madonna quería un vestuario que mezclara lo masculino con lo femenino y Gaultier dio en el clavo con un sastre diplomático sobre un corpiño de cuerpo entero de raso rosa palo incluyendo el mítico sujetador de conos, el cual se convirtió en una prenda emblemática en todas sus colecciones.

La suya es una de las mayores alianzas que ha dado la cultura popular; para Madonna Gaultier era el número uno y él tenía la misma sensación para ella así que le diseñó el vestuario para Blond Ambition, pero también para Drowned Worl Tour (2001), los vídeos Express Yorself (1989), Open your heart (1986) y repitió con un nuevo corsé para el MDNA World Tour (2013).

El Inicio de Los Perfumes

Le Male, cuyo frasco en forma de torso enfundado en una camiseta de rayas – uno de las señas de identidad de Gaultier -, está inspirado en Querelle, un marinero de la película de Fassbinder.

 

Una interesante anécdota que cuenta Gaultier es que, por el año 1996, corrían rumores de que Gianfranco Ferré no encajaba en Dior y que iban a despedirlo. Ese mismo año, Bernard Arnauld, propietario de Dior y del conglomerado LVMH, se reunió con Gaultier. El francés pensaba que éste le iba a ofrecer el puesto de Ferré pero, por el contrario, le comunicó que había pensado en él para Givenchy (en dónde estaba por aquel entonces John Galliano). Los planes de Arnault eran colocar a Galliano en Dior y poner a Gaultier al frente de la casa Givenchy. Pero para el él Givenchy era demasiado burgués, no era su sueño, así que denegó su oferta. Finalmente el que cogió el relevo de Galliano en Givenchy fue Alexander McQueen.

Un año después, en 1997 Gaultier debutó con su propia firma en la Alta Costura deslumbrado a la Chambre Syndicale – el órgano regulador – y renovó los códigos mientras que a la vez mantenía un respeto por la tradición. En la colección introdujo corsés para hombres y mujeres, así como denim, zapatos de baño, logotipos, es decir, introdujo los elementos de prêt-à-porter a la Alta Costura y como comentó Vogue, aún fue más impactante su presentación en comparación con la estética elegante presentada por John Galliano y Alexander McQueen en sus debuts en Christian Dior y Gicenchy, respectivamente, durante esa misma Semana de la Moda de la Alta Costura.

 

Una mezcla de dos mundos, desde lo más tradicional hasta lo más creativo, Gaultier dio forma a todas sus fantasías en la Alta Costura. Por ejemplo, en su mencionada primera colección de Alta Costura hallamos un precioso vestido de tul blanco con un chal negro a juego o un vestido de corsé bordado con una falda drapeada color vino; por el contrario, también introdujo un conjunto de plumas del color del arco iris que era algo completamente distinto.

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En el año 1999 empieza la relación del diseñador francés con la casa de lujo Hermès cuando ésta última compró un 35% de la empresa de Gaultier por 23 millones de dólares, participación que más tarde elevó al 45%. Esta participación tenía como objetivo el desarrollo de la distribución de los productos Gaultier con una red internacional de tiendas. Esta fue una de las pocas aventuras del grupo francés ya que siempre ha tenido vocación de mantener su espíritu familiar, fuera de su propia marca.

 

En el año 2004 Gaultier entra a trabajar en Hermès como director creativo y ese mismo año presenta su primera colección para la firma, lo cual supone para él un reto ya que Hermès es una casa muy tradicional y él es una persona a la que le gusta experimentar y crear. La gente del sector se puso las manos a la cabeza por la arriesgada elección que había realizado la casa de lujo francesa al contratar al provocador Gaultier para su línea de prêt-à-porter pero realmente fue todo un acierto, al menos en los resultados económicos los cuales fueron positivos durante la estancia del francés en la firma. A fin de cuentas hay que tener en cuenta que la idea de Hermès al traer al diseñador francés era modernizar su línea femenina y darle más juventud. Y así fue.

 

En esa primera presentación Gaultier eligió como localización el Círculo Ecuestre de la Escuela Militar de París. Fue un homenaje a lo ecuestre y a las piezas clásicas de Hermès con el toque del mundo Gaultier. Destacaron las americanas y las faldas escocesas de cuero junto con los vestidos, y los colores naranja y marrón simulando la cinta que la firma utiliza para envolver los regalos de la firma. Además, persuadió a Lou Doillon – hija de Jane Birkin – para que desfilase para la firma con una chaqueta de cuero, pantalones y botas de montar. Todo un guiño teniendo en cuenta lo que representa el bolso Birkin para la firma. Por tanto, Gaultier se estrenó en Hermès conservando los valores de la firma y fue todo un éxito.

Gaultier estuvo en Hermès durante siete años y finalmente puso fin a la colaboración entre ambos en el año 2010 para centrarse en sus propios proyectos según informó la casa de lujo (aunque según se dice Gaultier dimitió después de la muerte del expresidente de Hermès, Jean Louis Dumas, al tener desacuerdos con el hijo de éste). Su último desfile para Hermès fue otro espectáculo: el suelo emulaba la arena de un coso y siete caballos bailaron bajo lámparas de araña. Gaultier, en su última presentación con Hermès, hizo uso del legado de la casa Hermès, usando el cuero, la piel y la marroquinería de una manera excelente, maximizando su talento para crear un glamour austero pero sensual.

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A pesar de su marcha de Hermès, la casa francesa seguía conservando su participación en la empresa de Gaultier hasta que en el año 2011 vendió el 45% del capital que controlaba a la empresa española Puig por 30 millones. Además, el grupo catalán adquirió otro 15% de participación al propio diseñador. Es decir, Puig posee un 60% de participación de la compañía de Gaultier (un control mayoritario). Con este movimiento Puig posee por primera vez una casa de alta costura ya que la especialidad del grupo son los perfumes.

Ya en el año 2014, centrado en su propia firma, Gaultier decidió abandonar el prêt-à-porter para centrarse en la alta costura y en su línea de perfumes. En una entrevista a WWD explica que el motivo principal de su retirada parcial es la velocidad a la que se mueve el sector de la moda: dos grandes colecciones (primavera-verano y otoño-invierno), más las colecciones pre-fall y crucero (a mediados de cada estación) y se duplican también si la firma tiene hombre y mujer y si trabaja en la alta costura. “Las limitaciones comerciales del prêt-à-porter así como el ritmo frenético de las colecciones no deja libertad, ni el tiempo necesario para encontrar nuevas ideas”, comentaba Gaultier. El diseñador francés se sentía más realizado con la alta costura porque le permitía expresar su creatividad y su gusto por la experimentación y por ello decidió seguir únicamente por esa vía.

Su último desfile de prêt-à-porter tuvo lugar el 27 de septiembre de 2014 en el cine Grand Rex de París y fue todo un espectáculo en donde se podía leer “Bienvenidos a la elección de Miss Jean Paul Gaultier”. El desfile parodiaba un concurso de belleza en donde el juez era su musa Rossy de Palma y en dónde Gaultier conseguía que cada look resultase ser punk sin dejar de ser chic.

Como se ha comentado, Gaultier también ha entrado en el mundo del cine, como por ejemplo, en el año 1989 diseña el vestuario de Victoria Abril para la película de Pedro Almodóvar “Kika”. Años más tarde, en 2004, volvería a crear el vestuario para un personaje de una película de Almodóvar, en este caso, para Gael García Bernal en “La mala educación”.

 

Asimismo, ha vestido a estrellas de Hollywood en la ceremonia más importante del cine: en 2000 Cate Blanchett asiste a los Oscars vestida de Gaultier; lo mismo haría Nicole Kidman en el 2003 la cual recogió su Oscar por Las Horas con un vestido de la marca. La misma historia se repetiría en el año 2008 con Marion Cotillard, la cual recogió su estatuilla por su participación en la película La Vie en Rose enfundada en un espectacular vestido de Gaultier.

En el año 2000 recibe el CFDA Internacional, también ganó el Oscar de la moda al mejor diseñador del año – 1987 – y también recibe en el año 2017 el Ischia Global Fest Award, el premio más alto que Italia concede a la moda y el cine.

 

Finalmente, tras 50 años de carrera sobre las pasarelas, el pasado mes de enero Gaultier se despidió de la alta costura por lo alto, delante de más de 1.5000 personas con un show en el cual escenificó su entierro, demostrado una vez más su humor y su excentricidad. El Teatro de Châtelet de París y el día 22 de enero fueron testigos del adiós al enfant terrible de la moda.

 

Sus grandes musas: Rossy de Palma, Dita von Teese, Bella Hadid, Karlie Kloss, Coco Rocha, Irina Shayk, etc. se subieron a la pasarela para recrear todas las tendencias y looks icónicos que han marcado su trayectoria: el look de diseñó para Madonna en su gira Blonde Ambition, sus looks de estética marinera, el denim, lo andrógino, diseños con referencias folclóricas (España, África, Egipto…). El show arrancó con un féretro negro de dónde salió una modelo con un vestido blanco; con ella arrancó un desfile en el que se vieron mas de 250 looks a modo de repaso del archivo de Gaultier. “Estoy haciendo lo mismo que hacía al principio de mi carrera sin recursos, pero ahora con mi legado. Adiós a lo nuevo y hola a lo viejo” comentaba. Entre la lista de invitados que no quisieron perderse el adiós del maestro pudimos ver a Nicolas Ghesquiere, Christian Lacroix o Dries Van Noten.

El espectáculo lo cerró el propio Jean Paul con un mono de trabajo azul y con la música de Boy George.  A pesar de la despedida, el francés asegura que seguirá en el mundo de la moda con un nuevo proyecto que no ha querido desvelar. Lo que está claro es que seguirá siendo un pionero como hasta ahora, dotado de una fuerte personalidad y de un poderoso sentido del humor, carismático y comprometido con lo que hace.

NO ES UN ADIÓS, ES UN HASTA LUEGO
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