29 Sep IMPRESIÓN 3D: LA ERA DE LA FABRICACIÓN ADITIVA.
La fabricación aditiva (o fabricación en impresoras 3D, o directamente impresión 3D) es una nueva forma de fabricar que ha venido para quedarse, y está suponiendo importantes cambios en la industria mundial, y en particular en la del retail.
LA TECNOLOGÍA COMO MOTOR DE CAMBIO.
Conocida comúnmente como impresión 3D, la fabricación aditiva (Aditive manufacturing o AD según sus siglas más comunes) es una de las tecnologías más punteras y dinámicas de la Cuarta Revolución Industrial que estamos viviendo. Se trata de una tecnología que ha venido a romper moldes (nunca mejor dicho), haciendo tambalearse los cimientos de la fabricación tradicional, para avanzar y (en mi opinión) mejorar, gracias a la tecnología.
Si miramos hacia atrás, cada una de las revoluciones industriales ha supuesto importantes cambios en los sistemas y métodos de fabricación. No en vano, cuando intentamos definir la palabra “industria”, uno de los significados que obtenemos es “Conjunto de operaciones materiales ejecutadas para la obtención, transformación o transporte de uno o varios productos naturales” (https://dle.rae.es/industria).
Así, La Primera Revolución Industrial (s. XVIII- mitad XIX), supuso el nacimiento propio de la Industria, marcando un punto de inflexión en la historia de la humanidad; la Segunda Revolución Industrial (mitad s. XIX- 1914) impulsó los cambios ya iniciados durante la etapa precedente, con un fuerte foco en la mecanización y la energía (no en vano se inventaron el automóvil, el avión, el teléfono o la radio); con la Tercera Revolución Industrial (todavía no se ha fijado su final, pero se proyecta en los inicios del siglo XXI), llegó la tecnología y la automatización de procesos; y, finalmente, hoy, estamos inmersos en lo que se conoce como la Cuarta Revolución Industrial (o Industria 4.0), que viene muy ligada al surgimiento de la Inteligencia Artificial, la gestión de los datos mediante algoritmos y la interconexión masiva digital[1].
Con todo, es claro que las revoluciones industriales no han supuesto exclusivamente cambios económicos, sino que han constituido el elemento esencial para el avance de la sociedad hacia nuevas formas de fabricar, de comunicarnos, de organizarnos, de vivir.
QUÉ ES LA IMPRESIÓN 3D.
Inmersos en esta nueva revolución que nos ha tocado vivir, ha surgido una de las tecnologías más dinámicas que existen hoy: la fabricación aditiva (AM). A menudo conocida como impresión en 3D, esta tecnología de rápida evolución está dando una nueva dimensión a la fabricación de todo tipo de productos, desde aquellos que requieren de una producción masiva, hasta los que pueden ser considerados obras de arte únicas. Se trata, a todas luces, de un cambio en la forma de hacer que ya tiene un papel predominante en los movimientos sociales y económicos que estamos viviendo.
Así las cosas, y hasta la irrupción de esta tecnología (y otras complementarias o cercanas a ella), muchos de los objetos que utilizamos se producían, esencialmente, a partir de un solo bloque de material, o bien uniendo otros bloques más pequeños. Cuando a esta forma de hacer, se sumó la opción de ir añadiendo finas capas de material (en forma de gel, o de polvo) hasta conformar el producto final, surgió el nombre de “fabricación aditiva” que acabaría desembocando, gracias a la aplicación de tecnología, en la impresión 3D.
Esta forma de fabricar (pues como hemos visto, la fabricación aditiva va conceptualmente más allá de lo que ahora conocemos como “impresión 3D”) ha ido evolucionando hasta permitir la obtención de objetos de una complejidad extrema, de un modo muy sencillo; algo que ningún otro proceso había logrado antes, y que ha supuesto el empuje definitivo a esta forma de fabricación.
La impresión 3D ha revolucionado la manera en que vivimos, permitiendo que muchos de los productos más básicos y elementales de nuestra vida diaria (como pueden ser los cubiertos de la cocina, los cepillos de dientes o la vajilla), se impriman, e incluso puedan repararse dentro de casa con una pequeña impresora 3D. De igual modo, otros elementos necesarios para nuestra vida (como la ropa, o incluso nuestros propios hogares), son perfectamente producibles con una impresora 3D, habiéndose llegado incluso a “fabricar” comida con esta tecnología.
Este cambio de paradigma en la forma de fabricar ha movido los límites entre los fabricantes y los clientes finales. Un producto puede ahora ser fabricado en cualquier lugar y en cualquier momento, casi por cualquiera.
NORMATIVA Y REGULACIÓN DE LA FABRICACIÓN ADITIVA.
La situación a la que nos enfrentamos, nueva y global, requiere de la redacción de normas igualmente globales, que garanticen la regulación de esta nueva forma de fabricar, de la tecnología que la acompaña, así como del diseño de los dispositivos que la facilitan o la calidad de las materias primas y los productos finales que la conforman.
En este sentido, y a partir de este año 2020, serán 8 las normas ISO/ASTM (activas o en desarrollo), que regularán la impresión 3D y sus diferentes derivadas (también aprobadas como normas europeas EN):
- ISO/ASTM 52900:2015 Fabricación de aditivos – Principios generales – Terminología
- ISO/ASTM 52901:2017 Fabricación aditiva – Principios generales – Requisitos para la compra de piezas AM
- ISO/ASTM 52902:2019 Fabricación aditiva – Artefactos de prueba – Evaluación de la capacidad geométrica de los sistemas de fabricación aditiva
- ISO/ASTM 52910:2018 Fabricación de aditivos – Diseño – Requisitos, directrices y recomendaciones
- ISO/ASTM 52915:2016 Especificación para el formato de archivo de fabricación aditivo (AMF) Versión 1.2
- ISO/ASTM 52921:2013 Terminología estándar para la fabricación aditiva – Sistemas de coordenadas y metodologías de prueba
- ISO/ASTM 52904:2019 Fabricación de aditivos – Características y rendimiento del proceso – Práctica para el proceso de fusión de lecho de polvo metálico para cumplir con las aplicaciones críticas
- ISO/ASTM 52911-1:2019 Fabricación aditiva – Diseño – Parte 1: Fusión de metales en lecho de polvo con láser
VENTAJAS Y ECONOMÍAS DE ESCALA DE LA IMPRESIÓN 3D.
Entre las principales ventajas que ofrece la tecnología de impresión 3D, encontramos la posibilidad infinita de reproducción exacta; la opción de personalizar cada uno de los productos a un coste mínimo y, sobre todo, sin una gran pérdida por implantar las modificaciones; la drástica reducción de los costes de almacenaje y logística de los productos; la aceleración del proceso de fabricación; o la optimización de la gestión de stock, al fomentar la producción por demanda.
En particular, merece especial atención la posibilidad que otorga una impresora 3D, de reproducir (copiar), e incluso mejorar, casi cualquier producto. En un mundo en el que la innovación en materiales, técnicas, productos y sistemas conforma uno de los ejes evolutivos principales, contar con una tecnología que nos permita copiar rápida y económicamente un desarrollo que puede haber llevado años en alcanzarse, supone sin duda un cambio drástico en la forma de medir y cuantificar el esfuerzo innovador de personas y equipos. Si además resulta que podemos mejorar (o personalizar) el desarrollo con la misma velocidad y el mínimo coste, el escenario da un giro tan potente que nos puede obligar a reescribir las estrategias de innovación, así como a reflexionar acerca de cómo innovar.
Toda esta situación, la evolución de la tecnología en general y de la fabricación aditiva en particular, está suponiendo una transformación total de las personas respecto a los procesos de creación, producción y venta de productos, que antes estaban al alcance tan solo de compañías multinacionales. Ahora, pequeñas empresas e incluso emprendedores individuales pueden crear sus propios productos, de nicho, pero con gran relevancia, y comercializarlos con éxito empresarial. Y todo ello acompañado de un diseño de vanguardia que ya no requiere de tanta inversión para poder plasmarse en un producto final.
Así, tanto por sus ventajas como por su versatilidad, esta tecnología se utiliza en sectores tan dispares como la medicina, la automoción, la moda, el mobiliario, la industria pesada o la de bienes de consumo; incluso en el campo aeroespacial aplican ya impresión 3D para piezas de importante calado.
LA SOSTENIBILIDAD DE LA FABRICACIÓN ADITIVA.
Por otro lado, y desde la perspectiva de la sostenibilidad y cuidado del medio ambiente, la impresión 3D tiene multitud de ventajas: el embalaje y transporte se ve muy reducido, la gestión de almacén y stock también se optimiza, pero, sobre todo, lo más relevante que permite la impresión 3D es contar con el producto final, en cualquier momento y lugar, y con un mínimo de contaminación o desperdicio (no en vano, se aprovecha cada grano de material y no se consume nada más que lo necesario, al tiempo que la energía utilizada para fabricar es, en su mayoría, limpia). De igual modo, la impresión 3D va a favorecer la reparación sostenible de los productos creados con su tecnología, al facilitar que el propio consumidor pueda, en lugar de sustituir el producto, repararlo, mediante la fabricación de las piezas para su reparación, o bien adquiriéndolas de un modo rápido, económico y sostenible.
Es claro que la impresión 3D es sinónimo de flexibilidad, y estimula la productividad, la competitividad y la innovación; también es innegable que abre muchas oportunidades al emprendimiento. Sin embargo, no todo son bondades, o ventajas, sino que esta tecnología también está rodeada de desafíos y alguna que otra limitación (entre ellas, las eventuales reglamentaciones de determinados productos o la normativa de uso de los dispositivos en hogares y lugares no sujetos a control o inspección). En particular, uno de los retos más importantes de la impresión 3D es en relación con la Propiedad Intelectual que pueda generarse de la fabricación de los productos, su titularidad, responsabilidad, y el acceso a la informacion por parte de aquellos interesados en obtenerla y/o utilizarla.
DESAFÍOS DE LA IMPRESIÓN 3D PARA LA PROPIEDAD INDUSTRIAL E INTELECTUAL.
La impresión 3D plantea retos regulatorios en general, e importantes desafíos en lo que a la aplicación de la normativa de Propiedad Intelectual se refiere. Lo cierto es que la fabricación aditiva afecta a diversas áreas (o figuras) de Propiedad Intelectual, en particular las patentes, los derechos de autor, el diseño, e incluso posiblemente el secreto empresarial.
De hecho, la impresión 3D es un ejemplo de cómo pueden aplicar, al mismo proyecto, diferentes derechos de Propiedad Intelectual. Por un lado, podemos encontrar la necesaria protección de los medios que se necesitan para la fabricación aditiva (el archivo digital, las instrucciones de fabricación o los equipos, materiales y procedimientos para ello), bien sea por patente, copyright o secreto empresarial; y por otro, la protección de los productos finales que se obtienen con su aplicación, cuyo diseño, función y uso pueden estar amparados por derechos de patente, copyright, diseño o incluso marca tridimensional.
Estamos ante un momento crucial y lleno de oportunidades, que no está por tanto exento de riesgos y preguntas, que habrá que minimizar y responder, respectivamente. Y es que, por ejemplo, a mayor democratización de esta tecnología, es decir, a mayor facilidad para que cada uno de nosotros nos imprimamos productos personalizados en nuestras casas, más compleja será la ponderación entre las herramientas de defensa frente a infracciones o copias, los límites relacionados con el uso doméstico y la finalidad no comercial, así como el régimen de responsabilidad frente a estos actos.
De igual modo, cada vez será más sencillo que el diseñador o productor pueda conceder licencias directas de sus diseños al consumidor, alterando la cadena de distribución tal y como la conocemos hoy.
En definitiva, vienen curvas, y no sé si estamos lo suficientemente preparados (desde el punto de vista del marco legal con el que contamos, y las herramientas a disposición para su aplicación) para responder a estos desafíos. Seguro necesitaremos reformas; probablemente se requieran cambios procedimentales; es posible que determinados derechos se transformen, en incluso, aunque improbable, que alguno desaparezca tal y como lo conocemos.
Y en todo este trayecto, la Propiedad Intelectual, entendida como ventaja competitiva para sus titulares respecto de las innovaciones que protege y ampara, es y será una herramienta esencial para la correcta gestión y puesta en valor de todo lo que la impresión 3D puede brindarnos. Cómo impacte, qué derechos apliquen a cada uno de los elementos de esta forma de fabricar, y los medios de defensa ante posibles infracciones, será analizado en profundidad en posts posteriores.
[1]https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluciones_industriales#/media/Archivo:BASF_Werk_Ludwigshafen_1881.JPG
Este artículo se ha realizado por la redacción del equipo de EOB, si quieres contactar con nosotros mándanos un mail a info@enriqueortegaburgos.com