Cristóbal Balenciaga nació el 21 de enero de 1895 en Getaria (País Vasco), un pueblo de pescadores de la costa vasca, en el seno de una familia trabajadora. Su padre, José Balenciaga, era pescadero y falleció cuando él tenía once años así que se quedó con su madre, Martina Eizaguirre, que era costurera y trabajaba para la familia de los Marqueses de Casa-Torres. Su madre fue un referente para Cristóbal y con ella aprendió los oficios de la costura y del patronaje: el uso de las máquinas de coser, los entresijos y las entretelas, el arte del corte y el manejo del material.
Cuando tenía únicamente 12 años le dijo a la marquesa de Casa-Torres, abuela de la Reina Fabiola de Bélgica, que le haría un vestido igual al que llevaba puesto. Ella cuando lo vio quedó impresionada y desde entonces sería su mecenas, el nexo de unión entre el modisto y la clientela procedente de la alta aristocracia y la realeza que veraneaban en San Sebastián (muy cerca de Getaria), epicentro de la alta sociedad española. Gracias a ello, Balenciaga pudo entrar en contacto con unas formas y modos de vida que nunca hubiera experimentado debido a su origen humilde.
En 1907 se estableció en San Sebastián donde comenzó a trabajar en diversos establecimientos con conexiones con la moda parisina. En sus inicios compraba, analizaba y recreaba las creaciones de la alta costura francesa, en especial, de Vionnet, Lanvin o Chanel; enfocaba su atención en la exploración del sentido del tejido, en la minimización de las costuras, en la simplicidad de las formas y en la ornamentación del propio tejido. En el 1917 abrió su primer taller en el número 2 de la Calle Vergara de San Sebastián con la ayuda de su hermana Agustina, y en poco tiempo se ganó el prestigio de la clientela procedente de la alta clase. En el 1918 el modisto presentó su primera colección bajo el nombre de C. Balenciaga y un año más tarde junto a sus nuevos socios, las hermanas Lizaso, constituyó la sociedad limitada Balenciaga y Cía. manteniendo la misma dirección del negocio.