Por Roxana Voda Hulpus
Cartier ha sido desde sus inicios sinónimo de lujo y sofisticación. Todas sus piezas han sido motivo de admiración y símbolo de alto estatus social. La firma ha convertido sus joyas en obras de arte coleccionadas por algunas de las familias más famosas y poderosas del mundo.
Cuesta imaginar que Cartier, que es una marca de lujo reconocida a nivel mundial, una vez fue una pequeña empresa familiar.
Pero allá por la década de 1840, apenas era un pequeño taller parisino que luchaba por sobrevivir en condiciones difíciles. Los fundadores de empresas emergentes pueden quejarse de que los tiempos son difíciles hoy en día, pero cuando Louis-François Cartier estableció su firma de joyería en 1847, tuvo que lidiar con una revolución en su primer año de funcionamiento y en un mundo donde abundaba el hambre, era tarea complicada vender diamantes.