LA CERTIFICACIÓN DE LAS PIEDRAS PRECIOSAS. PARTE 1

Nuestra Redacción

hace 2 años

LA CERTIFICACIÓN DE LAS PIEDRAS PRECIOSAS (PARTE 1) TODO LO QUE DEBES SABER PARA PODER COMPRAR Y VENDER.

Todo lo que debes saber sobre los certificados que acompañan a las piedras preciosas.

En este artículo, y en el que le sigue, hablaremos sobre la documentación que acompaña a las piedras preciosas en el mercado, y la importancia que pueden tener a la hora de su compraventa.

Para ello, vamos a hacer un recorrido por la historia de algunas piedras preciosas como el diamante, y vamos a ofrecer una visión general sobre la cadena de valor de estas. Como ya sabemos, el diamante que vemos engastado en nuestro anillo no ha sido, ni mucho menos, extraído en ese estado de los yacimientos minerales. Para poder llegar a nuestro dedo, ese diamante fue creado por la propia naturaleza bajo condiciones extremas de temperatura y presión durante cientos de miles de años y bajo cientos de kilómetros bajo tierra.

Estos consiguieron emerger a la superficie terrestre a través de erupciones volcánicas que hicieron posible que hoy puedan encontrarse en diversas regiones del planeta. Ahí, en las minas, son encontrados en bruto. Con un aspecto mucho menos atractivo que el que vemos en nuestro anillo. Forma irregular, tonos amarillentos, llenos de imperfecciones… El siguiente paso, entonces, en la cadena de valor, es la transformación de ese bruto en un diamante apto para la venta. Se corta, se talla, se pule, y… ¡listo para la venta! Como se puede observar, pasa por muchos intermediarios, situados en diferentes partes del mundo. Por ejemplo, minas en Sudáfrica, centros de corte en la India, comercio en Bélgica… toda una aventura.

LA PRIMERA DE LAS CERTIFICACIONES DE LAS PIEDRAS PRECIOSAS.

Pero… ¿los diamantes en bruto no se comercializan? Si. De hecho, hay un gran mercado de piedras preciosas en bruto. Y es aquí, donde vamos a explicar la primera de las certificaciones. Esta certificación de la que hablaremos ahora, no se entrega al consumidor final, porque es un certificado utilizado entre intermediarios en la cadena de valor. Por esta razón, es muy probable que nunca hayas visto uno, o incluso que no hayas oído hablar de él antes.

Pero seguro que si recuerdas la película protagonizada por Leonardo Di Caprio en el año 2006 “Diamantes de Sangre”. ¿Conoces la historia? ¿Te suena el certificado Kimberly? En el año 1998, una ONG británica puso de manifiesto que empresas mineras, con explotaciones en países ricos en esta materia prima, estaban comprando diamantes a los grupos rebeldes que luchaban contra los gobiernos legítimos. Con esa ganancia, los rebeldes financiaban armas para continuar la lucha civil contra los gobiernos. Estos grupos obtenían los diamantes por medio de la extorsión, chantaje, tortura… a civiles, entre ellos niños y mujeres.

¿Por qué compraban estos diamantes las empresas mineras? Por supuesto, no querían financiar conflictos armados, pero lo que si querían era controlar la oferta de los diamantes. Así, cuantos más diamantes tuvieran en su poder, más fácil sería para ellos controlar la oferta y subir los precios a los diamantes en el mercado.

EL PROCESO KIMBERLEY.

El problema se puso de manifiesto y el consumidor final empezó a dar la espalda a los diamantes, reflejándose la caída en ventas hasta el año 2003, fecha en que las grandes empresas mineras, junto a gobiernos de los países ricos en diamantes, y otros actores en la cadena de valor se unieron para encontrar una solución, y llevarla hasta la ONU.

La solución a la que llegaron fue el conocido como proceso Kimberley (nombre de la ciudad sudafricana en la que tuvo lugar la reunión), y el resultado, la creación de un certificado najo este mismo nombre, que certificaba que las piedras preciosas estaban libres de conflicto.

Esta es, por tanto, la primera certificación de la que quería hablaros, aunque insisto en que documentación empleada entre los intermediarios de la cadena de valor y concretamente, entre las empresas mineras y agentes y empresas involucrados en su comercio.

Para poder formar parte del proceso Kimberley, se tenían que cumplir 3 requisitos:

Los países que comercializaban tenían que ser miembros del grupo “Kimberley”.
Tenía que tratarse de exportaciones de diamantes en bruto.
Esas exportaciones tenían que ser a granel. No de manera individual.
Y no podían financiar ningún conflicto.

Según los términos del proceso Kimberley, los estados participantes deben cumplir con los requisitos mencionados anteriormente y deben establecer leyes e instituciones nacionales, controles de exportación, importación e internos; y también comprometerse con la transparencia y el intercambio de datos estadísticos.

Tras la introducción del certificado Kimberley, la venta de diamantes y otras piedras preciosas comenzó de nuevo a reactivarse. El Proceso de Kimberley fue un éxito y se redujo el número de diamantes en conflicto que ingresan al mercado.

Hoy en día, el proceso Kimberley está siendo cuestionado por diversas organizaciones, y la ONU está trabajando para fortalecer sus requisitos y ampliar su foco, extendiéndolo a temas tan necesarios como la sostenibilidad y derechos humanos.

No es casualidad, entonces, que ya se estén empezando a utilizar otros métodos para conocer la trazabilidad de las piedras preciosas desde el origen hasta el consumidor final. La tecnología blockchain está haciendo posible que podamos conocer todo sobre la cadena de suministro. Donde ha sido extraído, qué intermediarios han tomado parte, dónde se ha cortado, tallado, pulido… y qué empresa los está vendiendo. Sin duda, un gran avance, aunque de enorme coste para la industria, que se irá adaptando poco a poco. Empresas del sector del lujo ya lo están poniendo en práctica.

En el siguiente artículo hablaremos de las certificaciones de las piedras preciosas que acompañan a las piedras en su compraventa a consumidor final, es decir, las que elaboran los gemólogos, joyeros y/o laboratorios gemológicos una vez la piedra ya está perfectamente lista para su venta en tiendas. Esto es lo que conocemos por “certificado gemológico”, que será un factor que aumente el precio de nuestro diamante y que servirá de identificación del mismo, como si de un DNI se tratara.