Enrique Ortega Burgos

ELIZABETH ARDEN INC. LA EMPRESA. PARTE 1.

ELIZABETH ARDEN

CONOCE ELIZABETH ARDEN: LA EMPRESA NORTEAMERICANA DE COSMÉTICA. PARTE 1.

 

En esta entrada, usted conocerá sobre la historia de una de las marcas de cosmética de lujo más famosas del mundo. Nos referimos a la prestigiosa compañía estadounidense Elizabeth Arden y que en la actualidad forma parte del grupo corporativo de cosmética de Revlón.

A pesar de la serie de compras y de ventas que ha sufrido la compañía a lo largo de su historia,  el legado de Elizabeth Arden no ha perdido su esencia y Revlon ha rescatado este valor para mejorar sus productos e impulsar sus ventas.

 

EL NACIMIENTO Y LA CONSOLIDACIÓN DE ELIZABETH ARDEN INC.

 

Elizabeth Arden, Inc. fue la creación innovadora de la emprendedora de belleza Elizabeth Arden. Elizabeth Arden, nacida originalmente como Florence Nightingale Graham, revolucionó el mundo de la belleza para siempre a principios del siglo XX.

Elizabeth Arden era un ícono, una defensora oficial de la belleza que no creía en el maquillaje, sino en el desarrollo de productos junto con la naturaleza para realzar la belleza natural de las mujeres. Su mantra «Ser bella es el derecho de nacimiento de toda mujer» es uno que todavía fluye a través de la marca en la actualidad.

En la primera década del siglo XX, cuando se fundó la empresa, las personas se bañaban apenas en ocasiones especiales, no existían los desodorantes ni los cepillos de dientes, y solo las actrices o las mujeres licenciosas se embadurnaban la cara y el cuerpo.

Con la idea de la crema reconstituyente, Elizabeth se marchó en 1908 a Nueva York donde su hermano le consiguió un empleo de contabilista en una empresa farmacéutica. A los meses pasó a ser cajera en un reputado salón de belleza, donde invirtió su tiempo libre aprendiendo todos los secretos del negocio.

A los 30 años se asoció con Elizabeth Hubbard pero esta habría intentado “ponerle el pie”, y Arden siguió sola. Un misterioso benefactor y un préstamo de 6.000 dólares le permitieron abrir una sala en la Quinta Avenida. Dejó atrás a Florence y cambió su nombre por el de Elizabeth Arden. Tomó el nombre de su anterior socia y el apellido de Enoch Arden , el título de su poema favorito del inglés Lord Alfred Tennyson.

 

La historia de esta marca nace, como lo dijimos anteriormente en 1910, cuando en la Quinta Avenida de Nueva York inaugura el primer Red Door Salon, su sede principal y una manera espectacular de llamar la atención. Detrás de esa puerta, había un salón de belleza de tres habitaciones donde Elizabeth Arden creó un entorno de completo lujo, a la vez que ofrecía tratamientos de belleza que cumplían lo que prometían.

 

En la sede, que para entonces era un pequeño local de tres piezas, inició una revolución estética. En tiempos en que las cremas faciales y los ungüentos apestaban a medicina, vendía sus productos como brebajes en ferias pueblerinas.

Contrató tres ayudantes, instaló un laboratorio experimental y encontró la piedra filosofal de la cosmetología: el makeover; para los profanos, el cambio de imagen. Así fue como inventó la primera crema de belleza, suave y fragante, que llamó Venetian Cream Amoretta. Más tarde fabricó una loción calmante en la que por primera vez unía el nombre del fabricante y el del producto: Ardena Skin Tonic.

Elizabeth Arden fue una empresaria que estaba en todas. Participó en las marchas neoyorkinas por el derecho al voto femenino. Al notar que las mujeres se pintaban los labios de rojo como forma de protesta, lanzó su “pintalabios para la guerra”. En la Segunda Guerra Mundial, todas las mujeres del ejército lo usaron porque contrastaba con el color de los uniformes.

Los ingresos se duplicaron en unos años y en 1929, recibió y rechazó rotundamente una oferta de 15 millones de dólares por la empresa. La señora reconoció en 1930 que sólo había tres nombres estadounidenses conocidos en todos los rincones del mundo: las máquinas de coser Singer, la Coca-Cola y Elizabeth Arden. En los años treinta, Miss Arden introdujo una de sus ideas más revolucionarias: una paleta de colores para máscara.

Entre los años 20 y 40 del siglo XX expandió sus operaciones comerciales por Europa, Canadá, América del Sur, el Caribe, Australia y todo Estados Unidos.

Visionaria como una pitonisa, fue la primera en producir un anuncio para las nacientes salas de cine; vendió estuches de cosméticos para aplicar en la casa; educó a miles de jóvenes demostradoras en las tiendas y en 1938 la revista Fortune la catalogó como “lo máximo”. En 1946, Time le dedicó la portada y, en 1962, el gobierno francés le concedió la Legión de Honor.

 

Vendedora de sueños.

Con el ojo de un lince para los negocios, comprendió el valor de la marca Elizabeth Arden, que hoy es un conglomerado global multimillonario.

En plena Gran Depresión, su compañía empleó a mil personas, ganó 4 millones de d+olares anuales, mantuvo oficinas abiertas en todo Estados Unidos y comenzó su expansión por Europa.

Desde que abrió su primer salón en Nueva York se dio cuenta de que el dinero estaba en la calle y en los bolsillos de los millonarios que merodeaban por la Quinta Avenida. También intuyó que el cine y sus estrellas necesitarían maquillistas profesionales. En los humildes comienzos de la marca Elizabeth Arden, Elizabeth Arden comenzó a crear productos para el cuidado de la piel que funcionaban para mejorar la piel en lugar de enfocarse en el maquillaje para ocultar.

Algunos de los primeros productos para el cuidado de la piel de Elizabeth Arden incluyeron la crema favorita de culto Eight Hour Cream, mientras que en los espacios de maquillaje y fragancias, los primeros productos de Elizabeth Arden fueron barras de labios de color rojo intenso y una fragancia icónica de Blue Grass.

El proceso de Elizabeth Arden fue simple: fusionar el cuidado de la piel con la ciencia para obtener fórmulas que realmente funcionaran. No pasó mucho tiempo para que los productos de Elizabeth Arden se expandieran a otros espacios, convirtiendo a la marca en pionera en el maquillaje de ojos e incluso en belleza de tamaño de viaje.

 

En 1930, cuando se inauguró el primer salón Elizabeth Arden Red Door en la prestigiosa Quinta Avenida de la ciudad de Nueva York, la marca (y la mujer detrás de ella) había consolidado su lugar como pioneras de la belleza. Elizabeth Arden se había convertido en un nombre familiar conocido en todo el mundo en el que aún permanece hoy.

 

LA INTEGRACIÓN DE ELIZABETH ARDEN PARA REVLÓN.

 

 

Elizabeth Arden es una marca clave de la industria de la moda estadounidense, fundada en 1910 por la empresaria Elizabeth Arden, quien la bautizó con su propio nombre. Ahora es una subsidiaria del gigante cosmético Revlon, y se dedica a la elaboración de perfumes, cuidados y productos decorativos.

Revlon adquirió a Elizabeth Arden en 2016 por 870 millones de dólares. Cuando se concluyó el acuerdo, se esperaba que la compañía tuviera ventas brutas anuales de US $ 3 mil millones. La alianza entre ambas compañías tiene como objetivo potenciar su negocio y mejorar su nivel de competencia global contra gigantes de la belleza como Estee Lauder y L’Oreal. Tiene su sede principal en la ciudad de Nueva York.

En su último reporte de resultados correspondiente al tercer trimestre de 2017, Revlon reveló que su negocio se vio beneficiado gracias a la demanda de productos Elizabeth Arden en China.

Luego de una serie de ventas y compras, la empresa no ha perdido su propia identidad, reflejada en el logo. Desde el principio, se centró en la puerta roja, detrás de la cual se oculta todo el mundo, perfecto y hermoso. Es solo que su imagen se usa para celebrar el spa diurno llamado Elizabeth Arden Red Door Salons.

El 3 de noviembre de 2016, la junta directiva de Revlon nombró a E. Scott Beattie, ex presidente, presidente y director ejecutivo de Elizabeth Arden, para que se desempeñe como miembro de la junta directiva de Revlon en calidad de vicepresidente no ejecutivo.

Elizabeth Arden es una de esas marcas. Iniciada por su fundador homónimo, esta compañía de belleza evolucionó de un comienzo modesto a uno de los imperios cosméticos más antiguos y respetados en la industria de la belleza. Y en el 2015, la empresa llegó a facturar 854,2 millones de euros.

Uno de sus directores creativos de la empresa Elizabeth Arden, fue nada más y nada menos, que el gran diseñador dominicano Oscar de la Renta, que años más tarde fundó su propia marca y demandó a Elizabeth Arden por comercializar con sus creaciones.

De una cartera de productos icónicos de Elizabeth Arden que incluyen el cuidado de la piel, el maquillaje y las fragancias de Elizabeth Arden, aunque ha sufrido cambios y propiedad, Elizabeth Arden sigue siendo una marca heredada hoy en día con productos amados por entusiastas, novatos y expertos del cuidado de la piel en todo el mundo.

La sede en España de la prestigiosa firma de cosmética Elizabeth Arden ha trasladado sus oficinas centrales. Las nuevas instalaciones se encuentran en la zona norte de Madrid, junto a Arturo Soria.

 

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