CONOCE ALGUNOS DE LOS DISEÑADORES DE MODA ITALIANOS MÁS CÉLEBRES Y FAMOSOS.
Conoce algunos de los diseñadores italianos más célebres de todos los tiempos (Nina Ricci, Gianni Versace o Gianfranco Ferré), naturalmente sólo vamos a dar unas pinceladas ya que en este portal podrás leer en profundidad de cada uno de ellos y de la moda italiana.
Moda, glamour, fama, lujo, altas firmas, desfiles.
Todas estas ideas que podemos identificar en cuanto pensamos en un diseñador, también denominados creadores de tendencias. Podemos definirlos como profesionales que se encuentran totalmente cualificados y capacitados para realizar diferentes diseños de ropa, accesorios, calzado, etc., en esta industria.
Está claro que Italia ha tenido un papel fundamental en la contribución de excepcionales diseñadores de moda, ya que del país han salido profesionales que han dado una visión de esta industria de una manera única.
En primer lugar, vamos a hablar de Gianni Versace
Nació en Reggio Calabria (Italia) el 2 de diciembre de 1946, donde creció con sus hermanos Santo, Donatella y Tina (hermana mayor que murió a los 12 años, víctima del tétanos) y sus padres.
De pequeño ayudaba a su madre Francesca en la pequeña sastrería familiar. Fue ella quien le enseñó a cortar y a confeccionar ropa. Luego estudió arquitectura, lo cual sin duda le ayudó en su futura profesión.
Sus inicios como diseñador.
Tuvieron lugar en 1971 cuando se mudó a Milán para trabajar de esta profesión. Al año siguiente tuvo su primera oportunidad de mostrar sus habilidades en el diseño de una colección de Flori Fiorentini.
Asimismo, en el año 73 diseñó para las firmas italianas “Parisi De, Genny, Callaghan y Alma”, y en 1974 colaboró con “Complice” con unos diseños en los cuales se adivinaba cuál iba a ser su línea. Aquí tuvo la ocasión de incorporar su nombre a la marca de la ropa que diseñó.
El 28 de marzo de 1978, animado por su éxito, presentó su primera colección para mujer, “Griffe per la Donna”, en el museo de arte Palazzo della Permanente de Milán.
Unos meses más tarde presentó su colección de hombre y se unió con Jorge Saud, (que más tarde se iba a convertir en compañero de Giorgio Armani). En ese mismo año, junto con su hermano Santo, inauguró “su primera tienda en la via della Spiga, en el Cuadrilátero de la moda de Milán”, y fundó la empresa Gianni Versace Spa.
Gianni vendía sus propios diseños junto con los de otras marcas, pero pronto sus creaciones fueron adquiriendo importancia y él se fue ganando un puesto en la moda de lujo.
El italiano poco a poco se fue abriendo paso en el mundo del lujo.
Durante la década de 1980, con el buen momento por el que pasaba la economía mundial y la buena acogida que tenía la ropa de lujo, el sello de la marca denominado “look Versace” empezó a despegar en el mercado y a ver cómo crecían sus boutiques en todo el mundo.
En 1982 conoció al modelo Antonio D’Amico, quien se convirtió en su pareja sentimental Durante su convivencia con Gianni, Antonio trabajó como diseñador para la línea de Versace deportes. Actualmente tiene su propia marca de moda.
En este mismo año, Gianni recibió su primer galardón, el Golden Eye como mejor diseñador de la moda otoño-invierno 1982-1983. En esta colección el diseñador presentaba elementos de metal en sus creaciones.
GIANNI VERSACE Y EL TEATRO.
En esta época comenzó su colaboración en este ámbito, diseñando el vestuario para unas cuantas obras: Joseph Legende, de Richard Strauss 1982); Lie bund Inid, de Gustav Mahler (1983); Don Pasquale de Donizetti y el ballet Dyonisios (1984); Salomé, de Richard Strauss (1987), y Leday el cisne (1987). En ese año fue premiado con la Maschera d’Argento por su contribución al teatro.
En 1985 creó la marca Instante, de prendas muy similares a las que caracterizaban el estilo Versace, pero destinadas a un público menos pudiente y a gente joven.
A principios de 1986 el presidente Francesco Cossiga le concedió el título de Commendatore de la República Italiana. En París se presentó Gianni Versace: Moda Lens, en la cual se ilustraba la colaboración del diseñador con fotógrafos mundialmente reconocidos (Avedon, Newton, Barbieri, Gastel). El Presidente de la República Francesa le concedió la Gran Medalla de Vermeil de la de París.
En 1988, diseñó el vestuario del ballet sobre la vida de Eva Perón, que se celebró en Bruselas. También contribuyó con el diseño de vestuario en películas y series de televisión.
Criticado por algunos por su característico estilo abarrocado, atrevido y colorista fue alabado por muchos como un revolucionario, este diseñador nunca pasó desapercibido. De él dijo Franco Zeffi relli: “Con la muerte de Gianni Versace, Italia y el mundo al perdido al diseñador que ha liberado al mundo de la moda del conformismo, poniendo en juego su imaginación y creatividad”.
Gianfranco Ferré
Gianfranco Ferré.
Fue un valiente y audaz en su estilo personal, dedicado a las mujeres con personalidad. Este arquitecto fue capaz de realizar su trabajo directamente con el diseñador de arte, basado en cortes geométricos, unas proporciones perfectas y una decoración opulenta.
Gianfranco Ferré ha sido considerado uno de los diseñadores de moda más exitosos de Italia. Sus creaciones constituían una excepción, si se tiene en cuenta por un lado la fría elegancia de Giorgio Armani o las excentridades de Karl Lagerfeld. El mismo había afirmado: “Yo no soy nadie, pero nadie jamás va a ser como yo”.
También afirmaba que “Mis diseños están ideados para una mujer inteligente, libre y fuerte. Fuerte en lo que respecta a su temperamento, carácter y pasión”.
Gianfranco Ferré y sus los inicios en el mundo de la moda.
Siendo natural de Legnano, localidad situada en el norte de Italia, cursó estudios de arquitecto, pero tuvo problemas para conseguir trabajo de ello por eso empezó a probar con el diseño.
Así fueron descubiertas sus dotes de diseñador por muchos profesionales. Entre ellos se encontraba Anna Piaggi, editora italiana de la revista Vogue, que contribuyó decisivamente a que Ferré adquiriera renombre internacional.
Su carrera como diseñador.
En 1989 fue contratado por Christian Dior como director artístico de las colecciones femeninas de alta costura, para sustituir a Marc Bohan, este fichaje desató inmediatamente todo tipo de críticas por la extravagancia de sus diseños. Sin embargo, en la primera colección que presentó, en julio del mismo año, Gianfranco optó por la continuidad del estilo Dior, reafirmando una clásica sofisticación basada en tejidos lujosos, encajes y líneas ajustadas al cuerpo.
Esta colección precisamente le valió el premio Dedal de Oro, imponiéndose a Paco Rabanne. Ello supuso para Ferré su consagración en la alta costura francesa.
Pese a que sus prendas siempre fueron recibidas con entusiasmo, en diciembre de 1996, coincidiendo con el final de su contrato, abandonó París para volver a concentrarse en su propio imperio de moda, que amplió con accesorios, perfumes, gafas, moda infantil, calzado, paraguas y corbatas. Su último desfile en Dior se celebró en octubre de ese año. y su puesto fue ocupado por John Galliano. Durante su estancia en París, simultaneó sus responsabilidades en Dior con el diseño de varias de sus líneas particulares Prêt-à-porter.
De nuevo en Milán, creó la firma Gianfranco Ferré Jeans y firmó con la Spa, fábrica italiana de San Benedetto del Tronto, un acuerdo de licencia para producir y distribuir por todo el mundo.
En 1998 inauguró las nuevas oficinas en el antiguo “Palazzo Gondrand” de la via Pontaccio 21, de Milán. Un año más tarde, su colaboración con Franco Mattioli, que fue su único socio, se interrumpió bruscamente.
¿Qué diferencia a Gianfranco Ferré. del resto?.
El excelente buen gusto, cultivado a través del coleccionismo de arte y antigüedades, se enriquecía con su forma de entender la moda. El protagonismo del corte y un cuidado extremo de las formas, ya en sus primeros años de diseñador, le acercaron al minimalismo, mucho antes de que éste irrumpiera decididamente tanto en la moda como en el diseño y la decoración en general.
Su estilo era un resumen de sugerencias y emociones manifestado mediante un lenguaje de signos y formas, colores y materiales.
Nina Ricci.
Nacida en Turín en 1883, empezó a trabajar en el mundo de la moda con tan solo 13 años, donde consiguió trabajo en un taller de sombreros, debido al talento innato que tenía a los 18 ya era directora del taller. Posteriormente entró en el negocio del diseñador “Raffin” permaneciendo en el durante 20 años.
Su vida dio un tremendo giro cuando su hijo la animó a fundar una empresa de alta costura. La diseñadora trabajaba directamente con el maniquí, sobre el cual establecía líneas, formas y proporciones hasta llegar al producto final. Sus creaciones convencieron al público por su feminidad y elegancia. Eran refinadas, sensuales y románticas.
NINA RICCI: Sus creaciones
Los trajes de Nina siempre fueron elegantes y refinados, de un cierto clasismo, trabajados directamente con las piezas de tela. Siempre destacó por el excelente acabado de sus prendas, especialmente apropiadas para mujeres mayores.
La diseñadora prefería las prendas de tipo clásico, era una verdadera arquitecta de la moda, dotada de un gran talento. La sobriedad, la contención, el buen gusto, un equilibrio absoluto y el cuidado de los detalles se conjugaban a la perfección con la idea que tenía de la mujer y de cómo debía tratarse: con delicadeza suavidad y respeto.
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