LAURENCE GRAFF: EL JOYERO. PARTE 1

Nuestra Redacción

hace 2 años

CONOCE LA VIDA Y LA BIOGRAFÍA DE LAURENCE GRAFF: EL CÉLEBRE JOYERO, PARTE 1.

En esta entrada, usted conocerá los divinos detalles sobre la vida, de uno de los joyeros más famosos de la historia, como de hecho lo es Laurence Graff, un orfebre que es conocido mundialmente por trabajar artesanalmente aquellas piedras brotadas de la naturaleza y que este joyero las convierte en una verdadera obra o pieza de arte.

El joyero londinense de origen judío no escatimó esfuerzos para tallar gemas preciosas y venderlas a los más ricos y poderosos del mundo. Convirtiéndolo según la revista Forbes, en uno de los multimillonarios en ocupar uno de los primeros diez puestos en la que se restringe la lista de empoderados mejores cotizados de Europa.

Esta es una lectura amena, para todos aquellos aficionados a la alta joyería y para todos aquellos que pueden apreciar los divinos detalles de la vida de un hombre cuya intuición y pasión son una y única cosa: el arte de tallar piedras.

Laurence Graff: descubrió su vocación por la joyería.

Mirar el mundo a través de un diamante es un privilegio al alcance de muy pocos. Y Laurence Graff lleva haciéndolo casi toda su vida.

Conocido como “el rey de los diamantes”, por sus manos han pasado los más fabulosos y cotizados pedruscos de la historia, como Ojo del ídolo, Emperador Maximiliano o Promesa de Lesotho, que con sus 603 quilates es el decimoquinto mayor diamante encontrado hasta el momento.

Él mismo lo compró por 96 millones de euros. “Cuando empecé en este negocio me paraba a observarlos para entender su pureza y la manera en la que habían sido tallados. Sin darme cuenta, me fui convirtiendo en un gemólogo autodidacta, “verdaderamente que he nacido para esto” Graff, explica, cuando tenía 76 años.

«Este británico de orígenes judíos, nacido en Stepney, Londres, 13 de junio de 1938 es el propietario de Graff Diamonds, un gigante de la alta joyería que cuenta con 45 tiendas en todo el mundo. Fundada en 1960, la compañía, cuya sede principal se halla en el exclusivo barrio londinense de Mayfair, presume de vender los diamantes más grandes y de mayor calidad del mercado».

Desde su juventud, Lawrence comenzó a estudiar el misterio de piedras cortadas, con tan sólo dieciséis años, este joven diestro produjo su primer anillo que está incrustada con diamantes.

Se podría decir que el azar y los productos de alta calidad han contribuido al hecho de que Graff al instante se convirtiera en uno de los líderes en el mercado de la joyería. El estilo único en su orfebrería y la forma compleja de broches, pendientes, collares y anillos sorprenden por su singularidad.

Laurence Graff siempre demostró, desde el comienzo de su carrera, un sexto sentido agudo para los diamantes y una fuerte mentalidad estratégica: cualidades que sin duda lo ayudaron a fundar y administrar una Maison que hoy es universalmente conocida y percibida como EL creador de piezas de joyería únicas, y que representa los diamantes más famosos del mundo.

«El cielo es el límite» se convirtió rápidamente en el lema de este hombre, cuya seguridad y ojo experto permitieron la creación de imágenes sin precedentes, como el icónico peinado» Hair and Jewels «, una campaña de 1970 que representa a un modelo cuyo peinado elaborado estaba adornado con joyas excepcionales valoradas en uno millones de dólares en total.

Un recorrido por la vida de Laurence Graff

Laurence Graff, es un multimillonario londinense, que le debe su fortuna gracias a su natural talento para el tallado de las gemas más fabulosas de la historia. Su éxito en el mundo de la joyería se forjo palmo a palmo. Ha recorrido el arduo camino de cuidador de baños a maestro de toda la industria de la joyería durante décadas. Creando un auténtico imperio de la joyería que opera con éxito en todo el mundo.

Uno de los divinos detalles hacia el éxito de su vida, se debe a que ninguna crisis, epidemia o conflicto militar podría disuadir a los ricos de comprar rubíes, diamantes y zafiros. Cada una de las cincuenta boutiques de Graff Diamonds en todo el mundo aporta más y más dinero a su propietario.

La familia judía Graff procede de Kiev. En la época de Nicolás II, los abuelos del futuro joyero se trasladaron a Inglaterra, instalándose en uno de los barrios más pobres de Londres. Su padre era sastre y su madre tenía su propio pequeño estanco. Al cabo de un tiempo, los padres de Lawrence abrieron una confitería.

El éxito en la educación del niño no se distinguió, y a la edad de catorce años, sus padres lo enviaron a trabajar. El primer empleador de Lawrence fue el joyero Schindler, en cuya tienda el adolescente se dedicaba a limpiar los trabajos de los joyeros y a lavar baños y ventanas.

A los dieciocho años, Graff ya era un experto no sólo en el arte de fregar retretes. Sabía estimar las piedras preciosas, pulirlas, cortarlas, crear joyas y trabajar los metales. El joven joyero disfrutaba mucho más de estas actividades y trabajaba en esta dirección con un entusiasmo fantástico.

En 1960, cuando Lawrence ya tenía 22 años, abrió su propia firma, Graff Diamonds, y comenzó a crear joyas de alta calidad al precio de 1.000 dólares. Pero no había compradores para sus creaciones entre los joyeros y las marcas de joyería londinenses, todos los cuales señalaron con desprecio al ambicioso muchacho.

Graf comprendió que todo estaba por venir. Graff cogió sus mejores joyas y decidió mostrarlas en una feria de joyería en Singapur. Tenía que volar a ese país cada mes, y finalmente su primer cliente habitual fue el príncipe de Brunei Hassanal Bolkiah. El hombre pronto sería proclamado sultán y Graff se convertiría oficialmente en el «joyero real».

«La vida de los diamantes es muy larga. Pero el mejor momento de su vida es cuando se convierten en una pieza de joyería. Como todas las obras de arte, deben ser disfrutadas por el público y no yacer muertas en cajas fuertes». Este lema se convirtió en la máxima prioridad de Graff, que estaba dispuesto a hacer todo lo posible para exponer en salones y exposiciones de joyería.

Tras su suerte con el monarca de Brunéi, el joyero se dio a conocer a muchos clanes adinerados de países como India, China y Malasia. Su filosofía empresarial era sencilla: las mejores piedras preciosas, un toque de «frescura» en sus diseños clásicos y un servicio impecable.

Cuando el negocio del joyero despegó, compró una participación mayoritaria en una empresa sudafricana de extracción de diamantes. Desde entonces, Graff ha estado al acecho de cualquier diamante digno de mención. Está a la caza de los más grandes, así como de los de color. O bien los obtiene de las empresas de Lawrence o bien los atrapa en batallas de subastas, pujando hasta el final. Este hombre tiene el histórico diamante azul, que perteneció a los Wittelsbach, en su colección, y una réplica de cristal del mismo sirve de exposición en el museo.

En 2020, el coleccionista se convirtió en el propietario del mayor diamante del mundo, que pesaba 1.109 quilates. Con él se fabricaron decenas de diamantes purísimos de diversas formas, incluido el mayor diamante (más de trescientos quilates) que se recuerda, llamado «Nuestra Luz».

Tal como lo hemos esbozado, Graff, es un joyero inglés y hombre de negocios multimillonario, mejor conocido como el fundador de Graff Diamonds , proveedor de joyas y joyas. Dicha empresa fue fundada en 1960 y está integrada verticalmente, las operaciones de Graff comprenden el diseño, la fabricación y la distribución minorista de joyas y relojes.

A diferencia de sus competidores, la producción integrada de Graff Diamonds permite que la piedra viaje de la mina a la vitrina sin intermediarios, gracias a una decisión audaz que míster Graff tomó a finales de los 90.

Impulsado por sus deseos de expansión internacional y por la necesidad de un suministro constante de diamantes (en especial de las piezas más grandes), desde 1998 es el accionista mayoritario de Sudafrica Diamonds Corporation (Safdico), uno de los mayores fabricantes y distribuidores del país, cuya planta de cortado y pulido –situada en Botsuana– emplea a 500 trabajadores. Además, es accionista de Gem Diamonds, la mayor minería de diamantes del mundo.

Purasangre del negocio, tras supervisar el descubrimiento y la producción de piezas únicas las bautiza con sugerentes nombres. Con una fortuna estimada de 3.200 millones de euros (ocupa el puesto 333 de la lista Forbes), Laurence Graff está considerado uno de los 10 hombres más ricos de Inglaterra, aunque reside en Gstaad (Suiza).

Además de sus minas, talleres de pulido y joyerías, su patrimonio incluye viviendas en Ginebra, Londres, Nueva York y Cap Ferrat, en la Costa Azul; un yate Feadship de 45 metros de eslora; una inmobiliaria, un avión privado Global Express XRS; una finca en el corazón de los viñedos de Sudáfrica –Delaire Graff State, que incluye bodega, restaurantes y cabañas de lujo– y una impresionante colección de arte contemporáneo.

Hace poco adquirió el cuadro Woman with Flowered Hat de Roy Lichtenstein, valorado en 43,3 millones de euros. “Quise hacerme un regalo por mis 75 años”, declaró. También en 2013 obtuvo la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la joyería. Elegantemente vestido con uno de sus trajes italianos a medida, acudió a Buckingham Palace con un reloj de su colección masculina en cuyo cierre dorado se lee la palabra Graff. EL APRENDIZ.

Ser recibido por Isabel II no le hace renegar de sus humildes orígenes.