LAS PERLAS 2
LAS PERLAS EN LA HISTORIA.
Las perlas, conocidas como las reinas de las joyas, han sido apreciadas por las mujeres desde la antigüedad. En gran parte, su valor puede deberse a que a diferencia de otras gemas que requieren ser talladas y pulidas para ser utilizadas en joyas, las perlas no necesitan ninguna intervención para mostrar su tan natural belleza. De hecho, como encontrarlas libres de imperfecciones en la naturaleza es muy raro, en la antigüedad, tener un collar de perlas idénticas era visto como un tesoro de incomparable valor y de hecho eran las joyas más caras.
Se dice que las joyas de perlas más antiguas que se conocen fueron encontradas en el sarcófago de una princesa persa que murió en el 520 a.C. y que, actualmente, se encuentra exhibido en el Louvre.
De las perlas, hay distintas anécdotas. Según la leyenda hindú, fue Krishna quien las descubrió, ofreciéndolas a su hija Pandaïa como regalo de bodas. A partir de ese momento se convirtieron en símbolos de riqueza y poder. Se cree que fue una antigua tribu en la costa de India, el primer pueblo en dar valor ornamental a las perlas. Pero fueron los árabes quienes se encargaron de difundirlas por el mundo. De hecho, en el Corán hasta llega a describirse al paraíso como un lugar donde las piedras son de perla y jacintos, y todos los admitidos a él son coronados con perlas de incomparable lustre y son atendidos por hermosas doncellas que parecen perlas ocultas.
En China, teniendo un significado muy diferente, las perlas son símbolo de inmortalidad, gracias a esto, era tradicional que los nobles introdujeran perlas en las bocas de sus difuntos, bajo la creencia de que, gracias a estas, los cuerpos no serían descompuestos.
Otra anécdota es la de Cleopatra. En esta, se puede ver que el valor que tenían las perlas era tan grande que, para demostrar a Marco Antonio su riqueza, Cleopatra se jactó de que ofrecería el banquete más costoso de la historia en su honor. Durante el banquete, la reina trituro una perla de uno de sus pendientes, y la disolvió en su vino, dejando impresionado a Marco Antonio.
Antes de la creación de las perlas cultivadas, a inicios del siglo XX, las perlas eran un símbolo de riqueza y status que sólo podían permitirse los más adinerados. Las perlas provenían principalmente del Golfo Pérsico, de la India y Ceilán (actual Sri Lanka), de Mar Rojo, de la China y del Japón. Por lo que el comercio de Perlas con el oriente fue siempre muy difuso.
Para 1890, el japonés Kokichi Mikimoto hizo cambiar de gran forma este mercado, pues descubrió la manera de cultivar perlas. Al comienzo tuvo perlas defectuosas y fue experimentando con distintos materiales como barro, plomo, vidrio, entre otros, hasta que descubrió que extrayendo una esfera de nácar de una ostra viva e insertándolo en otra de la misma especie se lograban perlas perfectamente redondas. Mikimoto, en varios años de labor logró perfeccionar sus técnicas, logrando perlas que por entonces eran imposibles de distinguir de una cultivada. Este método lo mantuvo en secreto hasta 1954, año en que falleció.
Gracias a este procedimiento y a lo difícil que se volvía identificar una perla natural de una cultivada, los precios de las perlas bajaron radicalmente, y éstas se hicieron accesibles para mujeres de todo el mundo. Cuando pudo descubrirse que con endoscopia y rayos X se podía detectar nuevamente la diferencia por lo que el valor de las perlas naturales volvió a crecer.
El valor de una perla se encuentra asociado principalmente a su pureza, color, brillo y obviamente a su tamaño, ya que muy raras veces se encuentran piedras naturales de más de 20 mm de diámetro.
LAS PERLAS MÁS FAMOSAS DEL MUNDO.
La Perla del Valle del Arco.
Esta perla tiene más de 800 años y lleva el nombre de un propietario anterior de la dinastía familiar del Valle del Arco en Austria. Es blanca con un ligero tono azulado, y tonos rosas y crema en sus costados. Es una perla grande, de 7,87 cm de longitud y 575 quilates. Perteneció a ilustres, entre ellos se cree que a Marco Polo. Existen documentos de la corte demuestran que la perla fue propiedad de Kublai Khan, emperador de China en el siglo XIII y nieto de Genguis Khan.
También reyes persas y emires árabes. Su valor se estima de 8 millones de dólares.
La perla la Peregrina.
Se hizo famosa por su perfecta forma de lágrima y su tamaño de 58.5 quilates. Su nombre se debe a que peregrino significaba «raro, caprichoso, especial». Esta perla fue también llamada «La sola», «La margarita».
La Peregrina es conocida como una de las gemas más valiosas de Europa, pues las perlas en forma de lágrima son muy apreciadas por su belleza y escasez, así que esta se convirtió en objeto deseado por la realeza de la época y esto hizo que tuviera una gran historia, ya que fue peregrinando por distintos países como posesión de importantes ilustres como Margarita de Austria-Estiria, Isabel de Borbón o María Luisa de Parma, reinas de España que la lucieron a lo largo de los siglos.
Hasta que fue robada por José Bonaparte, quien después, en Francia, se cree que se la dejó de herencia a Napoleón III quien la vendió en 1848 por problemas económicos.
La perla de Abernathy.
La perla de Abernathy es una perla de agua dulce que se encontró en el río Tay de Escocia en 1967. Lleva el nombre del buceador que la encontró, Bill Abernathy. Esta perla es una de las pocas que han sido calificadas como «perfectas». Encontrarse en Escocia lo hace especialmente inusual. Nunca se han producido muchas perlas en esas aguas, pero desde la Revolución Industrial, el río se ha vuelto extremadamente contaminado. Por lo general, las perlas necesitan agua prístina para formarse, lo que hace que Abernathy sea aún más único. Se exhibió en una joyería en Cairncross durante casi 30 años y luego se vendió en 1992. Nadie sabe quién es el propietario actual de Abernathy Pearl.
La Perla Imperial de Hong Kong.
Una perla barroca casi del tamaño de un huevo de pájaro, la Perla Imperial de Hong Kong se ganó su nombre gracias a la propiedad de la realeza china. Con una interesante forma de lágrima, esta perla es conocida por su brillo asombroso y su coloración profunda.
La Perla de Jomon.
En un momento, se creía que Jamun Pearl, de 5000 años de antigüedad, era la perla más antigua conocida que existe. Desde entonces se han encontrado perlas más antiguas en la Península Arábiga, pero la Perla de Jomon sigue siendo una de las perlas más famosas del mundo y es un tesoro nacional en su Japón natal.
La Perla de la Esperanza.
Considerada como la perla natural de agua salada más grande jamás descubierta, la Perla Hope es un espécimen impresionante. Mide alrededor de dos pulgadas por cuatro pulgadas y pesa casi cuatro onzas. La perla varía desde un color dorado verdoso en la parte inferior hasta un blanco puro en la parte superior.
Esta joya se encuentra en la colección permanente del Museo Británico de Historia Natural, donde cualquier visitante de Londres puede admirarla. También llevó a la popularidad de las joyas de perlas barrocas. Henry Philip Hope una vez fue dueño de esta perla y el diamante Hope, al mismo tiempo.
Perla Hope.
Esta perla es del tipo blister, término que se les da a las perlas que crecen adheridas al caparazón del molusco, de ahí su forma irregular, llama la atención su bronceada superficie que parece haya tomado el sol, cosa que en la foto no se aprecia. Bautizada así por ser parte de la colección de Lord Henry Philip Hope gran coleccionista de gemas en el siglo XIX, que además de las numerosas perlas naturales que poseía, unas 150, también era propietario de un famoso diamante que también lleva su nombre. Por obra de los joyeros fue coronada y convertida en un colgante. Durante un tiempo estuvo en el South Kensington Museum y luego fue subastada en la sala Christie’s y hoy pertenece a una colección particular.
Perla Asia.
Por su tamaño está entre las más grandes del mundo. Apareció en la India en el siglo XVII y perteneció al Sha Jahan, que se la regaló a su segunda esposa, Arjumand Banu Begum, su favorita, que murió al dar a luz a su decimocuarto hijo y para la que mandó construir un mausoleo que hoy es conocido en todo el mundo, el Taj Mahal.
Cuando la ciudad de Delhi fue sitiada pasó a manos del rey de Persia que a su vez se la regaló al emperador chino Quianlong donde creían que el poseer esta perla proporcionaba felicidad y bienestar. A la muerte del emperador, la perla fue puesta en su tumba, pero en 1900 unos ladrones la profanaron y se llevaron la perla y después de viajar de un lado a otro, apareció en París en donde fue vendida y ahora forma parte de una colección privada.
La Perla de Lao Tzu también llamada Perla de Ala.
Es la perla más grande del mundo midiendo 24 centímetros y pesando 6,4 kilos. Su nombre se debe a que tiene una forma muy particular, que parece un hombre barbudo con turbante. Esta perla, fue encontrada en 1934 por un buzo en el mar de Joló en Filipinas, dentro de una almeja gigante. Se dice que el hombre tuvo un final trágico ya que antes de sacar la perla, la almeja cerró sus valvas atrapándole la mano y ahogándolo. Como estas almejas no producen nácar la perla es de color blanco mate.
La Huérfana.
Fue una de las gemas que también acompañó a la Corona Española. Su nombre se debe a que no fue hallada dentro de una ostra, sino fuera de ella en el Golfo de Panamá. Su tamaño y perfección le dieron fama. Fue propiedad de Doña Isabel de Bobadilla, la primera gobernadora de Cuba y luego pasó a la corona española. Desafortunadamente, según informes, esta perla desapareció en el incendio de un palacio español en el siglo XVIII.
La Perla Drexel.
De origen polinesio, la perla Drexel es una de las perlas naturales más raras y hermosas debido a su forma natural de lágrima delgada y alargada perfectamente simétrica. Está técnicamente catalogada como una perla negra aunque su color es mayormente gris y con un lustre perfecto. Lleva el nombre de su primera dueña, la filántropa Mary Stretch Irick Drexel, quien la hizo montar en un hermoso broche de la joyería Cartier. Actualmente es de propiedad de Andrew Cohen SA.
La Pelegrina.
Esta perla posee forma de pera y brillo plateado con perfectas cualidades. La Pelegrina fue parte de las joyas de la corona española, pues fue otorgada por el Rey Felipe I a su hija María Teresa debido a su boda con Luis XIV de Francia en 1660. Tras la muerte de la consorte del Rey Sol en 1683, se perdió el trazo de la perla hasta que reapareció nuevamente en San Petersburgo en 1826.
Se cree que pasó a todos los herederos de la corona francesa hasta que Luis XVI, el último de los monarcas borbones fuera decapitado durante la revolución francesa y las joyas de la corona fueran robadas del Garde Meuble. Probablemente la Pelegrina desapareció junto con el Diamante Sancy, el Azul Tavenier y el Regente.
La perla volvió a aparecer en Rusia al ser adquirida por la fabulosamente rica princesa Tatiana Youssoupov y luego pasó a su hija Zenaida Nikolaievna Yusupova, de legendaria belleza quien la usaba como un adorno de la cabeza. Luego pasó a su hijo el príncipe Felix Yussupov II, esposo de Irina, vendieron a Cartier todas sus joyas, salvo La Peregrina, de la cual el príncipe no se podía desprender por su valor sentimental. Recién fue vendida en 1953 al joyero suizo Jean Lombard.
En 1989 sería subastada en Christie’s y vendida a un comprador anónimo por 463.800 dólares.
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