Enrique Ortega Burgos

JOYERÍAS DE MADRID: GRASSY

JOYERÍA GRASSY MADRID

CONOCE LA MÍTICA JOYERÍA GRASSY DE MADRID SITA EN GRAN VÍA 1.

 

En esta entrada, les hablaremos sobre una de las joyerías más emblemáticas de España y con proyección internacional como de hecho lo es la Joyería Grassy.

Grassy es una reconocida joyería con presencia en España. Fundada en 1952, se destaca por su exclusividad y exquisitez en la selección de joyas y relojes. Grassy ofrece una amplia variedad de piezas de alta calidad, desde anillos de compromiso y pulseras hasta collares y pendientes. Su compromiso con la artesanía y los materiales de primera calidad les ha permitido ganar prestigio en el mundo de la joyería. Con varias tiendas en ubicaciones emblemáticas, Grassy es un referente para aquellos que buscan piezas únicas y elegantes que perduren en el tiempo.

Referirnos a esta joyería de alta gama en la industria, es situarnos en uno de los edificios más representativos de Madrid, el cual conserva un estilo ecléctico como de hecho es l ”Edificio Grassy”. La joyería ubicada en la planta baja del edificio, presume de un museo de relojes con piezas de hace cinco siglos.

 

El edificio situado en el número 1 de la Gran Vía de Madrid es uno de los iconos más reconocibles de la capital. Conocido como Grassy, este centenario edificio en forma de cuña alberga una joyería que ha ocupado sus bajos desde 1952. Pero su historia y relevancia van más allá de su papel como sede de una joyería de renombre.

 

Durante muchos veranos, el aclamado artista Antonio López solía colocar su caballete frente al número 1 de la Gran Vía, aprovechando los primeros rayos de sol que bañaban la calle. A lo largo de cinco años de arduo trabajo (1975-1980), en sesiones de no más de una hora debido a la cambiante luz, capturó la esencia de ese efímero momento. En su pintura, que retrata las seis y media de la mañana, destaca el reloj que se encuentra entre los letreros de Piaget y Baume & Mercier. Curiosamente, este reloj fue el primero de Madrid en mostrar la hora, la fecha y la temperatura en formato digital.

Desde su construcción en 1917, este singular edificio en forma de cuña ha dejado una marca en el paisaje urbano de Madrid. Fundada en 1952, Grassy es sinónimo de calidad y elegancia en joyería. Su compromiso con la artesanía y selección de piezas únicas ha cautivado a clientes y expertos. Con su asociación con Grassy, el número 1 de la Gran Vía se ha convertido en un símbolo de tradición y belleza en el corazón de Madrid. Descubre la exquisitez de joyas y relojes exclusivos en este lugar icónico de la ciudad.

 

¿DÓNDE ESTÁN LAS JOYERÍAS GRASSY EN MADRID?.

 

 

  • GRAN VÍA, 1
  • JOSÉ ORTEGA Y GASSET, 17

 

JOYERÍA GRASSY: SUS INICIOS E HISTORIA.

 

 

 

En 1952 se funda la joyería Grassy ubicada en la planta baja del Edificio Grassy  el cual se encuentra situado en Madrid en el número 1 de la Gran Vía. Fue uno de los primeros edificios en construirse en el primer tramo de la Gran Vía.  Se le conoce con este nombre desde que en 1952 se instaló en dicha joyería, el relojero Alejandro Grassy, nacido en Constantina (Argelia), de origen italiano y nacionalidad francesa y proveniente de una familia de orfebres Alexandre Grassy llega a España a final de los años veinte del siglo pasado.

 

ALEXANDRE GRASSY EL FUNDADOR DE JOYERÍA GRASSY.

 

Alexandre Grassy, un emprendedor de origen italiano y nacionalidad francesa, que llegó a España a finales de los años veinte. Proveniente de una familia de orfebres milaneses, Alexandre tenía planes de dirigirse a América, pero un encuentro con un joyero portugués le hizo ver el potencial y las oportunidades en España. Proveniente de una familia de orfebres milaneses, Alexandre tenía una pasión innata por el arte y la belleza. Inicialmente en camino hacia América, un encuentro fortuito con un joyero portugués lo hizo cambiar de rumbo y ver el potencial de España como un país de grandes oportunidades.

Inspirado por su hermano mayor, Charles, quien ya había establecido una exitosa joyería en Brasil, Alexandre se estableció en Madrid y se sumergió en el mundo del comercio y la orfebrería. Fue Charles quien diseñó el icónico emblema de Grassy: los caballitos de mar enfrentados, que perduran hasta hoy. Con una visión emprendedora y un talento innato para el comercio, Alexandre aprovechó las oportunidades que ofrecía España en aquel momento, convirtiendo a Grassy en un referente en el mundo de la joyería. Su pasión por la artesanía y su dedicación a la calidad se reflejan en cada pieza que lleva el nombre de Grassy.

La marca Grassy se distingue por su excelencia artesanal, su dedicación a la calidad y su capacidad para crear piezas únicas y atemporales. Alexandre Grassy dejó un legado duradero en el mundo de la joyería, estableciendo un estándar de elegancia y distinción que perdura hasta el día de hoy.

 

JOYERÍAS GRASSY.

 

Esta joyería, que convivió durante años con la del número 29 de la misma calle, se encuentra en una zona de la Gran Vía más elegante –el tramo más importante de joyerías de Madrid– y en ella Alexandre Grassy tenía la intención de atender a sus clientes más exclusivos.

La nueva sede se sitúa en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, construido en 1916 y cuyo proyecto es obra del arquitecto español Eladio Laredo Carranza. La tienda, la primera con puertas automáticas de la capital, alberga en la parte de abajo el Museo del Reloj Antiguo, meca del amante de la relojería.

El Edificio Grassy es un edificio ubicado al principio  de la Gran Vía de Madrid. Fue uno de los primeros en construirse cuando se terminó el  primer tramo de la Gran Vía. Una casa espectacular que da la bienvenida al paseante que pasea por el comienzo de esta calle. Se encuentra  en  la calle Alcalá, con Gran Vía  al lado del Edificio Metrópolis. Se le denominó de esa forma desde que en 1952 se instaló la joyería Grassy, del relojero Alejandro Grassy, en su planta baja, es un museo de relojes con piezas de hace cinco siglos, el local está exquisitamente decorado con estucos italianos, frescos y pavimentos de terrazo.

En ese edificio levanta su negocio Unión Relojera Suiza. «En aquel momento la Gran Vía es la gran calle de las joyerías y relojerías», comenta su nieta Patricia Reznak. A principios de los años 50 quiere abrir un establecimiento más exclusivo. «La parte más noble de la calle siempre ha sido la que parte desde su inicio hasta la Red de San Luis«. Encuentra el sitio perfecto en la planta de calle en el espacio cedido por Sicilia Molinero, cuyo restaurante queda ahora limitado a la primera planta. «Mi abuelo quiso hacer una joyería moderna y encargó la reforma al arquitecto Manuel Ambrós, quien diseñó esta fantástica marquesina que convierte al edificio en la proa de un barco».

El local está magníficamente decorado con estucos italianos, frescos y pavimentos de terrao, el lujo y la opulencia en un espacio que cuenta con un museo de relojes con piezas de hace cinco siglos.

 

Tal como lo hemos mencionado, el ecléctico edificio que fue diseñado en 1916 por el arquitecto español Eladio Laredo Carranza y concebido al inicio como un edificio para albergar viviendas de lujo, éste obtiene su notoriedad a partir de 1952, en el que adquiere el nombre por el que lo conocemos hoy, ”Edificio Grassy” cuando el relojero Alejandro Grassy funda su elitista joyería que ha visto pasear por su interior, decorado con estucos italianos, a personajes como Ava Gardner o Luis Miguel Dominguín, entre otros.

 

El uso de grandes anuncios en la fachada contribuyó también a que se popularizara de esta manera. A los largo del siglo XX ha mostrado anuncios de relojes de alta gama como Piaget o Baume et Mercier, todos ellos distinguibles al comienzo de la Gran Vía. Ya en este siglo destaca la corona dorada de la casa Rolex en la gran rotonda de la esquina. En el local también destaca un Museo de Relojes que nos muestra piezas de hasta hace cinco siglos.

El edificio fue levantado sobre un solar triangular y se compone de dos casas independientes ambas unidas por un  pasadizo vestíbulo ubicado en la planta baja.

Es una construcción de estilo ecléctico. En su fachada se observan numerosos motivos  platerescos, figuras femeninas y elementos afrancesados. Muestra evidencias de la gran calidad de la  artesanía de la época,  ejemplo de ello son los diseños a acuarela, del prestigioso ceramista Daniel Zuloaga, en los paneles cerámicos decorativos  de la fachada.

Destinado a ser el edificio residencial mas singular de la Gran Vía, se compone de dos inmuebles independientes pero  unidos en la planta baja a través de un portal, como paso de carruajes entre la Gran Vía y la calle Caballero de Gracia.  Un lateral, estaba eran dos viviendas duplex de lujo para la época. El otro ala, se trataba de unas viviendas mas convencionales con un piso por planta con vistas a la Gran Vía

Un solar con una morfología de forma triangular con pronunciado vértice en «V», con una fachada tan característica, con lineas curvas y rematada en su parte superior con un templete circular.

 

EL MUSEO DEL RELOJ ANTIGUO DE MADRID EN JOYERÍA GRASSY.

 

La relación entre el arte, la ingeniería y la medición del tiempo se manifiesta de manera fascinante en el Museo del Reloj Antiguo, inaugurado por Grassy en 1953 en su ubicación en Gran Vía 1. Esta colección única, que constituye un «museo vivo» de relojes en funcionamiento o restaurables, cuenta con valiosas piezas provenientes de la colección privada del renombrado coleccionista catalán Pérez de Olaguer-Feliu, una de las más destacadas a nivel internacional. Principalmente compuesta por relojes ingleses y franceses de los siglos XVIII y XIX, la colección fue enriquecida por Alexandre Grassy, un apasionado amante de los relojes antiguos, quien adquirió interesantes piezas a lo largo del tiempo.

Esta exposición es una excelente lección de historia que muestra las tendencias y la evolución de la relojería hasta mediados del siglo XIX, cuando los relojes comenzaron a producirse de manera industrial. El museo alberga destacados ejemplos de relojes autómatas, relojes de carroza (similares a los de bolsillo pero más grandes y resistentes para protegerlos durante los viajes), altos relojes de caja con péndulo (que solían ser elementos imprescindibles del mobiliario), relojes de sobremesa y relojes de pared, conocidos como relojes de cartel.

Con el paso del tiempo y el enfoque en la funcionalidad, surgieron los «relojes esqueleto», despojados de adornos y que exhibían abiertamente sus mecanismos internos. La colección también pone de manifiesto las diferencias entre los relojes franceses e ingleses: los primeros, elaborados en bronce dorado al mercurio, destacaban por su ornamentación inspirada en la mitología, mientras que los segundos se caracterizaban por su sobriedad, el uso de la madera y la incorporación de asas para facilitar su transporte.

El Museo del Reloj Antiguo en Grassy ofrece una experiencia enriquecedora que ilustra la evolución de la relojería y resalta las particularidades estilísticas y técnicas de los relojes franceses e ingleses. Esta colección excepcional es un testimonio tangible del legado histórico y cultural relacionado con la medición del tiempo, cautivando a los visitantes con su encanto y valor histórico.

 

VISITAS GUIADAS:

 

 

LA RENOVACIÓN DE LA JOYERÍA GRASSY.

 

Durante la construcción de ese tramo de la Calle Gran Vía estalla la Primera Guerra Mundial por lo que hubo escasez de hierro que retrasó algunas construcciones.

Sin embargo, fue en este local donde Alexandre Grassy decidió establecer su nueva joyería renovando todo el interior –que hasta entonces era de estilo neoclásico francés con abundancia de molduras y guirnaldas decorativas–, pero conservando la estructura original. De ello se encargó el arquitecto Manuel Ambrós Escanellas, que huyó de barroquismos y abigarramientos para centrarse en los materiales nobles, las buenas proporciones y un medido uso del color.

Como resultado de la estrecha relación entre la ingeniería y el arte, se inaugura en 1953 en el piso sótano, el Museo del Reloj Antiguo, cuyo propietario era un apasionado de los relojes. Parte de las piezas que componen ese museo, provienen de la colección privada del catalán Pérez de Olaguer-Feliu, una de las más importantes a nivel internacional, formada mayoritariamente por piezas inglesas y francesas de los siglos XVIII y XIX.

Un nuevo diseño, quien empleó las primeras lunas securizadas  de  mayor tamaño en España, alcanzando hasta los 8 metros de longitud. Con el tiempo se convirtió, en la joyería francesa Grassy de dicha familia. Desafortunadamente esta construcción, ha sido una de las que mas cambios ha sufrido a lo largo de su historia, perdiendo parte de su riqueza decorativa inicial.

En 1969,  se desmontaron los anuncios de la fachada, sufriendo un cambio respecto el concepto original de su arquitecto, José Carlos Laredo Serrán, desapareciendo los grupos escultóricos de parejas de niños que circundaban la base del templete de coronación, al igual que las cresterías de guirnaldas y los pináculos que rodeaban la linterna superior, incluso su singular remate, un gran capitel corintio de exagerado vuelo, que sostenía un trípode clásico de hierro fundido en enigmática referencia al oráculo de Delfos.

Todos los materiales utilizados son nacionales (de España), desde mármoles a pavimentos de terrazo, paramentos de estuco a la italiana, elementos de metal (bronce y hierro revestido de latón), pinturas e iluminación. Esto incluye la gran luna de ocho metros del escaparate de Gran Vía, la mayor fabricada en España hasta entonces. Formando parte de los elementos de latón que se utilizan en el interior y que aportan cierto brillo, está el remarcable acceso y la barandilla de la escalera, con un diseño de curvas sinuosas que contrasta con el resto de los elementos decorativos.

El local tuvo también las primeras puertas automáticas de España, todo un alarde de perfección técnica. También se instaló entonces la gran marquesina que hoy caracteriza la fachada, moldurada y con aplicaciones de punta de estrella, que aloja en su interior tubos de neón para la iluminación y que realza los paramentos y jambas de granito verde oscuro y pórfido verde claro de la fachada.

El local tiene un piso sótano que alberga el Museo del reloj antiguo, cuya rotonda tiene una cúpula en escayola con moldura dorada. El tema del zodiaco, por su relación con las doce horas del reloj, está presente como elemento decorativo tanto en el exterior de la rotonda como en el interior, donde figura en el suelo y en el techo.

Pero las innovaciones propuestas por Alejandro Grassy no acaban aquí. Tal como lo hemos mencionado» Fue el primer establecimiento de Madrid con puertas automáticas. Las hicieron en exclusiva para Grassy en Estados Unidos. La gente venía sólo para ver cómo funcionaban», recuerda Yann Reznak. Será también el joyero quien dos años después de la apertura decide sustituir el nombre original del establecimiento por su apellido.

Son los años dorados de la Gran Vía. Muy cerca de los famosos Chicote y Dólar, por estas aceras se pasean los turistas adinerados y artistas famosos que visitan la capital. «Visitar la joyería era un rito para muchos.  Mi padre siempre recordaba la noche de Reyes, llena de gente hasta pasadas las dos de la mañana». Pero los hermanos no caen en la nostalgia. «La Gran Vía ha cambiado mucho», prosigue Patricia Reznak. «La celebración de su centenario fue una campaña muy buena para todos, igual que el inicio de nuevos proyectos como el que están realizando en Canalejas».

Durante décadas del siglo XX la fachada ha mostrado anuncios de relojes como Jaeger-LeCoultre, Audemars Piguet, Piaget y Baume et Mercier, todos ellos distinguibles al comienzo de la Gran Vía. En 1981 el Edificio Grassy fue inmortalizado por el pintor hiperrealista Antonio López en su cuadro titulado La Gran Vía.

A comienzos del siglo XXI se destaca un anuncio de la casa Rolex (una corona dorada). Desde esta misma época el inmueble alberga un museo dedicado a la relojería.

 

A continuación se presenta una tabla con los hitos más importantes en la historia del edificio Grassy:

Año Hitos
1910 Inauguración de la calle Gran Vía
1917 Estreno del edificio de Gran Vía
1933 Renovación de las instalaciones del restaurante Sicilia Molinero según proyecto de Luis Gutiérrez Soto
1953 Unión Relojera Suiza (Grassy) ocupa el espacio en la planta baja, remodelación a cargo de Manuel Ambrós
1969 La fachada pierde su decoración original
1980 Finalización del cuadro del pintor Antonio López, que incluye el edificio Grassy
2005 Instalación del anuncio luminoso de Rolex, que se conserva en la actualidad

Estos hitos destacados marcan momentos clave en la evolución y relevancia del edificio Grassy en la Gran Vía de Madrid. Desde su construcción hasta su ocupación por parte de la joyería Grassy, pasando por la renovación y transformaciones arquitectónicas, cada etapa ha dejado su huella en la historia de este emblemático edificio.

 

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