Enrique Ortega Burgos

PARODIA Y MARCAS. PARTE 1

PARODIA Y MARCAS

En esta entrada comenzaremos a conocer un tema que causa interrogantes en el ámbito de la propiedad intelectual, nos referimos al uso de las marcas como parodias. La marcas al ser signos distintivos conocidos,  que hacen que estén expuestas a ser objetos de chistes  o parodias.

En este sentido, hay que tener claro que las marcas al estar registradas se convierten en activos intangibles que son de uso exclusivo de la empresa, por lo tanto los titulares de las marcas son quien autorizan quienes son los terceros que pueden usar sus marcas.

De hecho, mientras más famosa es la marca, la misma es más susceptible de ser parodiada debido a que por su fama para el público es más fácil entender el mensaje detrás de la parodia. Sin embargo, para muchas marcas esto es un problema ya que tratan de cuidar su imagen y prestigio.

El problema que se plantea con la parodia es que no está en las legislaciones en relación a la marcas, por lo que le ha correspondido a los Tribunales establecer  los alcances   y limitaciones de las parodias en relación a las marcas. Así que  empecemos a conocer este interesante tema de la parodia  y  las marcas.

 

¿QUÉ ES UNA PARODIA?

 

Según la RAE, la parodia es una “imitación burlesca”, pero esta definición se hace muy corta a los efectos del tema que se esta. Ahora bien, el Diccionario Jurídico de la Cultura  menciona que la parodia es “una imitación de cualquier obra, que mediante su modificación la destruye con fines críticos, utilizando generalmente formas humorística, para dar lugar a otra obra diferente, original, pero indisolublemente al material originario”.

 

Las parodias son tan antiguas como las artes y la literatura. Se sabe que en la Antigua Grecia,  Hegemon de Thasos alteró  poemas de la década para hacerlos ridículos (en esa época los poemas eran orales), por lo que es considerado uno de los padres de la parodia. De hecho, la palabra parodia proviene de las palabras para, que significa contra o en contra, y la palabra oide, que significa canción.

 

Por su parte, el griego Lucian de Samosata creó una parodia de La Odisea, en la cual consideraba que Homero era un mentiroso y exageraba los, de hecho, la parodia era muy común. en la antigua Grecia, parodiando tanto los cuentos y leyendas como las obras de teatro. Desde entonces, la parodia ha estado unida al arte en cualquiera de sus formas, bien sea pintura, escultura, música, literatura y actualmente los films y series de televisión.

Entre los ejemplos de parodias famosas se encuentran se encuentran la obra del escritor argentino Jorge Luis Borges denominada Pierre Menard, El Autor del Quijote. De hecho, la propia obra El Quijote es considerada una obra de parodia, ya que  en ella Cervantes hizo una burla de los caballeros errantes y se basó en la obra Amadis de Gaula. Por su parte, en la literatura francesa François Rabelais escribió Gargantua y Pantagruel, en la cual hizo una parodia de  los escritores antiguos. William Shakespeare, quien quizás sea el escritor más importante de la literatura inglesa, escribió Hamlet, obra en la cual hizo una parodia de las obras de Christopher Marlowem cuyas obras se caracterizaban por ser tragedias donde los héroes daban discursos grandilocuentes, que varios de sus contemporáneos consideraban que eran excesivos. .

 

 En el siglo XX, una época donde se vivieron grandes cambios, las obras de Andy Wahol  y Roy Lichtenstein, los mayores exponentes de la corriente del arte pop, son consideradas obras de parodia en cierto punto, por cuanto  tomaron imágenes icónicas y les dieron una nueva relevancia con un toque de ironía.

La música también es un campo fértil para las parodias, siendo el cantante Weird Al Yankovic el mayor exponente de la parodia musical, ya que ha hecho versiones de artistas como Michael Jackson, Lady Gaga y Nirvana, por solo nombrar algunos.

En este sentido, el interprete, cuyo nombre completo es Alfred Matthew Yankovic en una entrevista ha afirmado que cuando hace sus parodias musicales siempre trata de obtener el permiso del autor (aunque esto no es obligatorio en la legislación estadounidense), y a pesar de que ha obtenido el consentimiento de muchos artistas, también varios han negado autorización para que el interprete haga sus parodias, tales como Beck (quien se ha arrepentido de ello), Prince, Paul McCartney y hasta Led Zeppelin. Sin embargo, a pesar de los problemas que haya podido enfrentar, este estilo paródico  lo ha convertido en toda una estrella musical estadounidense, ya que ha vendido más de 12 millones de álbumes (esta cifra era en 2007),  ha presentado miles de shows en vivo y ha grabado más de 150 parodias musicales.

Por lo que después de lo expuesto en líneas, la parodia implica la transformación de una obra con el objetivo de dar un mensaje en concreto o hasta hacer reír. Además, ha formado parte parte de nuestra cultura y forma de expresión durante años, dos de los más grandes escritores universales como son Cervantes y Shakespeare, acudieron a la parodia como forma de realización de sus grandes obras.

Pero, justamente,  ese elemento transformador puede traer problemas en el campo de la propiedad intelectual, sobre todo en las vertientes de las marcas y del derecho de autor, por lo que es necesario que cualquier creativo tenga .

 

LA PROPIEDAD INTELECTUAL

 

Ahora que ya tenemos noción de lo que es la parodia y una breve reseña de cómo ha sido usada durante los siglos, pasemos a conocer lo que es la propiedad intelectual.

En este sentido, la propiedad intelectual es una rama del derecho que protege las innovaciones, creaciones y  los signos distintivos, de esta forma sus creadores o las empresas que la usen obtiene la exclusividad en su uso y comercialización, además que permite que las empresas sepan el origen de los productos u obras de su preferencia. Esto con la finalidad de fomentar la creatividad, innovación y una actuación comercial justa donde el  consumidor o el público sepa el origen de los productos, servicios, obras, diseño y tecnologías  de su preferencia .

La propiedad intelectual se divide en varias vertientes tales como las marcas, patentes, diseño industrial y el derecho de autor. A efectos de la parodia, las ramas que interesan en este tema son el derecho de autor y las marcas.

El derecho de autor es la rama de la propiedad intelectual que protege  la creación de obras artísticas, musicales, literarias, arquitectónicas y en los últimos años los software y bases de datos.

El derecho de autor comprende los derechos patrimoniales, que abarca los derechos de comercialización, divulgación, adaptación, comunicación y traducción; mientras que los derechos morales son aquellos que protegen la integridad y la autoría de la obra.

Los derechos patrimoniales tienen una duración mínima de 50 años (dependiendo de la legislación de cada país) y pasado ese tiempo, la obra ya entra bajo dominio público y en teoría puede ser usada por terceros. Sin embargo, los derechos morales no prescriben.

Por lo que en esta vertiente de la propiedad intelectual, la parodia la toca directamente las obras, por cuanto hay una modificación de la obra original. En este sentido, como la parodia ha sido parte del arte desde los inicios de las civilizaciones, la misma se encuentra amparada por las legislaciones de derecho de autor.

Por su parte, las marcas son signos que distinguen los productos o servicios de una empresa de aquellos que comercializan otra empresa, con la finalidad de que el consumidor sepa el origen empresarial de los productos o servicios que va a adquirir y que no caiga en la confusión. Como en este campo una obra no es el objeto de protección, sino signos que se encuentran en el comercio, la parodia no ha sido prevista como parte de ella, hasta ahora.

 

PARODIA DE LAS MARCA

 

 

Durante el siglo XX, las marcas han logrado alcanzar un gran poder de reconocimiento convirtiéndose en iconos pop, tales como Coca Cola, Pepsi, McDonald’s, Starbucks, Nike, Adidas, Google, Apple, Amazon, etc. Dichas marcas han logrado tales niveles de reconocimientos mundiales, por lo que muchos han aprovechado la fama que han logrado esos signos para modificarlos y hacer llegar sus mensajes a través de ellos.

Estas parodias llegan por varios medios, hasta las redes sociales han llegado a un nuevo nivel de popularidad que hasta se han vuelto virales. Pero en el tema de las marcas, las empresas tratan de cultivar una imagen determinada, que una parodia puede llegar a empañar.

El gran debate es que en materia de derecho de autor, en relación a las obras de arte, la parodia ha sido regulada en las normas.  Sin embargo, en materia de marcas la parodia es más compleja, por cuanto se trata de un bien intangible en el cual, en teoría, su titular tiene la facultad de prohibir el uso no autorizado del signo.

Pero, en el derecho hay excepciones y limitaciones, por lo que la doctrina de las marcas ha tomado algunas de la flexibilidad del derecho de autor en materia de parodias. En próximas entradas conoceremos  los criterios que ha adoptado el derecho de marcas con la parodia.

 

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