Enrique Ortega Burgos

Las 10 mayores empresas de moda mexicana 1

CONOCE LAS 10 MAYORES EMPRESAS DE MODA MEXICANA.

 

Desde NUESTRA REDACCIÓN hemos estado investigando en una gran cantidad de publicaciones internacionales, cuáles son las marcas que vienen destacando en la industria de la moda en México

Además analizaremos por qué juntas consolidan una de las industrias emergentes más importantes del país, revisando también desde la sutileza de la femineidad “made in México!, las experiencias de algunos jóvenes diseñadores ansiosos por forjar su propia historia, o cuáles fueron las fuentes de inspiración de algunas de estas marcas, la combinación del arte creativo y la producción artesanal, así como la experimentación de diseños y la exploración de nuevos procesos.

 

En esta entrada te hablaremos de Trista, Yakampot, Gloom, Ziutika y Manov.

 

1º) Trista: la sutileza de la femineidad Made In Mexico.

 

Fundada en 2006 por José Alfredo Silva y Giovanni Estrada. Han tenido cuatro fuentes claras de inspiración, empezando por la literatura y la historia y siguiendo por el entorno y por supuesto, México. Si buscas cuál es el ADN de esta marca, puede decirse que ha sido siempre la experimentación en los bocetos, patronaje, volúmenes y bordados. Una historia de inspiración, pero seguida de motivaciones detrás de la marca mexicana.

En el año 2006, José Alfredo Silva y Giovanni Estrada eran dos jóvenes y entusiastas diseñadores, ansiosos por comenzar a forjar su propia historia. La casa de moda nació de forma muy orgánica: tras ser invitados a participar en una tienda de diseñadores emergentes llamada Elegantes, decidieron que era el momento de emprender un proyecto y crear su propia marca. El concepto inicial fue sencillo en palabras de los creadores: “desarrollar productos que la gente pudiera usar. Que cuando la gente vistiera una de sus piezas se enamorará de ella y quisiera comprar más».

 

Así fue como Trista comenzó a contar historias, movidos por una insaciable curiosidad por hurgar en el pasado, de ahí que su inspiración sea siempre de origen histórico. La nostalgia es un elemento muy presente en la esencia de la marca, sienta sus bases en la cultura, la moda y lo hecho a mano. Toda idea tiene una raíz, aquel elemento que, no sólo la sostiene y da origen a todas sus ramas, sino que también la alimenta y la nutre. En el caso de esta firma, es nutrida por la literatura, la historia, el entorno y México; sus recurrentes fuentes de inspiración.

Desde hace 10 años, cuando la aventura de Trista inició, hasta hoy, se ha encontrado en un estado de constante mutación. Siempre creciendo, evolucionándose y adaptándose: “Cuando uno tiene todas las ganas y el entusiasmo de avanzar a veces te falta la otra parte, la de la empresa, la inversión, el administrar bien el negocio.

 

La marca ha ido ajustándose a esos elementos, es muy evidente ese paso de una etapa muy experimental a una donde ya se controlan los procesos, los tiempos, la gente, los costos y tratamos de mantener una clientela fija que pueda mantenerse fiel a tu proyecto”, comenta Silva.

 

Parte importante del ADN de la marca ha sido la exploración de procesos de diseño. La experimentación en cuanto a bocetaje, trazos, patronaje, volúmenes y bordados ha sido su punto de partida lo que resulta en una marca con una identidad única basada enteramente en la cultura, la moda y lo hecho a mano.

José Alfredo dice que “Actualmente el proceso de diseño es mucho más sencillo. Al principio uno es ideático y quiere cambiar el mundo y los procesos se vuelven todo… pero en realidad el mundo se mueve muy, muy rápido y necesitas tener un equipo que sea muy eficiente, poder reducir costes y ser lo más productivos posibles”. 

Ellos buscaron siempre encontrar el punto intermedio en el que el diseño sea más un balance entre una disciplina y un gesto. Se plantearon una idea rápida y a partir de ahí trataron de entender cuáles iban a ser en cada momento los materiales a usar, el precio al que había que llegar, para entonces ir viendo qué otros elementos podían ir entrando en juego y complementando la producción.

 

Según ellos, el resto es muy sencillo y eso es algo muy importante, “a veces se cree que uno diseña todo, pero por eso se llama dirección creativa. Todo el equipo propone, desde la patronista, la muestrista, la costurera todos tienen algo que aportar y eso es lo que hace tan rico al diseño. Lo que yo hago es dirigir”, explica José Alfredo.

 

Estamos hablando de moda 100% hecha en México, que ha logrado evolucionar en el mercado local y posicionarse como un constante referente en la industria latinoamericana. Aunque ha habido ciertas trabas en el camino, ha sido su capacidad de adaptarse la que la ha hecho lo que es hoy: El reto más grande de producir en México es encontrar un poco de todo, desde los insumos hasta el equipo de trabajo. No hay una mano de obra especializada.

Hay gente muy buena pero no hay una industria en la cual abunde la gente con alto nivel de capacitación. Sí la hay para un sector de industria masiva, pero muy diferente es cuando se tiene que encontrar la mano bordadora con una técnica específica o personas que modelen y exploren las siluetas de tal forma, por lo que se convierte en una tarea muy complicada.

Es un constante ir y venir, pero al final todas las empresas pasan por lo mismo, es algo inherente a la capacidad de organización y gestión, para poder coordinar adecuadamente todos los elementos que se tienen y coordinarlo con lo que se quiere hacer. Según José Alfredo, lo que hay que hacer es dejar de luchar contra todo lo que no se puede controlar. Si bien en un principio Trista exploraba el patronaje experimental, hoy analiza el valor del cuerpo y la imaginación.

Viste

a la mujer con sutileza, sofisticación y femineidad. Crea prendas vaporosas; patrones claros, pero de cortes complejos; moda estructural pero a la vez estructurada; de grandes proporciones pero de siluetas simples.

 

El sello distintivo de Trista hoy en día es el trabajo textil y la generación de texturas.

 

Poca gente en México trabaja de esta manera los materiales, deshilado estampado por serigrafía, bordados a mano, aplicaciones industriales, procesos de teñido, ya que las posibilidades son infinitas cuando de técnicas se habla. Y es que si algo han logrado estos creadores es maestría para reinterpretar los materiales y reinventarse. Un solo vestido toma aproximadamente un mes y medio en ser realizado, con 12 manos diferentes trabajando en él entre diseño, corte, patronaje confección y bordado, el cual, individualmente, suma cerca de 360 horas de trabajo.

El éxito de Trista es, sin lugar a dudas, su habilidad para contar historias y hacer que quienes lleven sus prendas se conviertan en parte de ella. Son prendas que cubren el cuerpo de la mujer con femineidad pura, que, mientras ocultan, se toman el tiempo de revelar, que difuminan la silueta con extrema sutileza, que muestran, pero también esconden.

 

 

2º) Yakampot

Creada por Francisco Cancino, Yakampot rescata la belleza de la indumentaria típica del país. Cada una de sus prendas son confeccionadas con la ayuda de artesanas que provienen de distintos estados del territorio nacional. Además, a través de sus prendas conserva las técnicas e iconografía tradicional de los pueblos indígenas.

En 2017, la cantante Natalia Lafourcade lució un diseño de Yakampot para su presentación en la ceremonia de los Premios Oscar. Esta marca siempre ha jugado con elementos icónicos para dar sentido de identidad y arraigo a lo contemporáneo. Además, ha creado un espacio, llamado Somos, que surge en el verano de 2021 en base a una iniciativa centrada en la búsqueda de una sociedad más inclusiva y diversa. Hoy, evolucionó a un espacio real con representaciones verdaderas del ser.

Ya cuenta con 10 años de diseño con raíces mexicanas y Yakampot, que significa el lugar donde nace el agua en lengua tsotsil, se ha convertido en una marca de ropa que busca promover el patrimonio de México a través del diseño de prendas inspiradas en elementos icónicos de la indumentaria tradicional. De esta manera se fortalece el sentido de identidad y muy especialmente el arraigo a la mujer contemporánea.

La manera en que trabaja esta marca es con la colaboración con productores locales y grupos de artesanas en Chiapas y Estado de México, de los cuales se obtiene ese legado (su auténtica herencia) y lo transmiten en cada prenda creando una convergencia entre pasado, presente y futuro a través de la moda.

El objetivo es crear una industria próspera, inclusiva y equitativa, por ello esta casa de moda trabaja bajo un modelo de comercio justo que impulsa el desarrollo de grupos de artesanas y sus comunidades, dando nueva vida a sus habilidades y conocimientos fortaleciendo el tejido social y la conservación de sus tradiciones.

 

 

3º) Gloom.

 

 

Creada por Sergio González y Brenda Johnson, esta marca utiliza una paleta monocromática en cada una de sus colecciones.

Cortes geométricos y esencia de la arquitectura moderna son dos de los grandes pilares que conforman el ADN de esta marca. Sus colecciones se han presentado en la plataforma de moda SAPICA y Modapremio.

 

 

4º) Ziutika.

 

 

Detrás de la marca Ziutika se encuentra el diseñador David Souza, quien busca que la mujer proyecte confianza y destaque al vestir con sus prendas con una línea de colores vibrantes. El estilo de Souza fusiona la feminidad de los años 90 con un sentido muy vanguardista de la elegancia. Una mujer chic, sensual y fuerte siempre estará en tendencia, y Ziutika concentra su propuesta en resaltar esos valores.

El estilo de Souza es único porque fusiona la ultra feminidad de los años 90 con un sentido muy vanguardista de la elegancia. Si de algo puede estar segura la mujer que viste los modelos de Ziutika es que no va a encontrarse con un clon en cada esquina. Souza no se limita a tropicalizar las tendencias impuestas por las grandes multinacionales de la moda, ya que crea sus propias faldas,  crop tops, chaquetas, pantalones, chalecos y vestidos largos que no pueden pasar desapercibidos, y aun así, no resultan estridentes sino de un gusto exquisito.

Algo intriga en la textura y la consistencia de muchas prendas de Ziutika, un ‘yo qué sé’ que las hace irrepetibles. Su secreto: están hechas con un tipo de neopreno ligero, ultra sexy y mega chic que se adhiere a la silueta de manera natural. Su versatilidad hace que resulten ideales para cualquier ocasión, clima y temporada. La firma –cuyo nombre se inspira en el término chileno siútica, que significa “mujeres que visten ostentosamente”– nació en 2014, cuando su creador David Souza, con estudios en diseño de moda y diez años dentro de esta industria al frente de su agencia de modelos PARAGON, decidió que antes de cumplir treinta era el momento justo de regresar a sus raíces creativas.

 

 

5º) Manov.

 

Pavel Jiménez se atreve a romper el esquema de la moda masculina en México. Su esencia monocromática, el uso de materiales de alta calidad y cortes arriesgados son algunas de las características esenciales que forman parte de las colecciones de Manov.

Pese a una corta pausa, el diseñador regresaba a la industria en la edición del Mercedes-Benz Fashion Week México City, ya que después de una pausa y un respiro creativo, la marca mexicana de sastrería experimental para hombres, MANOV, regresaba con fuerza para la colección primavera/verano 2019, dentro del calendario de Mercedes-Benz Fashion Week Ciudad de México, como parte de Colectivo Diseño Mexicano.

La creación de esta firma de moda mexicana se remonta a los tiempos de estudio en Diseño Industrial de Pável Jiménez —fundador y director creativo de MANOV—, que por aquella época en el año 2008, mientras hacía sus prácticas profesionales, la inquietud por la moda masculina y las casi nulas propuestas de menswear en México que no le satisfacían, lo impulsaron a no esperar a que alguien más diseñara lo que él quería ver en la moda nacional. ¿Qué hace tan peculiar a esta marca? Su técnica de “sastrería híbrida” donde logran converger las técnicas clásicas y de antaño de la sastrería, llevándolas a un terreno de exploración y renovación que se traduce en la manufactura de prendas con una estética urbana.

El hombre que usa MANOV, es un hombre sentimental. Un alma vieja, de temperamento melancólico, que encuentra refugio en el arte y la música, y que busca la belleza en lugares peculiares, como en la decadencia. Es al mismo tiempo un hombre hecho de contrastes y que busca por sobre todo cosechar una visión auténtica. Con una filosofía que reza “Do it yourself” y que encuentra cobijo en el imaginario de principios existencialistas, MANOV vive y respira en un amplio repertorio artístico; desde la música barroca de Alessandro Scarlatti a las melodías de vanguardia de John Maus o la sonoridad minimalista de Philip Glass; las imágenes del cine de François Ozon que traduce en prendas exquisitas; las coreografías de Jiří Kylián; la artisticidad de Gerhard Richter y los lienzos y las pinceladas de Delacroix o Rothko, tan distintos entre sí, pero que encuentran en MANOV un punto de resolución e inspiración para la creación de la moda masculina contemporánea.

Para su relanzamiento y nueva colección, bajo el lema “I want to be where I am, in your dreams and in your life”, la marca pretendía explorar las piezas emblemas de sus colecciones pasadas revestidas de la vibra que las caracteriza.

El objetivo de MANOV, mucho más allá de una visión puramente mercantil, es crear una comunidad alrededor de la moda masculina de gustos semejantes, aquello como una fraternidad que sabe que la vestimenta es un poderoso vehículo de autoconstrucción que tiene ecos en la experiencia interior de las personas. No es sólo una marca que pretende vender prendas clave para el guardarropa del hombre actual. MANOV busca siempre como parte de su valor agregado la conexión y empatía con sus clientes.

 

Sobre la experiencia de ser diseñador de moda en México, Jiménez expresa “Hay que tener una amplia visión de lo que se pretende: financiera, creativa, comercial y técnica. Es importante el producto, pero más importante son las personas que lo usarán. Se necesita tener una ruta crítica de cómo darle la mejor experiencia al cliente: calidad en producto, calidad humana y esencia”.

 

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