LAS HERMANAS CHANEL.

CONOCE A LAS HERMANAS CHANEL.

 

Gabrielle «Coco» Chanel, lideró como ninguna otra el sueño de libertad y rebeldía que ansiaban todas aquellas mujeres de principios del siglo XX que habían asistido horrorizadas a dos guerras mundiales.

Apostando por la ligereza y la comodidad de las prendas masculinas, las primeras creaciones de Gabrielle Chanel (1883-1971) entonaban la misma música atrevida de aquellas primeras flappers de pelo corto con las que tanto se vincularía su estilo. Adorada primero, y olvidada tras el final de la Segunda Guerra Mundial, supo renacer de sus cenizas demostrando una vez más que su ingenio y versatilidad no entendían ni de ideologías, ni de edades.

En este apartado repasaremos la vida de Gabrielle Chanel y su tan escondido pasado familiar, la diseñadora que liberó a la mujer de los convencionalismo de su época.

 

Coco Chanel: una infancia humilde.

 

Nació un 19 de agosto de 1883 como la segunda hija de Eugénie Jeanne Devolle y de Albert Chanel. Además de la propia Gabrielle y Julia, su hermana mayor, la pareja tiene 3 hijos más, quedando todos en situación de orfandad tras la temprana muerte de su madre en 1895, con tan solo 31 años.

Ante la difícil situación de no poder hacerse cargo de sus hijos, Albert dejó a los dos hermanos varones de Chanel bajo la protección de las autoridades, terminando por ser acogidos por una familia de campesinos. En cuanto a Gabrielle y sus dos hermanas, fueron internadas en el hospicio del Convento de Aubazine, en Corrèze, donde permanecería durante 6 largos años hasta cumplir los 18.

Tras abandonar el orfelinato de Aubauzine, Chanel se mudaría a Moulins, cerca de la residencia de sus abuelos paternos, para estudiar y comenzar a trabajar en una sastrería junto a su joven tía Adrienne, tan solo dos años mayor que ella.

En sus ratos libres, Gabrielle comenzaría a actuar como cantante en el pequeño café La Rotonde . De esta afición provendría el apelativo de la diseñadora, que durante sus actuaciones solía interpretar las canciones Ko ko ri ko y Qui qu’a vu á Coco? , razón por la que el público comenzaría a conocerla como la petit Coco .

Durante su relación amorosa con Etienne Balsan , Chanel comienza a vestir la ropa de hombre de su amante, interiorizando las bases de lo que finalmente será su propio estilo como diseñadora, que se caracterizará por la utilización de los tejidos naturales y de punto propios de la ropa masculina, y por formas holgadas y cómodas alejadas de las restricciones impuestas por los corsés.

En esta época empieza a diseñar una serie de sombreros que decide comercializar con la ayuda del que posiblemente sea el gran amor de su vida, Arthur Edward Capel. Un capitán británico amigo de Balsan con quien Gabrielle inicia un romance en 1908, y que se prolongará hasta el terrible accidente de tráfico de 1919 en el que Capel pierde la vida.

A su primera sombrerería inaugurada en 1909 le seguirán la fundación de “Chanel Modes” en 1910, con una primera boutique en el número 21 de la rue Cambon de París. Después vendrían una segunda en la localidad costera de Deauville, en 1913, y una tercera en la elitista Biarritz en 1915.

Con el apoyo de sus amistades y de su hermana Antoinette y su tía Adrienne, la casa de modas de Chanel no hace más que crecer, estableciéndose con más de 300 empleados en el emblemático número 31 de la rue Cambon en 1918.

 

La historia de la familia Chanel.

 

Gabrielle Chanel nació en Saumur, Francia, el 19 de agosto de 1883. Hija de Eugénie Jeanne Devolle y Albert Chanel, el matrimonio tuvo además otras dos hijas, Julia-Berthe y Antoinette; y tres hijos, Alphonse, Lucien y Augustin quien, desafortunadamente, nació y murió en 1891.

A muy temprana edad la familia Chanel se vio azotada por la tragedia cuando la madre murió de tuberculosis en 1895 y los hermanos fueron puestos en granjas cuando apenas tenían 10 y 6 años.

El padre, incapaz de mantener a sus tres hijas, las abandonó a su suerte en un orfanato en Aubazine. Julia-Berthe tenía 13 años, Gabrielle 12 y Antoinette apenas cumplía los 8 años. En el orfanato las hermanas aprendieron a coser, bordar a mano y planchar.

 

 

Fue una etapa difícil que Coco se encargó de borrar, aún si significaba que en el proceso escondía la historia de sus hermanas del resto del mundo.

 

En palabras de Judithe Little, autora del libro Las hermanas de Chanel: «El pasado era terriblemente doloroso para ella. Como hizo con sus padres o sus orígenes, la tragedia de sus hermanas le afectaba demasiado así que la borró».

 

Eventualmente las hermanas Chanel salieron del orfanato y fueron enviadas a un internado religioso en Moulins, donde Gabrielle se encontró con su joven tía Adrienne, apenas dos años mayor que ella. Juntas empezaron a cantar en los espectáculos de la zona, de hecho hay quien dice que aquí nació su famoso apodo de Coco, pues solo sabía las canciones «Ko-Ko-Ri-Ko» y «Qui qu’a vu Coco», aunque la misma Gabrielle reveló, según un artículo del Atlantic, que su apodo venía de la palabra francesa “cocotte”.

 

Después de un tiempo, al dúo de cantantes se le unió la hermana menor Antoinette y llegaron a ser conocidas como “las tres gracias”.

 

Los detalles de la vida de Antoinette después de esta etapa no son claros, en parte gracias a los esfuerzos de Coco por ocultar todo lo relacionado a su pasado. Sin embargo, Little asegura que la hermana menor fue una pieza fundamental para los inicios de Coco en la moda, apoyándola desde sus inicios en París en 1910.

Aunque Antoinette pudo acompañar a su hermana Coco en sus primeros años fuera del orfanato, no podemos decir lo mismo de Julia-Berthe. Se desconoce la vida de la hermana mayor excepto que fue madre soltera de André Palasse.

 

 

Incluso el final de su vida está rodeado de misterio: oficialmente murió de tuberculosis, pero biógrafos como Lisa Chaney apuntan al suicidio:

 

«La historia macabra cuenta que se tiró a la nieve desnuda, hasta que perdió la conciencia y murió congelada».

 

La vida de Antoinette también fue desconocida en gran parte. En su tiempo en París conoció a Oscar Fleming, un piloto canadiense con quien se casó en 1919. Juntos volaron a Canadá, pero según Judithe Litlle, el estilo de vida anterior de la hermana Chanel no encajó con la familia tradicional de Oscar.

Tiempo después Antoinette dejó a su marido en Canadá y viajó a Buenos Aires, donde falleció en 1922. Chaney nuevamente apunta al suicidio como la causa de muerte: «Se comunicó durante mucho tiempo que murió en 1920, a causa de la gripe española, pero al aparecer el certificado se supo que en realidad murió en el 22, víctima de una sobredosis de drogas».

 

El rol de Antoinette Chanel en la vida de  Gabrille Coco Chanel.

 

 

 

Las hermanas Chanel (Ed. Espasa), el libro de la escritora británica Judithe Little, nos presenta a dos mujeres que han sido desde niñas apoyo una de la otra, refuerzo y pilar a pesar de los avatares de la vida.

Es un libro que revela la relación entre ambas hermanas «y el papel no reconocido de Antoinette en el nacimiento de Chanel, un negocio que ha traspasado décadas con un estilo que le identifica», ha explicado en una entrevista a Efe Judithe Little, quien asegura que pasó mucho tiempo investigando viejos registros de censos y periódicos franceses para lograr hilar su historia de vida conjunta.

La historia ha plasmado a Coco Chanel como una figura solitaria, distante, para la que sus atractivos collares de perlas, aunque elegantes, eran también un escudo protector. Sin embargo, el libro saca a la luz una historia de pérdidas y de amor de dos hermanas, en el que se plasma la tragedia y el triunfo.

Coco Chanel,  no le dijo a nadie que su padre la abandonó y que se crio en el orfanato de un convento. «Antoinette sabía la verdad, y ella es la auténtica narradora de la historia», una mujer capaz de desvelar el lado «íntimo y honesto de Coco que ella misma mantuvo oculto».

La autora de libro considera que el abandono de su padre marcó a Gabrielle Chanel desde niña. «Se pasó la vida intentando llenar el vacío que dejó y buscando el amor», un amor que no considera que le llegara con plenitud.

 

 

 

Pero además, Little pone de manifiesto en el libro el importante papel que jugó Antoinette en la fundación de Chanel. «Me molestaba que nadie hubiera oído hablar de ella. Quería que Antoinette finalmente tuviera una voz con la que contar su historia y la de Coco».

 

La escritora asegura que aunque Coco habría llegado a la cumbre del diseño sin su hermana, no lo habría conseguido «tan rápido».

 

En esos primeros años, cuando Coco estaba aprendiendo a administrar el negocio, «necesitaba a alguien a su lado en quien confiar». La boutique de Biarritz, que Antoinette dirigía sola, fue la primera en vender la Alta Costura de Chanel y resultó ser una gran fuente de ingresos para la empresa, anto que permitió a Coco cancelar la deuda con Arthur Edward Capel, que la había financiado desde el principio y que muchos consideran como el gran amor de la diseñadora.

 

Las imágenes de Coco Chanel devuelven el reflejo de un estilo elegante, sofisticado, el de una mujer misteriosa, una imagen que Little no cree que se ciña a la realidad por completo. «Corresponde a la vida que ella creó para sí misma, pero obviamente no tiene que ver con sus orígenes». La escritora advierte de que tuvo que aprender a ser elegante y sofisticada. «Y ella era inherentemente misteriosa porque no quería que nadie supiera de dónde venía realmente. Desde joven estaba decidida a ser la persona que quería ser, no la persona que llegó a la residencia de monjas. Fue muy valiente en ese sentido».

 

La imagen que pretende dejar en el lector Judithe Little es la de dos hermanas unidas, una relación en la que Antoinette tenía un papel importante. Se dice que las dos C entrelazadas del logotipo de Chanel.

 

provienen de patrones en las ventanas del orfanato en el que las hermanas pasaron su primera infancia. Sin embargo, cuando las observa, Little ve a «Coco y Antoinette del brazo. Contra todo pronóstico, lograron superar la pobreza y crear un legado que perdura hoy».

 

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