Enrique Ortega Burgos

COCO CHANEL: SUS ROMANCES Y AMORES.

COCO CHANEL SUS AMORES ROMANCES Y AMANTES

CONOCE LOS ROMANCES, AMORES Y AMANTES DE GABRIELLE COCO CHANEL.

 

En esta entrada, haremos un repaso sobre la vida amorosa de una de las diseñadoras más prolífica y visionaria del siglo XX. Hacemos alusión, como no podía ser de otra manera, a la célebre Gabrielle Coco Chanel, la diseñadora de moda que supo saltar los convencionalismo de su época, e impuso una moda andrógina y minimalista y conquistó los corazones de grandes notables de su generación. Aquí le damos detalles sobre su alma seductora y de sus amores que han sido un punto de inspiración para la pluma de novelistas, biógrafos e historiadores.

 

¿ Cómo y cuándo fue el primer amor de Gabrielle Coco Chanel?.

 

Chanel, una de las marcas de moda más distintivas de la actualidad, le debe todo a la mujer que le dio su nombre: Gabrielle Chanel, más conocida como Coco Chanel. Una mujer alta, delgada e impecablemente vestida. Conocida mundialmente por adaptar las prendas masculinas al cuerpo de la mujer, en una época en las que las féminas -como consecuencia de la Primera Guerra Mundial- comenzaron a incorporarse en el mercado de trabajo.

En resumen, Chanel fue una mujer tan enigmática como energética.

Para entender a la fundadora de esta marca que se impuso como la más elegante de todos los tiempos, habría que conocer algunos de los episodios de su vida antes de llegar a la cima. Su ascenso de la pobreza a la riqueza fue impulsada por su genio creativo y su indiferencia ante cuestiones políticas y religiosas, mientras que su vida personal se caracterizó por sus relaciones de «alto standing» y su poder seductor sobre algunos de los hombres más influyentes del momento.

 

A pesar de que jamás se casó, algunas fuentes afirman que ocho fueron los hombres que marcaron su vida. Pero sin duda, de  todos ellos, el único que consiguió dejar huella en su corazón fue Arthur Capel.

 

Nacida en 1883 en Saumur (Francia), Gabrielle Chanel pasó los primeros años de su infancia en una residencia de una sola habitación junto a sus padres y sus cuatro hermanos. Cuando su madre murió en 1895, Albert Chanel envió a sus tres hijas a un orfanato de monjas y utilizó a los varones para que trabajasen en el campo.

La primera relación de la diseñadora con el género masculino no fue especialmente bueno. Su padre era un mujeriego, alcohólico e irresponsable que trataba con desprecio a su madre. Albert Chanel jamás volvió a recoger a sus hijas al orfanato. Este abandono marcó la infancia de Gabrielle. «Solo ansiaba ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Solo el orgullo me salvó», reconoció en una ocasión.

A pesar de su severidad, las monjas enseñaron a la joven Chanel la lección más valiosa de su vida: el arte de coser. Una vez fuera del orfanato, Gabrielle comenzó a trabajar como costurera durante el día, a la vez que cantaba en un cabaret por las noches. Fue ahí donde conoció a Etienne Balsan, el hombre que la bautizó como Coco y que la sacó del mundo de la actuación y la canción para llevarla a su castillo de Royallieu y educarla en cuanto a protocolo y estilo.

 

Los romances más destacados de Gabrielle «Coco» Chanel.

 

Esta diseñadora no sólo conquistó a las mujeres sedujo a aristócratas, duques, intelectuales y artistas de leyenda, aunque nunca se casó estos fueron los hombres que le robaron el corazón.

Gabrielle Chanel, costurera, cantante amateur, diseñadora prolífica y visionaria, a lo largo de su vida fue confeccionando una seductora personalidad que enamoraron algunos de los hombres más notables de su generación.

Aunque jamás se casó y mantuvo su apellido de soltera, saltándose los convencionalismo de su época, vivió apasionadas historias, desgarradoras traiciones e infortunados desencuentros que cambiaron la ruta de su destino. Orillándola a experimentar  una profunda soledad al final de su vida.

Etienne Balsan.

 

 

La vida de Chanel sin Etienne Balsan habría sido distinta si el destino no lo hubiera reunido Él le mostró un mundo nuevo. Junto a Etienne Balsan, aprendió a ser una dama, a conocer el glamour, las elegantes fiestas, La buena mesa; gracias a él descubrió su afición por la equitación y conoció a personas distinguidas que años más tarde la admirarían.

Algunos biógrafos afirman que su primer encuentro fue en Moulins pero en torno a la vida de Mademoiselle hay muchas versiones, elegimos contar la que ella atesoró en su memoria. Lo conoció a los 16 durante una visita a su abuelo en Vichy.

Con su casino, sus cafeterías y su opera de la Belle época, su boulevares y jardines de Napoleón III-cuenta Justine Picardie en Coco Chanell; The Leyende and the live-, Vichy era eñl escenario perfecto para la aventura de una chica cansada de sus miserias.

 

Chanel, pasó seis años junto a Etienne, entre fiestas, paseos a caballo con los mejores purasangres del país y un libertinaje oca-sional, pero sobre todo, creando sus primeros diseños: faldas largas y rectas, blusones hasta la cadera y sombreros minimalistas.

 

Como ya lo hemos comentado Coco se aficionó a la equitación y al tenis y comenzó a utilizar la ropa de Étienne para su día a día. Fue aquí cuando Gabrielle empezó a marcar la diferencia utilizando unos pantalones de lino anchos, prenda jamás utilizada antes por las mujeres.

Fue en una de las fiestas que Balsan organizaba en su mansión, donde conoció al que sería el amor de su vida: Arthur Capel, apodado cariñosamente por ella como «Boy Capel».

 

Arthur Boy Capell: el gran amor de coco Chanel.

Coco abandonó a Balsan escapando con su amigo millonario Arthur Boy Capell para protagonizar su verdadera historia de amor.

 

Boy Capell fue el gran amor de su vida. Este conquistador y jugador de polo, dueño de minas de carbón en Newcastle y uno de los hombres de la sociedad de Londres más codiciados, supo enamorar a Coco porque creyó en ella desde el primer instante en que la conoció, impulsándola con su famosa tienda de sombreros llamada Chanel Modes y su primera boutique en el número 21 de la rue Cambon, junto al Ritz, en la zona más exclusiva de Paris.

 

No es un secreto que coco se quería casar con Boy, sin embargo el éxito de ambos los distanció, cada vez más. Después de ocho años de romance, Capel le confesó lo más cruel; se había comprometido con Diana Wyndham, hija del barón Ribblesdale, una joven de 25 años, noble y distinguida. Boy se casó en octubre de  1918.

Aunque esta relación no terminó sino cuando su amado Boy, murió trágicamente en un accidente automovilístico,  que llevó a Coco a darle al color negro un nuevo estatuto y protagonismo en sus prendas de vestir.

Paul Iribe.

En su madurez. Coco volvió a enamorarse de un seductor con aires de intelectual y fama de conquistador. Pablo Iribarnegaray, mejor conocido como Pablo Iribe.

 

Con Pablo Iribarnegaray, Chanel tendría uno de los romances más pasionales de su vida.

 

Iribe era un gran director artístico y escenógrafo de Paramount  Pictures, colaborardor de cintas legendarias como los diez mandamientos, y Rey de Reyes; también un excelente decorador de interiores y caricaturista.

Casado con una heredera newyorkina, Paul se separó de su esposa, para casarse con Coco. Ella lo llegó a querer tanto que no dudo de contarle sus asuntos financieros de su compañía. Eran felices y a menudo se les veía disfrutando de la escena parisina hasta que en 1935 Coco decidió pasar el verano en su  finca la Pausa, en la Riviera francesa, en donde se reuniría con Iribe y sus amigos.

 

El día más triste de Chanel estaba por venir, un día después de la llegada de Iribe, mientras jugaban tenis, él se desplomó en medio de la cancha, había sufrido un infarto.

 

La personalidad fascinante e ingeniosa de coco también conquistó artistas influyentes como la talla de Cocteu, Dalí, Picasso y Stravinsky.

 

Igor Stravinsky.

 

Coco y Stravinsky se hicieron amantes. Chanel se convirtió en su mecenas y él estuvo dispuesto a divorciarse para casarse con Coco, pero ella se negó aceptar y continuaron siendo amigos durante muchos años.

Dimitri Pavlovich.

 

En 1922, un nuevo amor llegaría a su vida en medio del éxito profesional, se trataba de Dimitri Pavlovich, un hombre de hermosos ojos verdes, ocho años menor que ella y envuelto en un pasado misterioso, que bien podría seducir a cualquiera y coco no fue la exepción.

Primo del zar Nicolás II, Dimitri fue exiliado por ser uno de los asesinos del polémico monje Grigori Rasputin. Con seguridad su historia cautivó a Coco, es que cuando la mayoría de la familia real rusa fue asesinada por los bolcheviques en 1918, Dimitri fue uno de los pocos que logró escapar de la masacre perdiendo toda su riqueza.

Hugh, Richard Arthurd Grosvenor, duque de Westminster.

 

Aún no había terminado su relación con Dimitri Pavlovich cuando  Hugh, Richard Arthurd Grosvenor, duque de Westminster, le robó el corazón. Bendor, como le decían, un día la invitó a cenar en Montecarlo a bordo de su yate, el famosísimo Flying Cloud.

Era un hombre sencillo, muy atractivo y adoraba a los caballos, tanto como los deportes y la navegación, pero llegó adorar aún más a Coco Chanel.

 

Su posible boda con Bendor y el deseo del duque por tener un heredero con ella era un secreto a voces, pero a medida que pasaba el tiempo, su sueño de convertirse en la duquesa de Westminster se desvanecían, ya tenía  más de 40 años “y había quedado claro que no quedaría embarazada, a pesar de los médicos que había consultado”.

 

En la primavera de 1930, el duque de Westminster anunciaba su compromiso con Loelia Mary Ponsobi, de 28 años.

A modo de conclusión, podemos afirmar que la vida amorosa de Coco ha sido fascinante por un lado  estremecedora por el otro;  ya que la prolífica diseñadora quien supo sacar provecho de sus relaciones y conquistar los corazones de éstos notables caballeros, terminó sus días en una soledad menguada por los recuerdos de sus amantes.

 

La diseñadora siempre afirmaba que el éxito de una mujer se mide por sus joyas: «Pocas mujeres saben llevar joyas». Coco Chanel siempre llevaba dos joyas. El anillo de topacio que una vieja le dio como talismán cuando tenía 16 años y el fino collar de perlas que le regaló Arthur Capel como prenda de amor.

 

 

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