Enrique Ortega Burgos

CHIARA FERRAGNI Y SU MARCA

¿Influencer? Me atrevo a decir que prácticamente todos sabéis de lo que os estoy hablando, la gran mayoría podéis haceros una idea de lo que significa. En los últimos años (no hay que olvidar que Instagram se creó en 2010, y YouTube, en 2005), las redes sociales se han convertido en un instrumento casi imprescindible en nuestras vidas, presentes en el día a día, puesto que no solo sirven como medio de ocio, sino que también se han convertido en una importante herramienta de trabajo y comunicación.

En definitiva, el mundo en el que nos movemos gira en torno a las redes sociales. Teniendo en cuenta la cantidad de personas que hacen uso de tales plataformas, estas se han convertido en un medio ideal para publicitar una marca. Ahí es donde entran nuestras influencers; pues las marcas, a través de ellas, las ‘utilizan’ como una forma de marketing para hacer llegar sus productos a los consumidores. Si os dais cuenta, en la semana de la moda de París, por ejemplo, solo viendo las publicaciones que iban haciendo hacer las distintas influencers en las redes sociales, ya sabías (o ya podías intuir) lo que se iba a llevar en la siguiente temporada.

Pero, como todo en la vida, siempre hay un pionero, alguien que ha logrado que podamos hablar de bloguers, o de instagramers, youtubers e influencers con total normalidad, sin fruncir el ceño cuando alguien se refiera a ellos.

Tal y como dice la revista Telva: si hay una primera influencer, es ella. Y yo no puedo estar más de acuerdo, estoy hablando de Chiara Ferragni, una italiana que estudiaba derecho, y, a modo de hobby, decidió abrir su propio blog de moda (‘The Blonde Salad’). Lo que ella no sabía es que lo que empezó como un simple entretenimiento acabaría situándola  en la lista de los «30 talentos menores de 30 años», según la revista Forbes. Y en tiempo récord, tan solo dos años, el blog de la influencer registraba más de 100 mil visitas al día, que se dice pronto. Chiara quería convertirse en un personaje inspirador para sus lectores, suscriptores de su canal de YouTube y seguidores de Instagram.

A día de hoy, podríamos decir que es como el rey Midas, todo lo que toca lo convierte en oro. Su deseo de inspirar a sus seguidores podría calificarse como deseo cumplido.

Pues sin ir más lejos, remontándonos a la fecha de su boda de ensueño: tras conocerse la barra de labios que había utilizado en tal ocasión, esta ya tenía lista de espera.

 

Su blog no hacía más que crecer, motivo por el que Chiara y su equipo vieron una gran oportunidad de negocio y decidieron ir más allá: ‘‘The Blonde Salad’’ se vendía en espacios publicitarios, al tiempo que Chiara se promocionaba en Instagram como una marca propia.

Al cabo de un tiempo, llegó a la cima del ‘mundo influencer’: si Chiara crecía, su blog también lo hacía, pasando a ser una web de estilo de vida desde la que se pueden seguir las andanzas de Ferragni por el mundo y comprar la ropa diseñada por ella para otras marcas o adquirir unos  zapatos de Chiara Ferragni Collection[1].

[1] ANITA GARCÍA, ‘‘Chiara Ferragni: de hacerse fotos frente al espejo a ser la primera influencer’’, en El País, 26 de octubre de 2017.

A pesar de que las redes han sido la herramienta que han llevado a Chiara a la cima del éxito, la italiana, además de bloguera, Youtuber e influencer, decidió crear su propia colección de ropa: Chiara Ferragni Collection. Su marca comenzó vendiendo productos en los que la purpurina y el conocido logo con el ojo azul encajaban a la perfección. Empezó con la venta de calzado, fundas para el móvil e incluso hizo su primera colaboración con Converse, lo que le brindó la oportunidad de ampliar su actividad empresarial, que culminó con la apertura de su primera tienda física en el centro de Milán.

A día de hoy, su principal fuente de ingresos procede de su colección, con un imperio valorado en más de 10 millones de euros.

No obstante, y aunque resulte difícil de creer, pues es complicado compaginar la vida de Instagram con la actividad emprendedora, la italiana está al mando de su propio imperio. Lo que comenzó siendo un blog de moda, hoy es mucho más que eso: la compañía ‘‘TBS Crew Srl’’., que cuenta con una agencia de talentos y con una sección cuya función es generar contenido en torno a la vida y actividades de Ferragni.

A pesar del imperio que ha creado, lo que le mueve a seguir trabajando como lleva haciendo desde que abrió el blog en 2009 sigue siendo el mismo: ser fuente de inspiración.

 

Chiara Ferragni, viendo el éxito que estaba teniendo su marca y el buen recibimiento de esta por parte de sus miles de seguidores, en 2015 decidió registrar la marca ‘Chiara Ferragni’ en Europa. Lo que la empresaria pensaba que sería un mero trámite, resulto ser una lucha bastante más larga y costosa. Pues, ¿quién iba a pensar que en Europa –en Holanda concretamente– ya habría una marca registrada con el nombre ‘Chiara’? Y ya, si a eso le sumas que la marca holandesa ‘Chiara’ estaba registrada para los mismos productos (clase 25), apaga y vámonos.

 

[1] ANITA GARCÍA, ‘‘Chiara Ferragni: de hacerse fotos frente al espejo a ser la primera influencer’’, en El País, 26 de octubre de 2017.

El problema, por llamarlo de alguna manera, empezó en 2015 cuando una empresa italiana trató de registrar una marca ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO). La empresa italiana quería registrar una marca figurativa para los productos comprendidos en la clase 18 y en la clase 25 siguiendo lo dictado en la Clasificación internacional.

 

La clase 18 comprende principalmente el cuero, el cuero de imitación y ciertos productos de estos materiales, en concreto: “bolsas, maletas, tarjeteros o billeteras”, entre otros, de dicho material.

 

La clase 25 comprende principalmente las prendas de vestir, el calzado y los artículos de sombrerería para personas.

 

Iniciada la solicitud, una empresa holandesa se opuso al registro de la marca ‘Chiara Ferragni’ alegando riesgo de confusión entre la marca italiana y la marca holandesa ‘Chiara’, registrada para los productos comprendidos en la clase 25 de la Clasificación Internacional.

 

En 2017 la EUIPO, ante la oposición de la empresa holandesa, rechazó la solicitud de registro de la marca ‘Chiara Ferragni’ en la Unión Europea para la venta de los productos recogidos en la clase 18 y en la clase 25. La EUIPO vio conveniente denegar el registro debido al riesgo de confusión entre la marca figurativa ‘Chiara Ferragni’ y la marca denominativa ‘Chiara’.

 

Disconformes con la resolución de la EUIPO, los empresarios italianos encargados de explotar la marca ‘Chiara Ferragni’, decidieron acudir al Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) para anular la decisión de la EUIPO. El TGUE anuló la decisión de la EUIPO, permitiendo que la marca figurativa ‘Chiara Ferragni’ pudiese registrarse en Europa. Dicha decisión la tomó en base a lo siguiente.

 

El TGUE defiende que la marca que se quiere registrar está formada tanto por elementos de palabra como figurativos. Los elementos de palabra son CHIARA y FERRAGNI, y el elemento figurativo, que se coloca encima de los elementos denominativos, representa un ojo azul con unas pestañas bastante largas y negras. Entre las pestañas y las letras ‘i’ de ambos elementos denominativos coinciden. Es así como el TGUE ha determinado que la naturaleza estilizada, el color y el diseño son tan llamativos que el consumidor, cuando vea la marca lo primero en lo que se va a fijar es en el elemento figurativo, dejará en segundo lugar al elemento denominativo, colocado justo debajo del diseño de dicha marca. En este caso, el TGUE estableció que el elemento figurativo era un elemento característico, un signo o un diseño distintivo.

 

A pesar de que el TGUE consideró que la EUIPO había cometido un error dándole más importancia de la debida al elemento denominativo y restándosela al elemento figurativo, el Tribunal siguió evaluando y examinado las posibles similitudes fonéticas, visuales y conceptuales que pudiesen darse entre las dos marcas.

 

En primer lugar, en lo que se refiere a la similitud visual, el TGUE dijo que, a pesar de que la palabra ‘Chiara’ se repite en la denominación de ambas marcas, en la denominación ‘Chiara Ferragni’, al ir unido al vocablo ‘Ferragni’,  el TGUE entiende que tiene un impacto mayor y por ello consideró que solo eran ligeramente similares.

 

En cuanto a la similitud fonética, el TGUE considera que en la fonética difieren una marca y otra, pues en ‘Chiara Ferragni’, el término Ferragni alarga el nombre de la marca, el TGUE hace ver como este tiene una mayor importancia que el término que le precede (Chiara). Asimismo, considera que la similitud fonética es prácticamente inexistente.

 

El TGUE en la sentencia concluye alegando que ambos signos son conceptualmente distintos, pues la marca ‘Chiara’ se refiere únicamente a un nombre, a un nombre indeterminado, distinto de la marca ‘Chiara Ferragni’, que se refiere al nombre y apellido de una persona concreta, que en este caso existe.

 

En cuanto al análisis sobre la posibilidad de que haya o no haya confusión entre una marca y otra realizado por el TGUE y reflejado en su sentencia, las diferencias existentes entre un signo y otro son suficientes para desechar todo posible riesgo de confusión por parte del consumidor.

 

Todas las tiendas son de autoservicio, el consumidor es el que elige lo que compra, si no fuera así, habría tiendas en las que uno no entraría.

 

Finalmente, y estando totalmente de acuerdo con la resolución del TGUE, la EUIPO cometió un error en el momento en el que no permitió que se registrase la marca ‘Chiara Ferragni’.

 

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