Enrique Ortega Burgos

MÁS ALLÁ DE AMAZON: LA COMPETENCIA DE LOS PROPIOS CLIENTES EN EL RETAIL

AMENAZAS PARA EL RETAIL TRADICIONAL

 

Será difícil encontrar quien, preguntado por la principal amenaza que tienen y tendrán los retailers tradicionales, aquellos que tienen la práctica totalidad de sus ventas a través de establecimientos físicos, no responda que esa amenaza viene del e-commerce y, concretando y en crecimiento de dos dígitos en los últimos años, desde el m-commerce (compras realizadas a través de dispositivos móviles).

MÁS ALLÁ DE LOS GRANDES OPERADORES DE E-COMMERCE

 

Es evidente que el retailer tradicional, aquel que basa la mayor y más importante parte de sus ventas en los establecimientos físicos, aunque haya iniciado hace años el camino de la tan deseada onmicanalidad, sigue y seguirá siendo básico para los muchos stakeholders relacionados con el mismo: desde sus empleados a la sociedad en su conjunto, pasando por las Administraciones Públicas y por los clientes. Pero es también evidente que su importancia está siendo cuestionada ante las nuevas formas de comercio que representan los grandes operadores de e-commerce, más aún cuando los mismos se han volcado en la tecnología para hacer los comportamientos de los potenciales clientes más predecibles, para ofrecerles aquello que pueden querer en cada momento, para extremar las facilidades, para hacer sus compras más rápidas, cómodas, intuitivas, casi irreflexivas, a golpe de Smartphone o de altavoz inteligente.

 

Pero más allá de estos grandes operadores de e-commerce, la competencia ha llegado también por el crecimiento de las plataformas de venta entre particulares, algo con lo que sólo los más visionarios contaban. Dichas plataformas han permitido el acceso a un mercado de productos de segunda mano a compradores y vendedores particulares, un mercado que antes no es que no estuviese desarrollado en todo su potencial, es que en países como España, de poca tradición y cultura en esto de la segunda mano, casi no existía. Con la excepción de los mercadillos delante de las casas que hemos visto en algunas películas anglosajonas y, en España, del notable esfuerzo seguido por la publicación Segundamano, lo cierto es que hasta hace no muchos años un producto que salía de un retailer lo hacía para acabar su vida comercial en ese mismo momento. Las posibilidades que dicho producto tenía para volver al mercado y, con ello, competir con otros productos nuevos ofrecidos por los retailers tradicionales eran mínimas.

 

Si una fuente en la puerta de un bar es competencia, qué decir del crecimiento de las plataformas de venta entre particulares para los retailers, tradicionales y, también, para los del e-commerce. Si a ello unimos que, según algunos estudios, dos tercios de los clientes recurren al Smartphone para buscar un producto en la web, sea nuevo o de segunda mano, mientras están en una tienda física, tenemos el panorama completo. Sólo ofreciendo experiencia, conveniencia, garantía, y valor por dinero podrá el retailer tradicional luchar contra este panorama competitivo, se dice habitualmente.

No sólo eso, también ofreciendo ese mismo retailer tradicional, ya entrado en la onmicanalidad, opciones de compra de segunda mano, buscando ser él el intermediario en esas ventas entre particulares. Son muchos los ejemplos, desde Ikea & Vibbo hasta Decathlon Ocasión.

 

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