El almacén rural es considero el verdadero predecesor del supermercado en Estados Unidos y por ende del nuestro, se trataba de un almacén que estaba situado en el núcleo de una extensa zona y a la que acudían un gran número de sus pobladores como punto de referencia y acopio. Estos centros no empleaban ninguna técnica comercial para atraer a sus clientes, pues estos por el contrario, lo consideraban como un verdadero servicio y favor que le hacían los propietarios de estos centros.
El almacén rural norteamericano se describe como “Un amasijo increíble se amontonaban todos los artículos que un comprador de aquellos viejos tiempos pedía: percales, caramelos, arreos para caballo, etc., del techo colgaban sartenes, pantalones, artículos de labranza, ratoneras, etc. Con todo eso el almacén rural era un emporio maravilloso, hombres, mujeres y niños varias millas a la redonda sentían un verdadero placer al pensar en visitar aquel alegre caos (…) Frente al almacén rural había una larga barra para atar a los caballos, que permanecían allí, mordisqueando en sus sacos de pienso, hasta que salía la familia con cestos, sacos y latas, que se colocaban bajo los asientos, antes de emprender el viaje de regreso a casa”.
Fue el economista norteamericano Zimmerman en 1936, fundador del Supermarket Institute (apenas un año después de la publicación de su primera obra, esto es, 1937), cuando en uno de sus primeros artículos dio una definición del supermercado como “un establecimiento de venta al detalle con muchas secciones, que vende comestibles y otras mercancías, de propiedad total del que lo lleva o bien funcionando por concesión, con un espacio adecuado para aparcamiento de coches […] Debe funcionar sobre la base del sistema de autoservicio (libre servicio para ser más exacto): el cliente elige y se sirve por sí mismo”.
Históricamente, ha habido un debate sobre cuál el verdadero origen del supermercado, debatiéndose fundamentalmente entre King Kullen Grocery Company en Jamaica, Queens en Nueva York (por Michael J Cullen), y Ralphs Grocery Company en Los Ángeles, California (fundado en 1873 por George Albert Ralphs). Los intentos de fijar con algún grado de certeza la hora y el lugar precisos de la concepción del supermercado moderno están nublados por un sinfín de reclamos competitivos entre los que se incluyen el conocidísimo Piggly Wiggly de Claurence Saunders.
El almacén rural norteamericano se describe como “Un amasijo increíble se amontonaban todos los artículos que un comprador de aquellos viejos tiempos pedía: percales, caramelos, arreos para caballo, etc., del techo colgaban sartenes, pantalones, artículos de labranza, ratoneras, etc. Con todo eso el almacén rural era un emporio maravilloso, hombres, mujeres y niños varias millas a la redonda sentían un verdadero placer al pensar en visitar aquel alegre caos (…) Frente al almacén rural había una larga barra para atar a los caballos, que permanecían allí, mordisqueando en sus sacos de pienso, hasta que salía la familia con cestos, sacos y latas, que se colocaban bajo los asientos, antes de emprender el viaje de regreso a casa”.
Michael J Cullen comenzó a trabajar en 1919 en Kroger Grocery and Baking Co (Illinois), sin embargo y como sus ideas no tuvieron eco (escribió una carta al Vicepresidente de Kroger exponiendo sus novedosos conceptos visionarios que nunca fue respondida), decidió emprender una carrera empresarial por sí solo, mudándose con su familia y confiado en que sus ideas sobre tiendas enormes, basadas en el autoservicio y con una gran superficie para estacionar eran posibles, ese fue el origen de King Kullen.
Otras cadenas de supermercados estadounidenses establecidas en la década de 1930, como Kroger[1] y Safeway al principio resistieron la idea de Michael J Cullen, pero finalmente se vieron obligadas a construir sus propios supermercados mientras la economía se hundía en la Gran Depresión, mientras los consumidores se volvían sensibles al precio a un nivel nunca experimentado antes.
El supermercado nació mientras la población norteamericana, muy castigada económicamente sufría los efectos de la “Gran Depresión” que se inició con el “Crack del 29” y que durarían unos 10 años. Estas novedades fueron acogidas con gran entusiasmo por los castigados consumidores ante los precios bajos (los cuales hasta la fecha no tenía precedentes), la variedad del surtido y la oportunidad de seleccionar productos directamente de los estantes, convirtiéndose en un éxito inmediato.
Michael Cullen, como otros comerciantes del momento, trataba de vender su mercancía en plena depresión económica a un consumidor muy castigado, al no poder comprar más ya que sus bodegas estaban repletas, por ello y como salida para la difícil situación económica del momento decidió comenzar a vender su mercancía a precios de mayorista y redujo al mínimo la cantidad de ayudantes para lo cual era fundamental que el público escogiera por sí mismos los artículos y los pagara a la salida del almacén, este sistema se convirtió en una estrategia de venta improvisada que empezó a integrarse a lo que desde 1917 otras tiendas norteamericanas denominaban “el autoservicio”.
El desarrollo y emprendimiento paralelo en distintas zonas norteamericanas por parte de comerciantes con fuerte espíritu emprendedor y a lo largo de varias décadas fueron configurando el modelo clásico de supermercado que incluso por su nombre “super” quería al igual que las producciones o espectáculos cinematográficos querían mostrar la magnificencia de sus tiendas donde se vendía un amplio surtido a un precio bajo[1].
Los supermercados ya sorprendían entonces ya que menudo eran ocho o diez veces más grandes que los comestibles estándar (ya hablamos en el párrafo anterior de esa idea del “super” en su concepción más impresionante), su limpieza e iluminación era destacable, contaban con un amplísimo abastecimiento ofreciendo una amplia variedad de marcas tanto nacionales como importadas con una línea diversificada de mercancías y se centraban en los bajos márgenes y altos volúmenes, utilizando para ello precios altamente atractivos, técnicas de exposición, facilidades convenientes y atractivas de compras, promociones y publicidad, entre otras.
[1] “Supermercados made in’. Conexiones, consumo y apropiaciones. Estados Unidos y Colombia (siglo XX)”. Historia Crítica n. ° 65 (2017) Aristizábal García, Diana Marcela.
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