Enrique Ortega Burgos

La implementación de las nuevas tecnologías en la industria de la moda – I El impacto del Fashtech

Como consumidores llevamos inmersos en una revolución tecnológica desde hace tiempo, por lo que, ya no nos sorprende que el desarrollo de las nuevas tecnologías esté cada vez más presente en nuestro día a día como tampoco nos son tan ajenos conceptos como Blockchain, criptomonedas o la Inteligencia Artificial. Aún así, a nadie le deja de sorprender la rapidez con la que están cambiando las cosas, sobre todo en lo que a modelos de negocio se refiere. Pero como dijo Miguel de Unamuno: “el progreso consiste en renovarse” y la industria de la moda no iba a ser menos.

Esto ha dado pie al desarrollo de un nuevo movimiento, el llamado Fashtech. Pero ¿en qué consiste?

El Fashtech es un movimiento de la plena era digital en la que se encuentran dos conceptos fundamentales: la moda y la tecnología. En donde se pone de manifiesto como esta última ha ido ganando el terreno a los medios tradicionales de hacer negocio utilizando distintas herramientas en el ámbito de la industria de la moda como la Inteligencia Artificial, el Blockchain, el Internet de las cosas, la Realidad Aumentada y la Realidad Virtual; conceptos que en el presente artículo nos disponemos a analizar brevemente.

En lo que respecta a la Inteligencia Artificial, aunque pueda parecer que estamos haciendo referencia a un concepto típico de las películas de ciencia ficción, lo cierto es que cada vez se utiliza más y no son pocas las empresas que está invirtiendo en su implementación. ¿Nunca te ha pasado que buscas alguna prenda en Internet y, automáticamente, te aparecen infinitas similares de precios y tiendas diferentes? Pues saluda a una de las múltiples funciones de la Inteligencia Artificial. La IA (como la llamaremos de ahora en adelante), personaliza la compra de los clientes a través de la utilización de algoritmos, los cuales

le permiten saber cuáles son sus gustos mediante sus búsquedas, facilitando así la compra de productos similares. Pero no sólo eso, algunas empresas de moda que ya han implementado la IA han puesto a disposición del consumidor la atención al cliente a tiempo completo, es decir, una comunicación en tiempo real a través de chatbots.

Evidentemente, la utilización de esta herramienta no solo se ha creado con la intención de hacernos a los consumidores la vida más fácil sino también con la idea de ayudar a las empresas a predecir y anticiparse a las necesidades de los clientes. ¿Cómo?, mediante reiterados análisis de las tendencias y del comportamiento de los consumidores; lo que ayudará a los diseñadores no solo a saber lo que quiere el cliente, sino también a reorganizar y planificar la demanda (qué prendas, en qué lugar y en qué cantidades), así como a seguir el inventario en tiempo real.

Junto con la IA se encuentra la tecnología Blockchain. Su conceptualización varía en función del campo en el que se esté utilizando y no está exenta cierta dificultad pero, aún así, es una de las herramientas tecnológicas más utilizadas, junto con las famosas criptomonedas. Para dar una definición lo más sencilla posible, tenemos que partir de la base de que el Blockchain también llamado “cadena de bloques” es una estructura de datos en donde la información queda agrupada en “bloques” a los que se les añade metainformaciones del bloque anterior en una única línea temporal. De manera que, la información solo puede ser editada a través de la modificación de todos los bloques anteriores. Y te preguntarás ¿cómo se aplica esto a la industria de la moda?

 

El Blockchain se asimila a un registro de datos en donde éstos pueden ser administrados a tiempo real en una plataforma descentralizada. La descentralización supone estar presente en todos los ordenadores conectados a la red; de manera que permite, por ejemplo, que los componentes de una cadena de suministro se conecten a una red descentralizada y que intercambien información, documentos y datos,
sin la necesidad de intermediarios.

Por consiguiente, Blockchain disminuye los riesgos de pago, favoreciendo los servicios de pago internacional haciéndolos más seguros y rápidos. En lo que respecta a los contratos, Blockchain
favorece los contratos electrónicos en una industria en donde la confirmación a través del correo
electrónico parece que ya forma parte intrínseca del negocio, minimizando la presencia de errores humanos (en el pago, en la devolución, entre otros). Estos solo son unos ejemplos de los usos de esta tecnología en la industria de la moda, la lista continúa y es posible que se siga haciendo cada vez más exhaustiva.

 

Por otra parte, nos encontramos con el llamado Internet de las cosas (IoT) que como bien su nombre indica hace referencia a la posibilidad de que los objetos se conecten a Internet. Así pues, la industria de la moda ha tenido que dar el paso hacia la optimización de los materiales a través de la conectividad con la intención de mejorar y cambiar la funcionalidad de las prendas para mejorar la vida de los consumidores. Con carácter general, este tipo de tecnología la podemos ver en el ámbito del deporte y en el de la seguridad. Ejemplo de ello son los calcetines inteligentes, los cuales combinan la prenda con microelectrónica para que así los deportistas, a través de sus aplicaciones móviles, puedan recibir información, tanto auditiva como visual, de su forma de correr; y los chalecos para los constructores, los cuales permiten a través de unos sensores mejorar las medidas de seguridad de los profesionales del sector (detector de caídas, sensor de temperatura, sistema de alarma, etc.)

 

Existe, por tanto, una cierta tendencia hacia la creación de prendas y tejidos inteligentes interconectados. Pero al igual que este tipo de prendas presentan ventajas como la funcionalidad, no están exentas de inconvenientes, tales como su elevado coste. De hecho, la famosa chaqueta conectada al teléfono móvil creada por Google y Levi ́s cuesta ni más ni menos que unos 350 dólares. Un indicador más de que todavía falta un poco para que este tipo de prendas se comercialicen al por mayor y puedan ser accesibles para todo el mundo.

 

Finalmente, resulta necesario hacer referencia a los conceptos de Realidad Aumentada y de Realidad Virtual. En donde el primero, supone la integración de valor a la interacción del usuario con el mundo real permitiendo, por ejemplo, que el cliente se pruebe ropa sin tan siquiera entrar en la tienda. De hecho, el gigante de Inditex creó una aplicación que permitía que al enfocar la cámara a un maniquí, a través de la detección de los productos, se mostrase el outfit sobre una modelo real y que, automáticamente, el cliente pudiera acceder a él y adquirirlo. Otro ejemplo es el de Converse, el cual creó una aplicación para que los clientes pudiesen ver cómo les quedarían las zapatillas si necesidad de tener que ir a la tienda. Por otra parte, el segundo concepto que hace alusión a la Realidad Virtual implica una herramienta que nos proporciona un entorno en 3D creado a través de un ordenador y que reacciona a las actividades de los individuos a través de las pantallas. Por ejemplo, permite reproducir una tienda física que se encuentra en cualquier parte del mundo para que cualquier persona pueda visitarla y acceder virtualmente a ella a la vez que nos permite sentarnos en el front row de un desfile de moda para disfrutar del espectáculo y así poder ver las tendencias de primera mano.

 

 

Todas estas herramientas tecnológicas ponen de manifiesto no solo que el mundo está cambiando sino que la industria de la moda lo está haciendo con él. Adaptándose y progresando a pasos agigantados con la intención de proporcionar y satisfacer las necesidades del consumidor. Incluso antes de que sepa que las tiene. Ahora bien, estos mecanismos no sólo se están implementando en la industria con la intención de hacer al consumidor la compra más sencilla, sino también para erradicar problemas que llevan persiguiendo a las marcas desde hace mucho tiempo, como son las falsificaciones y la contaminación. En el siguiente artículo analizaremos cómo el uso de las nuevas tecnologías puede ser la solución a largo plazo para estas dos cuestiones que tantos problemas han acarreado para la industria de la moda a lo largo de los años.

 

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