INFLUENCERS MASCULINOS: ¿cómo capitalizan su imagen?
Incluso hoy, para muchos, la moda es cosa de mujeres.
La historia nos explica por qué muchas personas todavía pueden llegar a pensar esto, sin que las razones no estén lejos de ser prejuiciosas y sesgadas.
En artículos anteriores, hemos hablado sobre aspectos de marketing digital, prestando especial atención al rol que juegan los influencers en la industria de la moda. Si en el ámbito femenino encontramos el caso de Chiara Ferragni o María Pombo, quienes siendo influencers desarrollaron su marca personal, aprovechando y capitalizando el valor de su imagen, para luego desarrollar modelos de negocios relacionados con la industria de la moda, queremos referirnos ahora al ámbito masculino.
Frente a esto, nos preguntamos, ¿qué ocurre con los caballeros? ¿Existen hombres que hayan desarrollado su marca personal y que luego hayan podido crear modelos de negocios exitosos?
Con todas aquellas variables y cuestionamientos en nuestra cabeza, nos propusimos iniciar la búsqueda del símil masculino de Chiara Ferragni. Y ya iremos inmediatamente a la conclusión, los casos que hemos encontrado tienen ciertas particularidades, dándonos la posibilidad de analizar ciertas ideas de qué ocurre con el mercado de los influencers masculinos, así también, de qué forma los hombres intenta capitalizar hoy en día el valor de su imagen en la cual han trabajado y qué podemos aprender de ellos.
Para los lectores que están pensando en desarrollar negocios, ya les advertimos que no es necesario convertirse hoy en día en influencers para tener éxito. La clave está en desarrollar marcas coherentes que lleguen a la gente. ¿Por qué entonces nos enfocamos tanto en los influencers y marketing digital? Porque muchos de ellos son ejemplos de éxito, principalmente, en saber llegar a los consumidores. Y son las claves de su éxito las que debemos tener presentes para implementar en nuestros negocios, haciendo que los clientes lleguen a enamorarse de las historias que les contamos.
Siempre con la idea de buscar estrategias que le sirvan a nuestras empresas, nos adentraremos en el mundo de los influencers masculinos (dejaremos a María Pombo descansar, por ahora).
EL PESO DE LA HISTORIA: LA GRAN RENUNCIA MASCULINA
Como solemos hacer al introducir algún tema, es muy importante contextualizar el escenario en el que nos encontramos por medio de la historia. Las cosas no ocurren porque sí, todo es consecuencia de hechos históricos que debemos tener presentes al tomar decisiones.
En el caso de la participación de hombres dentro de la industria de la moda hay mucho para decir.
Eso de que la moda es solo para mujeres es un prejuicio que está en las mentes de muchas personas, incluso, en la actualidad. De dónde viene, ¿desde El Edén? ¿Es que acaso la moda viene en el ADN de la mujer y en la del hombre no? A ambas preguntas respondemos, enfáticamente, con un rotundo NO.
La moda como fenómeno social ha existido desde que la civilización es tal, siendo interpretada y utilizada en las distintas épocas de acuerdo a las características de cada generación (Así como el lenguaje, el arte, la música, la literatura y otras muchas expresiones artísticas y culturales).
En la historia, la moda no siempre fue relacionada con las féminas, sino que los hombres tuvieron mucha relevancia en todas las épocas, siendo protagonistas de su ornamentación y presentación personal. A diferencia de lo que podríamos pensar, no quedaban relegados a un segundo plano, no eran olvidados, no eran secundarios en la moda. No existían esos prejuicios que muchos tienen en sus mentes en la actualidad.
John Carl Flügel, psicólogo y psicoanalista británico, se refirió en extenso a la Psicología del vestido, en el año 1935. Sus análisis e interpretaciones siguen vigentes y aplicables al día de hoy, incluso cuando analiza esa etapa histórica que popularmente se denomina: La gran renuncia masculina. Sí, tal cual.
Hubo un momento en el siglo XVIII en que el hombre renunció a la moda, comenzando a ser un asunto de mujeres. ¿Por qué se dio este fenómeno que tiene consecuencias hasta la actualidad? Flügel explica algunas razones.
Primero, se dio inicio a la sastrería y al vestir más uniformado, dejando de lado la decoración y ornamentación relacionado con la belleza, como una forma de sentirse parte de los grupos democráticos surgidos luego de la Revolución Francesa.
Segundo, se intentó simplificar la ornamentación por los nuevos puestos de trabajo que surgieron. De aquí vendrá la idea de que el hombre debe trabajar, mientras que la mujer estaba hecha para lucir y ostentar el éxito del hombre en dichos trabajos.
Tercero, derechamente, que el hombre se decorara era mal visto. El prejuicio de que la moda era cosa de mujeres ya estaba implantado en las mentes de la sociedad. La decoración estaba permitida para las mujeres y, es más, era una exigencia para ellas pues, entre mejor decorada estuviesen, mejor reputación tenía el marido (la mujer como adorno).
En consecuencia, con los años, esto hizo que existieran más diferencias entre los sexos. Quedó establecido por costumbre que era femenino que la mujer se decorara y masculino que el hombre no lo hiciera. Ya hablando en términos modernos, se estableció que la moda era cosa de mujeres.
Llevamos tantos siglos pensando así que tenemos una industria de la moda en que la mujer es protagonista, mientras que el hombre se mantiene en su caparazón. Esto ha traído consecuencias en la forma de comprar, tanto de hombres como de mujeres; así como en la oferta disponible, en el tipo de oferta, en la evolución de la moda para ambos sexos, en la forma de comunicarla y ofrecerla, en la forma de vivirla.
¿Es entonces el hombre una víctima? Para nada, esta situación prejuiciosa que llevó a la cosificación de la mujer en los siglos siguientes, fue una elección, una renuncia absolutamente voluntaria. Claro está, las generaciones actuales no tomamos esa decisión y por eso muchos nos hemos rebelado. Cada día que pasa el hombre participa más de la industria de la moda, muestra mayor interés, se arriesga y comienza a ser protagonista, volviendo a su origen.
Así también muchos influencers masculinos han apostado por la moda como su fuente principal de contenidos. Así llegamos a preguntarnos:
¿EXISTEN INFLUENCERS MASCULINOS?
Buena noticia: los hay, bastantes.
Nombres podemos dar varios, pero nos aseguramos de presentar algunos muy interesantes respecto al desarrollo de modelos de negocios. Dentro de los más representativos a nivel mundial encontramos:
- Scott Schuman – es The sartorialist. Activo desde el año 2005, es una autoridad dentro del mundo sartorial y de streetstyle. Contando con más de un millón de seguidores en instagram, plasma sus archivos en el sitio web thesartorialist.com, teniendo a su haber varios libros publicados que no bajan de un precio de 50 euros.
No vende ropa ni accesorios, como lo ha hecho Chiara Ferragni, pero su modelo de negocio consiste en explotar al máximo su blog, por el cual recibiría hasta 100.000 dólares al mes por concepto de anunciantes, como el mismo ha declarado.
Ha sido exitoso y su nombre suena, pero si vemos su perfil, no es él y su imagen lo que brilla, sino su trabajo como fotógrafo. No veremos su boda ni sus vínculos familiares, sino las capturas que él hace –de hombres y mujeres-, en la calle. Tengamos esto presente.
- Mariano Di Vaio – es un conocido modelo y blogger de moda, que tiene más de 6 millones de seguidores en instagram.
Es lo más similar que encontraremos a Chiara Ferragni. Se le destaca como uno de los primeros influencers masculinos, habiendo desarrollado modelos de negocios dentro de la industria de la moda, en el área textil y en accesorios. Presentado como el director creativo y propietario de la marca NOHOW y de Mariano Di Vaio Collection.
- Matthew Zorpas – es un modelo y consultor creativo, fundador de The Gentleman Blogger que tiene más de 187 mil seguidores en su cuenta de Instagram @matthewzorpas.
Podemos destacar la gran calidad de sus fotografías, cuidando cada uno de los detalles de estilismo y producción.
- David Gandy – es el modelo masculino por excelencia. Contando con casi un millón de seguidores en instagram, es el fiel representante del estilo británico.
Si nos damos cuenta, la mayoría de los casos masculinos mencionados tienen oficios que han desarrollado a la par de ser influencers. No han nacido influencers como ocurre en algunos casos con sus símiles femeninas (excepto Mariano Di Vaio), más bien, ser influencers ha sido una consecuencia de su trabajo.
Fotógrafos, modelos, profesionales dedicados al marketing, han comenzado la explotación de su gusto por la moda y de sus modelos de negocio aprovechando sus talentos y oficios, o bien, lo han hecho complementando sus trabajos. Dejando de lado esos inicios de Chiara Ferragni donde nos preguntábamos quién era, a qué se dedicaba, antes de profesionalizarse.
Por otro lado, vemos que no todos han optado por crear modelos de negocios basados en la venta de artículos textiles o accesorios. Si bien, participan de la industria de la moda, lo hacen por medio del marketing, la publicidad y el modelaje, con gran éxito.
Es en este punto en que nos queremos referir nuevamente a la historia. Joan Costa, en su libro titulado “La imagen de marca – un fenómeno social”, nos relata los antecedentes históricos en la formación de marcas. Así, es interesante que desde sus inicios y, sobretodo en la Edad Media, las marcas se ligaban al trabajo, al oficio y a la calidad que estos tuvieran, generando reputación. Antes del concepto de “empresa”, se desarrolló siglos antes el concepto de “corporativo” (del latín, corpus), que hacía referencia al trabajo artesanal –no industrial-, haciendo referencia al trabajo que cada persona efectuaba, por el cual se le reconocía, que era representado por marcas, las cuales de forma natural terminaban teniendo reputación.
En términos económicos, las marcas han tenido distintos propósitos a lo largo de la historia, pero sí creemos que ciertos elementos se han mantenido en el tiempo siendo aplicables al día de hoy.
En artículos anteriores hemos hablado de las tendencias y de cómo en un futuro cercano (incluso, hoy) las nuevas generaciones exigirán (o exigen) que existan influencers y marcas con alto nivel de contenido, que aporten a la sociedad. Así, los influencers masculinos que hemos señalado tienen fundamento suficiente, porque su reputación no la han obtenido por abrir una cuenta en Instagram y contar con muchos seguidores, sino por desarrollar un oficio de forma profesional. Y, tal como ocurría en la Edad Media, su marca pasa a ser sinónimo de trabajo y, la reputación, termina llegando por consecuencia.
¿QUÉ OCURRE EN ESPAÑA? EL EJEMPLO DE @ASEMPE
Para preparar este artículo tuvimos el placer de conversar con Alfonso Gómez Sempere, conocido en Instagram como @asempe.
Español, con sede en Madrid, influencer con todas sus letras, tiene más de 96 mil seguidores en su perfil. Profesional, participa de la industria de la moda trabajando en una agencia de marketing digital.
Respecto al tema que nos convoca, Alfonso está consciente de que existen tabúes para el hombre dentro de la moda. Si bien, reconoce que eso está cambiando es claro que “el hombre lo tiene más difícil de crecer”.
De por sí, hay menos hombres dedicados a este negocio, porque “hombres en moda no siempre encajan”. De todas formas, cuando hablamos de desarrollar modelos de negocios relacionados con moda, @asempe nos habla de ciertos aspectos que son necesarios de mencionar y que van de la mano con lo que ya veníamos hablando.
Primero, la actividad del influencer debe ser profesional.
Alfonso se dedica a generar contenido en sus redes sociales, principalmente, en Instragram y Youtube. ¿De qué forma beneficia la presencia en redes sociales? Porque se genera comunidad con intereses similares y, además, porque permite desarrollar el boca a boca que termina beneficiando a la creación de marcas.
Alfonso, quien se relaciona de forma constante con influencers por su trabajo, se refiere al “intrusismo” que existe en el ambiente. Muchas personas pretenden ser influencers para obtener cosas gratis, beneficios. Esto termina por ensuciar el enorme trabajo de muchos profesionales que se dedican a desarrollar sus perfiles. Y, tal vez, por los “intrusos” –aquellos que pretenden ser influencers sin ser profesionales en su actuar-, existen prejuicios sobre la labor que otros muchos realizan.
Si alguien tiene la idea de que el influencer es aquella persona que tiene seguidores en Instagram, que expone su vida, que recibe regalos de marcas, que espera y exige ir a los eventos gratis, alojarse en hoteles de forma gratuita, es cierto, existen. Y, personalmente, no creemos que puedan perdurar en el tiempo, porque no son profesionales y las empresas se han dado cuenta que no pueden confiar en ellos porque no siempre cumplen y, además, porque el beneficio que tendrán por las marcas colaborar con seres volátiles, sin contenido, no casi nulo. Estos influencers no desarrollan marca personal, no cuentan una historia coherente, no van con las tendencias y con lo que el consumidor está buscando y, definitivamente, no han leído ninguno de nuestros artículos.
Segundo, la importancia de los equipos.
Alfonso nos cuenta desde su experiencia cómo detrás de los profesionales que se dedican al marketing digital y, al poder de las influencias, hay mucha gente involucrada. Normalmente, cada gran influencer tiene un equipo que se ocupa de múltiples tareas: estilismo, fotografía, edición, negociaciones, contrataciones y colaboraciones, desarrollo de pautas, etc. Por supuesto, dependiendo del nivel al que llegue el influencer estas funciones pueden hacerlas más o menos personas, pero lo que Alfonso destaca es el actuar profesional que tienen.
Tercero, ligado con los modelos de negocios.
¿Empresas creadas por influencers que se dediquen a la venta de textiles y accesorios? @Asempe no lo ve imposible para hombres. Posiblemente, algún día, él también desarrolle la suya, no es algo que quiera descartar. De todas formas, en la actualidad, está dedicado a su agencia de contenidos, en lo que ocupa su tiempo.
Al igual que él, ya hemos visto el caso de The sartorialist que tiene modelos de negocios basados en la venta de sus libros y en la publicidad que pueda generar. O aquellos que efectúan colaboraciones con marcas por ser importantes modelos. Tal vez, el caso más particular y que se asemeja a Chiara Ferragni sea el de Mariano Di Vaio, quien ha obtenido visibilidad y reputación al compartir su vida personal.
De todas formas, es importante decir que, al igual que Ferragni, no se quedó solo en su exposición personal para obtener éxito, sino que le dio fundamento con el tiempo, al desarrollar una carrera de modelo y al convertirse en un empresario de la moda. Esas son actividades que ya están ligadas a su imagen de marca.
PROFESIONALIZARSE O MORIR
En conclusión, el que quiera ser exitoso con sus modelos de negocio debe darle contenido coherente, basado en trabajo y desarrollo de oficios (las marcas deben ofrecer algo)
Influencers que sean exitosos solo por subir fotos bonitas a Instagram, tarde o temprano, terminarán por desaparecer. Esto es lo que ocurre con aquellas personas a las que @asempe critica por darle mala reputación al gremio de influencers profesionales, aquellos “intrusos” que quieren conseguir beneficios momentáneos sin ofrecer nada de peso.
Por otro lado, los caballeros tienen mucha historia que contar en el desarrollo de modelos de negocios en la industria de la moda. Si bien, por temas culturales e históricos puede ser más lento el proceso, las generaciones que están siendo protagonistas de seguro lograrán romper con los prejuicios que las generaciones pasadas han dejado en una expresión cultural y lenguaje tan complejo como es la moda.
Para ayuda, más información o feedback, no dudes en escribirme a info@arielmontoya.cl.[i]
[i] Agradecemos a Alfonso Gómez (@asempe) por su tiempo y buena acogida en compartir sus opiniones para este artículo.
Este artículo se ha realizado por la redacción del equipo de EOB, si quieres contactar con nosotros mándanos un mail a info@enriqueortegaburgos.com