EL TRAJE DE FLAMENCA: DE TRAJE REGIONAL A ICONO DE LA MODA.
Hoy vamos a hablar del traje de gitana o de flamenca, se le conoce por ambos nombres, único traje regional que, con el paso del tiempo, se ha convertido en un icono de moda que se ajusta a las tendencias del momento y va evolucionando a la vez que las tendencias, hasta el punto de que, desde 1994, cuenta con su propia semana de la moda.
El traje de gitana es típico de la cultura andaluza y su historia está ligada a las ferias y fiestas de los pueblos y ciudades que, cada año, se celebran en Andalucía a partir de primavera.
Es, sin temor a exagerar, el atuendo más representativo de la cultura española, si bien sus raíces pertenecen sobre todo al pueblo gitano hasta el punto de que, por ejemplo, al emoticono de la bailarina de WhatsApp más que bailarina, deberíamos empezar a llamarla bailaora.
HISTORIA DEL TRAJE DE FLAMENCA.
Remontándonos muchos siglos atrás, las primeras representaciones de muchachas con faldas largas de volantes y corpiños ajustados datan de la civilización minoica (años 3.000-200 a. de C.), donde podemos encontrar estatuillas de terracota y marfil.
En 1254, el rey Alfonso X “El Sabio” autoriza la celebración en Sevilla de dos ferias, en primavera y otoño, en las que comercializar ganado y productos agrícolas.
con el paso de los años, estas celebraciones se van perdiendo hasta llegar a mediados del siglo XIX, cuando se retoma la celebración de estas ferias/mercados, si bien pasan a ser una única cita en el mes de Abril, explicando por qué con el paso del tiempo, la Feria del Ganado, que era como se llamaba en sus inicios, pasa a ser la Feria de Abril, debido al mes en el que se suele celebrar dicha feria.
El objetivo inicial de esta feria era atraer a gente de toda España y convertir a Sevilla en la cuna del mercado agrario y ganadero.
No obstante, esta feria no se limitaba solo a la venta y compra de ganado y productos relacionados, sino que se promovía el consumo de vino y comida para así facilitar el establecimiento de relaciones y la negociación y, además, celebrar el cierre de acuerdos comerciales. Estos rincones, donde se llevaba a cabo estas actividades con un componente lúcido, es el origen de las casetas actuales.
Los ganaderos y productores, durante la semana que duraba la feria, trasladaban sus actividades cotidianas y su vida social a ellas. Es por eso que entre los sevillanos está extendido el dicho de que la caseta es la casa de los sevillanos en la semana de Feria.
Era tradicional que las mujeres acompañaran a sus maridos a estos mercados y es, gracias a la indumentaria que ellas vestían, que hoy podemos hablar del traje de flamenca.
En el día a día, para las tareas cotidianas del hogar, la vestimenta se ceñía a una especie de bata a las que con el paso del tiempo no tardaron en customizar, dándoles colores, bordados, volantes, etc. Estas batas eran las que lucían también para acudir a estas ferias, añadiendo todo tipo de complementos en función de la situación social.
Por ejemplo, llevar la flor en el pelo se debe a que estas mujeres adornaban sus cabellos con flores silvestres que iban encontrando por el camino perfumándolas para largos viajes con escasos medios para aseo personal –algo además, habitual en esa época-. Entre las flores más típicas destacan los claveles rojos y blancos POR QUÉ.
Con el paso del tiempo y la propia evolución de los mercados, se fue abandonando la idea de feria de ganado y feria comercial y se fue viendo sustituida por una feria social de diversión, atrayendo a gente de todas las clases.
Las mujeres de la alta sociedad se interesaron por estas batas, ya que realzan la figura femenina.
No fue hasta unos 80 años después, con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 cuando estas batas se convirtieron en el atuendo oficial para ir a la feria y en el traje regional por excelencia. Además, constituyó un gran paso para el flamenco, ya que fue el año donde se profesionalizó el flamenco.
El traje de flamenca ha supuesto una revolución de estilos: escotes más o menos pronunciados, mangas de tirantes o francesas, volantes en las faldas y en las mangas, con o sin lunares, colores vivos o más apagados, vestidos cortos o largos, diferentes tejidos, etc. Las combinaciones son infinitas y, si a esto le sumamos las posibilidades con todos los complementos (mantoncillos, flores, pendientes, collares, peinetas, pulseras, zapatos…), se nos abre un mundo de ideas sin fin.
EL TRAJE DE FLAMENCA COMO REFERENTE
Gracias a la globalización y a los medios de comunicación, el traje de gitana experimenta gran fama a nivel mundial.
Nunca se vio a estrellas del cine, mujeres de la realeza que vistieran otro traje típico español que no fuera el de flamenca: Ava Gardner, Gracia de Mónaco, Reina Sofia, la reina Máxima de Holanda son sólo algunas de ellas.
Sus diseños y estampados luminosos y llenos de color, han servido de inspiración para colecciones de diseñadores como Yves Saint Laurent, Armani o Victorio & Lucchino, entre otros. De hecho, la colección de primavera/verano de 2015 de la firma de moda italiana Dolce & Gabbana fue definida por Vogue Runway como unos conjuntos “listos para matar”, con inspiración flamenca y de las corridas de toros: flores en el pelo de las mujeres, lunares como el estampado tradicional de los trajes, chaquetas imitando las de los toreros o el típico traje de corto para hombres e incluso accesorios de oro imitando los decorativos de Semana Santa.
Estos dos diseñadores pusieron a España en el centro de la inspiración e hizo que muchos otros se empezaran a fijar en el flamenco y en la cultura española, pero sobre todo, andaluza.
EL SALÓN INTERNACIONAL DE LA MODA FLAMENCA
No hay ningún otro traje típico regional, ni español ni internacional, que genere tanto dinero y actividad económica a su alrededor como el traje de gitana.
En 1994 tuvo lugar, en Sevilla, el primer Salón Internacional de la Moda Flamenca (SIMOF). La idea fue hecha realidad por la empresa “Doble Erre”, cuya fundadora y actual directora es Raquel Revuelta.
Esta firma, según su web surgió con “el objetivo de responder a la carencia de centros de formación para profesionales del mundo de la moda en Andalucía, así como para formar a futuros profesionales del sector de las Relaciones Públicas, el Turismo y la Publicidad”.
Con la creación de SIMOF se buscaba darle el merecido espacio, dentro del mundo de la moda, al famoso traje regional y hacerlo en un lugar donde apenas existía presencia de este sector, el sur de España.
Poner en marcha la idea y posicionarla como referente en el sector llevó bastante tiempo. No era fácil dar imagen y sentido a una actividad con mucha tradición detrás que, además, se centra en un tipo de ropa cuyo uso es limitado a una semana al año. Costureras y modistas que trabajaban en casa, de repente se vieron puestas bajo los focos.
La creación individual y a medida de cada traje para cada cliente fue sustituida por la confección de colecciones completas que iban a ser presentadas e iban a tener un impacto mediático cada vez mayor.
De ser un evento privado, las dimensiones que iba adquiriendo y el deseo de participar de cada vez más diseñadores, periodistas y profesionales del sector, puso de manifiesto la necesidad de apoyo por parte del sector público, por lo que, con el paso del tiempo, el Ayuntamiento de Sevilla asumió su gestión.
En la actualidad se confeccionan más de 1.500 trajes para los desfiles y, aunque recibe muchas críticas por la frivolidad que envuelve al sector de la moda, su fundadora siempre ha defendido este evento amparándose en la cantidad de puestos de trabajo que se crean y en cómo esta muestra ha servido para dar reconocimiento a unos trabajos que llevan existiendo años.
La última edición, celebrada en Sevilla en 2020, atendió a compradores procedentes de Rusia, Italia, Japón, Francia, China o México entre otros.
Periódicos como The New York Times o The Guardian suelen incluir fotos de los desfiles en sus páginas.
El SIMOF tiene lugar en FIBES, el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, todos los años entre la última semana de febrero y las primeras de marzo.
EL SECTOR DE LA MODA FLAMENCA EN LA ACTUALIDAD
En la actualidad, como tristemente la mayoría de sectores de la economía española, el de la moda flamenca se enfrenta a una grave crisis económica. Encara su segundo año sin ferias locales y el panorama no muestra señales de mejoras a corto plazo. Al ser un sector tan estacional, la gente vive de lo que gana en los meses de primavera.
A esto hay que añadirle el cambio en las tendencias de consumo. Antes de la crisis de 2008, lo normal era comprar un traje por año, llegando muchas mujeres a acumularlos y a poder permitirse el no repetir el mismo durante toda la semana. Ahora lo habitual es llegar a amortizar y que te dure dos, tres o incluso cuatro años.
El 26 de febrero de este mismo año, trabajadores de todo el sector se unieron para protestar ante las dificultades económicas de un sector que ha sido olvidado.
Además de todo esto, es importante no olvidar en ningún momento el origen humilde que tiene este traje, la etnia gitana sigue luchando por su integración en la sociedad en casi toda España, pero debemos tener presente que parte de nuestra cultura, de nuestras tradiciones y de lo que nos define como españoles es gracias a ellos.
De lunares, de colores lisos, con flores, hay miles de combinaciones posibles, el mío es entero rojo y con esto del COVID no hay nada que me apetezca más que meterme en él, y vosotros ¿alguna preferencia?
Este artículo se ha realizado por la redacción del equipo de EOB, si quieres contactar con nosotros mándanos un mail a info@enriqueortegaburgos.com