Enrique Ortega Burgos

CRISTÓBAL BALENCIAGA: SU BIOGRAFÍA PARTE 1

 

CONOCE LA BIOGRAFÍA DEL DISEÑADOR Y MAESTRO DE LA MODA ESPAÑOL CRISTÓBAL BALENCIAGA

 

En esta entrada comenzamos con la primera parte de una serie dedicada a la vida y trayectoria de quien es considerado el Maestro del haute couture por excelencia: el español Cristóbal Balenciaga, cuyas obras y técnicas han marcado la forma de vestir de la segunda mitad del siglo XX, y su legado aún sigue vigente  a través de los diseñadores de modas de la actualidad que aún siguen sus técnicas.

Cristóbal Balenciaga es un creador profundamente marcado por su país España, siendo  las corridas de toros, pintores como Velásquez y la influencia religiosa (tan importante en la España de los principios del siglo XX) temas recurrentes en sus  diseños, los cuales, además, han trascendido el ámbito de la moda y se han transformado en obras de arte exhibidas en prestigiosos museos de mundo como el MET de Nueva York. Pero, actualmente, una gran cantidad de sus obras las podemos ver en su propio museo.

El Museo  Cristóbal Balenciaga, ubicado en su pueblo natal, que sin duda aumenta el gran acervo cultural del cual goza España.

Un hombre elegante, reservado, con una pasión por su trabajo que llegaba a niveles de una dedicación religiosa, quien, además, no dudó en transmitir sus conocimientos a  sus pupilos, entre quienes se encontraban futuras figuras de la moda como Hubert de Givenchy, Emanuel Ungaro y Oscar de la Renta.

 

Sin duda  Cristóbal Balenciaga  es el gran creador del haute couture moderno. Así que comencemos a conocerlo:

 

CRISTOBAL BALENCIAGA: SUS HUMILDES ORIGENES.

 

 

Costa de Guetaria, en Guipúzcoa, País Vasco, pueblo de origen de Cristóbal Balenciaga.

 

Cristóbal Balenciaga Eizaguirre  nació el 21 de enero de 1895, en un pueblo costero llamado Guetaria, ubicado en Guipúzcoa, País Vasco.  Hijo de José Balenciaga, quien era pescador y alcalde del pueblo (y en algún momento llegó a servir como escolta de la Familia Real), y de Martina Eizaguirre, quien era costurera y una de las mayores influencias de su vida. Cristóbal era el menor de los hijos del matrimonio Balenciaga-Eizaguirre, los mayores eran Agustina y Juan Martín Balenciaga.

Cuando el pequeño Cristóbal tenía 11 años, su padre falleció durante su faena de pescador. Esto hizo que Martina tuviera que ser la cabeza del hogar Balenciaga y sostener a sus tres hijos. Para ello, se dedicaba a la costura  y también se dedicaba a dar clases de costura a las jóvenes del pueblo.

Es interesante señalar que, según los convencionalismos de la época, la familia debía vestir de negro durante mucho tiempo como señal de duelo por la perdida. Esto tendría influencia en el estilo que más adelante desarrollaría el futuro maestro de la costura.

Regresando a su infancia, en esta época el joven Balenciaga ya estaba comenzando a demostrar su preferencia y talento para la costura, siendo su madre quien le enseñó a confeccionar ropa, y  a los 12 años el niño Balenciaga ya cosía ropas de forma magistral. Por lo que su elección de vida fue tempranamente la costura, evitando el destino de los jovencitos de la época de su pueblo,  que era dedicarse al oficio de su padre o a la vida religiosa.

 

BALENCIAGA Y LA MARQUESA DE CASA TORRES.

 

 

La Marquesa de Casa Torres, la «descubridora» de Balenciaga

 

En Guetaria veraneaba, en una villa llamada Vista Ona, una de las familias más aristocráticas de España: los Marqueses de Casa Torres, siendo la Marquesa, Micaela Elío y Magallón (quien sería abuela de la reina Fabiola de Bélgica), la clienta más distinguida de Martina Eizaguirre, quien le  hacía vestido durante sus estancias estivales.

El joven Balenciaga ya admiraba  la elegancia de la Marquesa de Casa Torre. En una de sus escasas declaraciones a la prensa, el Maestro dijo:

“Mi suerte fue que en mi pequeño pueblo (Guetaria, Guipuzcoa), cercano a San Sebastián, se encontraba la residencia de verano de una gran dama, la marquesa de Casa Torres. Yo no tenía más que ojos para ella cuando llegaba a la misa el domingo, bajándose de su tílburi, con sus largos vestidos y sus sombrillas de encaje”.

La gran oportunidad llegó para el joven Balenciaga, un día que su madre se sentía indispuesta y le encargó ir a la villa de la Marquesa, allí, según declaraciones de una de las descendientes de la Marquesa a la revista Telva, le preguntó al adolescente cómo pensaba ayudar a su madre, el joven le dijo que podría hacerle trajes tan bonitos como el que ella llevaba si tuviera el lino suficiente.

 

 

La Marquesa le dio al joven varias piezas de lino y el mismo vestido para que lo copiara. La Marquesa quedó tan encantada con el resultado de lo realizado por Balenciaga, que desde ese momento se convirtió en su primera clienta y en su mecenas. Todo sucedió teniendo Cristóbal Balenciaga apenas 12 años de edad.

La Marquesa de Casa Torre fue la otra gran influencia para Cristóbal Balenciaga, además de su madre, ya que ella fue quien lo puso en contacto con las telas de lujo  y las obras de artes que tenía en su palacio, y también accedió al mundo de la aristocracia española. El joven disfrutaba estar horas en el guardarropa de la Marquesa acariciando los encajes, examinando cada pliegue y cada punto de aquellos trajes.

Sin la intervención de la Marquesa de Casa Torres sería difícil saber qué hubiera pasado con el talento de Cristóbal Balenciaga. Y, por otra parte, comenzó una relación entre el creador y toda la familia de la Marquesa, que se extendería a su descendencia.

 

 

LOS INICIOS FORMALES DE CRISTOBAL BALENCIAGA EN LA MODA.

 

 

Gracias a los contactos de la Marquesa de Casa Torres, Cristóbal Balenciaga consiguió sus primeras clientas dentro de la aristocracia española, inclusive dentro de la propia familia de la Marquesa, ya que su hija, Blanca, tan solo tres años mayor que el  futuro Maestro, le encargaba la creación de todo su guardarropa.

En el año 1908, contando con apenas 13 años, y gracias a la intervención de la Marquesa, Cristóbal Balenciaga se traslada a San Sebastián, o Donostia, como también es conocida la ciudad,  donde fue aprendiz para una casa de costura en dicha ciudad de la cual la Marquesa era asidua.

Tres años más tarde, 1911, Cristóbal Balenciaga viaja por primera vez a Francia para perfeccionar su aprendizaje del francés. En ese mismo año, el joven comenzó a trabajar como sastre en   la sucursal ubicada en San Sebastián de los célebres talleres franceses Au Louvre.

En Au Louvre, Balenciaga pasó de ser un sastre bajo las órdenes de Mademoiselle Victoria a ser jefe del taller en tan solo dos años.  Debido a esta posición, Cristóbal Balenciaga comenzó a viajar más frecuentemente a París, donde conoció la sede central de Au Louvre, pero también,  comenzó a entrar en contacto con el medio de la moda francesa.

 

LAS PRIMERAS EMPRESAS DE CRISTOBAL BALENCIAGA.

 

 

 

Después de su paso por Au Louvre, Balenciaga trabajó por un corto tiempo en Burdeos. Sin embargo, decidió que quería abrir su propia casa de modas en San Sebastián. En este sentido,  a finales de la década, es decir en 1917, teniendo solamente 22 años, el creador abrió su propia casa de modas denominada  C. Balenciaga, la cual  se encontraba ubicada en la Calle Vergara N°2 de San Sebastián.

En este punto, es importante resaltar que la ciudad de San Sebastián estaba viviendo una especie de Belle Epoque, un periodo que de esplendor que comenzó cuando la reina Isabel II  empezó a pasar  los veranos en dicha ciudad. Sin embargo, sería con la reina María Cristina, quien trasladó la Corte Española a San Sebastián después de la muerte de su esposa, Alfonso XII. Esto le otorgó nuevos aires a la ciudad, por lo que se construyeron obras arquitectónicas como el Palacio de Miramar, que fue nombrado monumento histórico español, y el Casino de San Sebastián (actual sede del ayuntamiento de la ciudad), construido en 1887, a imagen del célebre Casino de Montecarlo, le dio más glamour a la ciudad.

Debido a la Primera Guerra Mundial, San Sebastián se convirtió en la ciudad más cosmopolita  de Europa, atrayendo a visitantes tales como Mata Hari, León Trotsky, Romanones y, por supuesto, la aristocracia y realeza española. Es en este contexto donde Cristóbal Balenciaga hace su debut formal en la moda.

Al año siguiente de la constitución de C. Balenciaga en 1918, se le unen como inversionistas en la empresa las hermanas Benita y Daniela Lizaso, siendo la empresa rebautizada como Balenciaga y Compañía, una sociedad mercantil limitada con una vigencia de seis años.

 

 

La reina Victoria Eugenia, una de las primeras royals clientes de Balenciaga

En el contexto que hemos explicado, Balenciaga se está labrando un nombre entre los miembros de la aristocracia española, inclusive llegando a vestir a la reina Victoria Eugenia, la esposa de Alfonso XIII, y a la reina madre María Cristina.

En el año 1924 es disuelta la empresa, por lo que el creador constituye una nueva empresa en solitario, denominada Cristóbal Balenciaga, domiciliada en el número 2 Avenida Libertad de San Sebastián. En esta nueva empresa, Balenciaga llega a tener 71 empleados (68 mujeres y 3 hombres).

En esta época, Balenciaga comenzó a frecuentar París nuevamente, pero esta vez, adquiría creaciones de los prestigiosos couturiers franceses, los cuales se convierten en base de sus propias creaciones. También es en estos viajes donde comienza a hacerse conocido por los creadores franceses. Entre los modistas franceses  que más admiraba Balenciaga se encontraban Gabrielle Chanel (con quien llegaría a tener una gran amistad que los uniría toda la vida de ambos), Vionnet y Louise Boulanger.

Ya Balenciaga se fue estableciendo como el modisto más importante de San Sebastián, de hecho, en su boutique se vendía tanto sus creaciones como las de los modistos más importantes de París.

En el año 1927, Cristóbal abrió un segundo taller, denominado en un principio Martina Robes et Manteaux (en honor a su madre Martina Eizaguirre), la cual estaba domiciliada en la Calle Oquendo  10, piso 1. Posteriormente, en octubre de ese año, la rebautiza como EISA Costura (en otro guiño a su madre).

Pero esta nueva empresa, en vez de estar dirigida a sus clientas aristocráticas, se enfocaba a  las damas de la clase media de San Sebastián, por lo que ampliaba su ámbito comercial.

En el año 1931, cayó la monarquía española, lo que significó que gran parte de su clientela se exiliara del país debido al advenimiento de la Segunda República  Española, lo que hace que Balenciaga deba replantearse toda su estrategia comercial.

En la  próxima parte de la vida de Cristóbal Balenciaga, veremos como el gran Modisto afrontó una de las épocas más turbulentas de la historia española, y cómo la catastrófica Guerra Civil significó su gran entrada a la internacional moda parisina.

 

 

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